De aquí a 20 años, en muchas zonas de China y la India, el número de hombres jóvenes se excederá entre un 10% y un 20% al de mujeres. Un desequilibrio social que tendrá consecuencias en la salud de la población. "La imposibilidad de un porcentaje significativo de varones para encontrar pareja les afectará psicológicamente", advierte un estudio publicado en 'Canadian Medical Association Journal'.
En este tipo de países, argumentan los autores, del Centro de Salud y Desarrollo Internacional del University College London (Reino Unido), la preferencia por tener hijos en vez de hijas es muy común. "Se presume que los varones tienen alta capacidad de trabajo (especialmente en naciones cuya economía se basa en la agricultura) y, normalmente, son los que adquieren la responsabilidad de cuidar a los familiares enfermos y mayores".
Una discriminación contra el sexo femenino que se hace efectiva incluso antes de nacer, ya que muchas familias optan por el denominado aborto selectivo. Es decir, en cuanto las pruebas determinan que su futuro bebé será una niña, deciden poner final al embarazo. Pero no todas las mujeres tienen acceso a dichas pruebas, por lo que, en numerosos casos, cuando el recién nacido resulta ser 'ella', comienza una vida de desnutrición y ausencia de cuidados sanitarios, que, desgraciadamente, termina en muerte prematura.
De una u otra manera, la consecuencia es la misma: el número de hijos se incrementa muy por encima de las pequeñas. Si lo normal es que nazcan 105 varones por cada 100 féminas, en Corea del Sur, por ejemplo, en 1992 nacían 125 por cada 100. En 2005, China registró una tasa de natalidad de 121 hombres por cada 100 mujeres, es decir, 1,1 millones más de niños que niñas. Una situación que, a medida que pasa el tiempo, tiene dos consecuencias directas. "Debido a la escasez de mujeres, buena parte de la población no podrá emparejarse y tener descendencia", asegura Therese Hesketh, profesora de University College London. Y añade: "Esto puede causar problemas psicológicos y posiblemente incremente la violencia y el crimen".
Conflictivo
"Siempre que hay cambios de esta magnitud, es bastante lógica la aparición de manifestaciones conflictivas. Habrá mayor competencia y más dificultad para formar una familia", señala a ELMUNDO.es Guillermo Fouce, doctor en Psicología y coordinador de Psicólogos sin Fronteras.
El hecho de que haya muchas menos mujeres, agrega, "repercute en un cambio de roles, es decir, el hombre tendrá que adaptarse a un nuevo espacio de actuación e incluso cambiar sus expectativas. Si no fuera capaz de encajar en esta 'nueva realidad', puede influirle de forma negativa, con frustraciones, problemas de salud y también para relacionarse con el resto de las personas que le rodean". En casos extremos, el afectado podría empezar a consumir alcohol en exceso, mostrar actitudes más violentas o tomar sustancias tóxicas.
"La imposibilidad de casarse podría hacer a estos jóvenes varones más vulnerables", tal y como señala el artículo. La solución la tienen los gobiernos, los únicos capaces de poner en práctica dos medidas fundamentales: la prohibición de los abortos selectivos y el desarrollo de campañas públicas para cambiar las prefencias paternales.
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