La constante emigración y otras cuestiones demográficas "no tienen una sola causa, aunque la mayoría de los entrevistados lo atribuyen a motivos económicos y sólo una minoría a razones sociales", dijo Jaime Mezzera, presidente del independiente Instituto Rumbos, al presentar el libro "Liderazgos y políticas de población".
El trabajo, que reúne la opinión de figuras de diversos sectores de la sociedad uruguaya sobre la situación demográfica del país, contó con el apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa).
La representante de esa agencia y nueva coordinadora residente del sistema de la Organización de las Naciones Unidas en Uruguay, Susan McDade, señaló que para el foro mundial son de vital importancia los problemas demográficos, en el marco por alcanzar los Objetivos de Desarrollo para el Milenio.
"Uruguay va muy bien. Ha logrado varios de los ODM. Lo curioso es que a nivel subnacional hay retos, como en todos los países de medianos ingresos. Los problemas demográficos, como el envejecimiento de la población, inciden en la posibilidad de desarrollo y en el logro de las metas", explicó.
"De los varios ejemplos, uno es la lucha contra la pobreza. Uruguay es un país con muchos programas sociales. Si no hay suficiente gente que trabaje en el sector productivo, esto reduce lo que se pueda generar como ganancias para el Estado a través de la recaudación fiscal, y esto a su vez limita las inversiones públicas", dijo a IPS.
Una parte importante de los entrevistados asoció la emigración con las crisis políticas y económicas de los años 60 y 70, pero también señalaron otras causas, como el interés por conocer lo que sucede en otras partes del mundo y las actuales facilidades para viajar.
La senadora Lucía Topolansky, invitada a la presentación del libro, subrayó como principal factor del vaciamiento "la falta de conciencia colectiva y de sentido de pertenencia" de los uruguayos hacia su país.
"La mayoría de nosotros descendemos de inmigrantes. Quizás traemos la emigración dentro de un chip inconscientemente", añadió.
Este país recibió gran cantidad de inmigrantes europeos en la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX, principalmente de España e Italia.
Pero desde los años 60, debido a sucesivas crisis económicas, el autoritarismo que derivó en la dictadura cívico militar de 1973 a 1985 y al estancamiento productivo, con fuerte desempleo y descenso de los salarios reales, los uruguayos pasaron primero a emigrar hacia los países vecinos y luego a engrosar los contingentes de latinoamericanos con destino a Estados Unidos y Europa.
"Los emigrantes uruguayos tienen una característica particular, y es la falta de valores comunitarios. No sé si los uruguayos tenemos fuerza de pertenencia (...) Hay gente que emigra por Internet. Se sienta en la computadora, hace una red de amigos y se compra el boleto. La sociedad no tiene fuerza para retenerlo", indicó Topolansky.
Cada año hay 47.000 nacimientos en este país de 3,2 millones de habitantes, y mueren unas 32.000 personas, mientras que 12.500 de las que están en edad activa emigran al exterior en busca de un futuro mejor.
"El uruguayo que emigra tiene otras características. El ecuatoriano viaja él solo y envía remesas de dinero a su familia que se queda en su país. El uruguayo, en cambio, viaja con toda su familia, incluso con los más ancianos", sostuvo.
Topolansky, senadora por la coalición gobernante Frente Amplio, reconoció que "no ha habido políticas de Estado en los últimos 20 años" para abordar este problema, y afirmó, en coincidencia con Mezzera, que el principal desafío es lograr que la sociedad lo reconozca como tal.
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