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jueves, 2 de septiembre de 2010

El ladrón de trenes roba un autobús

Un hombre, que en 1981 logró hacerse con los mandos de un convoy del metro de Nueva York lleno de gente y llevarlo furtivamente hasta el World Trade Center, ha sido detenido esta vez por robar un autobús y conducirlo hasta el aeropuerto JFK, en lo que es su vigésimo séptima detención por incidentes como éste.

La Policía de Nueva York confirmó el miércoles que el neoyorquino Darius McCollum, que padece problemas de autismo, ha afrontado 27 detenciones en las últimas tres décadas, en las que se ha hecho un nombre entre las fuerzas de seguridad de Nueva York por su especial obsesión por conducir sin permiso vehículos del transporte público.

McCollum, de 45 años y residente en el barrio de Harlem, accedió al lugar donde la compañía New York Trailways guarda los autobuses en Hoboken (Nueva Jersey) con los que ofrece distintas rutas y, sin problema aparente, se metió en uno de los vehículos, que tenía las llaves puestas, y lo condujo hasta el JFK.

La Policía de Nueva York fue capaz de seguirlo gracias al sistema de GPS del vehículo y detuvo en el barrio de Queens a este hombre cuando ya estaba de regreso del aeropuerto neoyorquino y planeaba volver al lugar del que sustrajo el autobús.

"Ama a los trenes más que a nada. Los autobuses son su segunda opción. También le gustan los aviones, pero por el momento no ha podido llegar a meterse en uno", explicó al diario neoyorquino la madre del detenido, Elizabeth McCollum, quien señaló que su hijo padece el síndrome de Asperger.

McCollum, que colecciona uniformes de los empleados de los distintos sistemas de transporte público del área de Nueva York, podría enfrentarse ahora a una pena máxima de 15 años de cárcel si se le halla culpable de varios delitos relacionados con el robo de autobuses y con el peligro que supuso su última aventura para el resto de conductores o los posibles usuarios que podría haber recogido.

Su nombre saltó a la fama en 1981, cuando con tan sólo 15 años fue detenido tras hacerse con los controles de un tren de la línea E del metro de Nueva York y lo condujo lleno de gente hasta la parada que había a los pies de las Torres Gemelas.

En los años siguientes, podían encontrarse carteles con su fotografía en las estaciones del metro de Nueva York para que los usuarios alertaran de su presencia, ya que en más de una ocasión se disfrazó de empleado del metro y actuó como tal.

McCollum, que había conseguido hacerse con una identificación de la Autoridad del Transporte Metropolitano de Nueva York (MTA), pasó dos años en la cárcel por hacerse pasar por un supervisor de un tren en la Gran Manzana y llegar a acceder a los controles de la estación de la calle 57 en Manhattan.

El resto de detenciones se debió a que se hizo pasar por revisores y personal de estaciones de los varios sistemas de transporte público del área de Nueva York.

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