Los cartuchos se acaban para salvar la central de Fukushima. Las complicaciones de los últimos días con la detección de plutonio en el agua de la planta o el gran aumento de radiactividad en el mar, han provocado que el Gobierno empiece a plantearse medidas a contrarreloj para atajar la crisis nuclear.
Las autoridades japonesas contemplan "todas las alternativas" para estabilizar la central nuclear de Fukushima y estudia la adopción de algunas de las medidas que se han filtrado a la prensa, según ha anunciado este miércoles su portavoz, Yukio Edano, en una comparecencia pública.
Entre estas medidas se encuentran el despliegue de una tela especial sobre la planta para evitar la emisión de partículas radiactivas a la atmósfera y la utilización de un buque para almacenar de forma temporal el agua contaminada.
Además, Tepco, la compañía dueña de la central, ha anunciado que ante la imposibilidad de controlar los reactores 1, 2, 3 y 4 se procederá a desmantelarlos, aunque no saben todavía cómo hacerlo. Mientras, el Gobierno ha pedido que sean cerrados todos.
Otras las opciones que baraja el Ejecutivo japonés y la compañía eléctrica Tepco es la construcción de un sarcófago que cubra los reactores dañados de la central. Una técnica que ya se utilizó en Chernóbil y que tampoco ha sido descartada, aunque sería la última alternativa a tomar, según han declarado varios expertos.
En Chernóbil, un ejército de trabajadores enterró la central primero con arena, acero y hormigón. El problema es que el sarcófago contendría la radiactividad sólo por un tiempo.
La compañía Tepco ha aceptado la ayuda de expertos del grupo francés Areva, especializado en la descontaminación de residuos radiactivos. Además el Gobierno de EEUU ha puesto al servicio de Japón robots especiales capaces de soportar altos niveles de radiación.
"Nos enfrentamos a una situación sin precedentes y tenemos que considerar diferentes estrategias, más allá de lo que normalmente hacemos", dijo un miembro del Gobierno.
Desde el lunes las autoridades niponas se enfrentan a dos grandes problemas en la central. Por un lado, la creciente radiactividad derivada de una posible fusión parcial de las barras de combustible; y, por otro, la radiación hallada en el agua que rodea a las instalaciones y el mar.
El nivel de yodo radiactivo en aguas del mar cercano a la central nuclear de Fukushima supera 3.355 veces el límite de seguridad, lo que supone la concentración más alta hasta el momento.
Las muestras tomadas ayer a 330 metros al sur de una salida de agua próxima a los reactores 1 a 4 de la central revelaron un fuerte incremento del isótopo 131 del yodo respecto al fin de semana, cuando llegaron a ser 1.850 veces superiores a lo normal.
Los técnicos de Tokyo Electric Power (TEPCO), operadora de la planta de Fukushima Daiichi, están estudiando varios modos para evitar que la radiactividad se filtre al mar, especialmente los isótopos más longevos del yodo o el propio plutonio.
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