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viernes, 20 de agosto de 2010

Solo la industria farmacéutica se libró de la debacle de 2009

El año 2009 fue para olvidar en el sector industrial. El gran pilar de la economía catalana sufrió un auténtico terremoto. Cayó la producción, cayeron las ventas, cayó la inversión desde el extranjero y cayó, sobre todo, el empleo. Sólo un pequeño oasis resistió en medio del desierto económico: la industria farmacéutica y de biotecnología, que incluso logró crecer.

La producción farmacéutica, según el informe anual de la industria catalana que publica la Generalitat, creció el 8,1%. Además, mantuvo la ocupación estable y se mostró como el subsector, junto con la biotecnología, que más destinó a innovación. Todo un ejemplo para el tan perseguido nuevo modelo productivo. El problema es que, pese a su buena marcha y a que Cataluña, según el informe "concentra cerca del 50% de la industria farmacéutica de España", su peso en el conjunto de la industria no fue suficiente como para tirar del resto de subsectores. Farmacia y biotecnología ocupan al 4,4% de los empleados industriales de Cataluña, mientras que la industria alimentaria, por ejemplo, acapara más del 20%. Si se mira en conjunto, en el sector se perdieron 17 de cada 100 empleos.

La riqueza que aporta la industria a Cataluña, el PIB industrial, disminuyó en 2009 el 12,9%, "el peor dato de toda la serie disponible, que comenzó en 1980", señala el estudio anual. Si se mira trimestre por trimestre, añade más optimista, se aprecia que los peores momentos se registraron durante el primer semestre, mientras que al final de 2009 la actividad comenzó a remontar, con caídas menores, del 5,1%.

Asia, mejor cliente

Las exportaciones industriales también menguaron, el 18,2% hasta los 41.158 millones de euros vendidos al exterior. La crisis del sector del automóvil tuvo su influencia, ya que se exportaron el 29,9% menos de coches. Pese a todo, algunos países mejoraron el comercio con Cataluña. China, por ejemplo, aumentó las importaciones el 15%, hasta los 547 millones de euros.

Del mismo modo, mientras que antes de la crisis la mayoría de las inversiones en Cataluña procedían de la Unión Europea (9 de cada 10 euros), ahora únicamente son europeos 7 de cada 10, dejando paso a la llegada de capitales de Asia y Oceanía. Aun así, no ha sido suficiente para mantener las inyecciones de capital transfronterizas, que registraron una caída del 41,4%.


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