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sábado, 26 de febrero de 2011

Cuando todo vale por una exclusiva

CASO MARI LUZ | Polémica entrevista en 'El programa de Ana Rosa'

Cuando todo vale por una exclusiva

En 'Primera plana', Hildy Johnson esconde al asesino confeso Earl Williams en su escritorio para tener en exclusiva las declaraciones del prófugo. Telecinco no ha llegado a tanto en el caso Mari Luz, pero casi.

Ana Rosa Quintana consiguió este viernes la confesión que los jueces no habían logrado. Un plató de televisión convertido en tribunal de justicia. La intrahistoria de la confesión de Isabel García en 'El programa de Ana Rosa' (Telecinco) pone en cuestión los límites del periodismo.

Elmundo.es ha tenido acceso a lo que no se vio de la polémica entrevista. A las imágenes de la esposa de Santiago del Valle durante los cortes publicitarios, que van del desfallecimiento a las súplicas inclementes porque dejen de grabarla.

Según ha podido saber este diario, miembros de la productora Cuarzo han acompañado a Isabel García día y noche durante los últimos días. Desayunos, comidas y cenas junto a ella para evitar que pudiera aparecer en el plató de otra cadena.

Coincidiendo con el último día del juicio al presunto asesino de Mari Luz Cortés, un equipo del programa se desplazaba con su mujer a un parque en la madrileña avenida de Brasilia. Dos horas de directo hicieron el resto. Isabel García, que sufre un retraso mental, se derrumbaba y confesaba el crimen de su esposo ante las preguntas que recibía del plató del programa. Objetivo logrado.

Tras el programa, el periodista Nacho Abad la llevó personalmente a la comisaría de Canillas para que repitiera su confesión ante la policía. El trabajo había acabado.

Sin embargo, las imágenes de lo que la audiencia no pudo ver de la entrevista demuestran este proteccionismo. "No sé dónde estoy, no puedo decirte donde estoy", dice Isabel García por teléfono a una conocida ante los gestos claros de una productora del programa para que no revele el lugar. "No le digas nada", insiste la redactora.

Hundida después de la confesión y sentada en el suelo, empieza a suplicar que apaguen las cámaras. "No quiero más cámaras, Patricia, por favor, que me quiten las cámaras", dice sollozando, mientras la redactora trata de tranquilizarla a la vez que le pide al cámara que siga grabando.

Pese a todo, García volvió a entrar en directo en el programa por última vez, antes de que la redactora afirme: "Me la voy a llevar porque no me la va a quitar nadie. Y no va a hablar con nadie más".

"Hay que estar con ella, constantemente, en todo momento", insiste una de las personas del equipo mientras trata de calmarla con un "ya tengo el hotelito en Torrelodones, al lado de tu residencia". Objetivo amortizado.

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