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martes, 12 de enero de 2010

TIMBA: Apuestan US$ 8 millones por día en los casinos de Punta del Este

Recién bañado, con mucho perfume francés y dispuesto a dejar otros US$ 1.500. Esa parece ser su cábala y la respeta a la perfección, aunque desde que llegó a Uruguay no pudo desquitar lo que viene apostando.

Son las 4.30 de la mañana. El extranjero de pantalones blancos y camisa azul a rayas vuelve a entrar al casino, puntual, como todas las noches de la última semana.

La sala de Conrad abarca el 80% del mercado de las apuestas y mueve US$ 6 millones por noche. El Nogaró promedia US$ 850.000 y Mantra alcanza a US$ 750.000. Además, en la pequeña sala del shopping se juegan US$ 350.000 por día.

0.30 AM. Es demasiado temprano para ir al casino. En la sala de Mantra se escucha más la música disco que ambienta el lugar que las monedas cayendo contra las bandejas metálicas. Casi nadie juega slots a esa hora. Las mesas de ruleta son las más concurridas. Hay muchas mujeres, casi el doble que hombres, y esa relación de cantidades se repite respecto de los extranjeros y los uruguayos (o argentinos). Las conversaciones son, en su mayoría, en inglés y lo único en español que se oye es el "No va más..." de los croupieres.

En la sala hay 185 slots y 22 mesas de juego, además de las ocho que se ubican en la sala VIP, que incluye una mesa de comidas buffet. El "pico" de juego es a las dos de la mañana, según Roberto Fernández, gerente de marketing del casino "y cada vez se atrasa más".

Por esa sala, que sobre la una de la madrugada ya comenzaba a poblarse, pasan unas 2.500 personas cada noche de la temporada y tiene la peculiaridad de ser el único casino de Punta del Este en el que la gente juega más en las mesas que en los slots (la relación es de 60/40). Habitualmente en los casinos el 80% de los que asisten juegan máquinas.

Un grupo de amigos juega al poker, "el juego que se puso de moda gracias a los campeonatos que pasan por TV", explica Fernández, mientras pide un café. El mozo, de frac, relata que lo que más se consume en esa sala son los "tostados", y que el trago de moda es la caipirinha, que circula casi al mismo nivel que el whisky escocés.

Russian Treasure y Cleopatra son las máquinas más jugadas. En promedio las máquinas del casino devuelven hasta un 94% (en teoría, si usted juega 100 dólares debería irse con 94), exceptuando algunas "llamadoras", utilizadas para motivar, que llegan a devolver un 96%.

El recuerdo de los premios pagados está siempre presente: "Esta máquina le pagó US$ 700.000 a un brasileño en 2007 y la gente recuerda mucho eso", explica el gerente parado frente a las luces parpadeantes de una de las Russian Treasure. Mantra hace circular cerca de US$ 750.000 dólares en apuestas diarias.

1.52 AM. Es prácticamente imposible estacionar cerca del comienzo de Gorlero. Adentro de Nogaró, una rubia platinada de unos 55 años y con demasiado botox en los labios encabeza una de las repletas mesas de ruleta, mientras toma un jugo de naranja a través de un sorbito. Es hora pico.

La rubia sobresale entre la muchedumbre que juega slots, poker, blackjack y ruleta por tres cosas: su escote interminable, su vestido de fiesta, largo y color marfil, y la cantidad de fichas que tiene entre los brazos.

A su izquierda dos chicos muy jóvenes toman cerveza. La mujer les da una de las pilas de fichas que tiene y les explica cómo y dónde ponerlas. "Mi madre nos está enseñando a mi amigo y a mí a jugar ruleta así después podemos venir solos", cuenta el chico en una de sus tantas pasadas al baño. Salió el 16 y la rubia casi duplicó la ganancia que tenía. "Hay que dar para recibir", dijo, y le dio US$ 200 de propina al croupier.

La mayoría de las personas caminan por el salón principal y juegan slots. De esas, un número importante son mujeres. Solas, de edad avanzada y sacos se hilo que se sientan a jugar con la cartera en la falda y tienen que inclinar la cabeza hacia atrás para poder ver la pantalla a través de los lentes.

La renovada sala de Nogaró tiene 300 slots de última generación y tan modernos que ya no utilizan monedas. Una grabación y parlantes invisibles simula el folclórico sonido de las monedas cayendo, pero si alguien gana, la máquina entrega un ticket con un código de barras que se presenta en la caja.

Las 27 mesas de juego (cinco para apostadores especiales), 10 de ruleta, cuatro de blackjack, una de dados, dos de bacará y tres de punto y banca, completan el casino.

Miguel Castelnoble, gerente de Nogaró, asegura que en temporada circulan 6.000 personas por noche y destacó un aspecto diferencial: "Este es el único casino en el que se puede jugar en pesos y en dólares". En lo que va de 2010, Nogaró pagó $ 289.000 en un pozo de slots. En dos semanas, dos de los pozos acumulados premiaron con casi US$ 30.000 . Según el propio Castelnoble, en el Nogaró se juegan US$ 850.000 dólares por noche en promedio.

3.25 AM. En el centro de la sala de Conrad hay una carpa blanca que tiene un DJ, una barra de tragos, una chica semidesnuda bailando en el caño y otra con menos ropa refregándose entre los barrotes de una jaula.

La sala es inmensa. Los 450 slots y 75 mesas de paño amarillo son atendidos por los 2.000 empleados que trabajan en la sala que en lo que va del año ya pagó más de US$ 9 millones.

Según las cifras oficiales del departamento de relaciones públicas, se apuestan unos US$ 6 millones por día entre slots y mesas. Otra vez hay más mujeres en las máquinas, aunque los hombres coparon las apuestas de carreras de caballos. La alfombra es tan gruesa que caminar es pesado.

El extranjero de pantalón blanco y camisa a rayas se acercó a una ruleta, apostó US$ 200 a tres plenos (5, 8 y 11) y se fue a otra mesa. El croupier cantó 17.

Las cifras

1.095 Es el total de slots que hay para jugar en Punta del Este, sumando Conrad, Nogaró, Mantra y la sala del Shopping.

200 Dólares de propina le dejó la mujer rubia al croupier de la ruleta luego de acertar un pleno que le duplicó lo que tenía en la mano.

"Soy ludópata; si vengo al casino no me dejen entrar"

Las salas de juegos de azar dependientes del Estado formaron registro de ludópatas, personas que por su propia voluntad se excluyen de las casinos. Y el listado ya tiene unos 50 nombres.

Todas las personas afectadas de ludopatía y que, por decisión personal o mediante la presentación o no de certificado médico, decida autoexcluirse de participar en los juegos de azar del Estado pueden hacerlo. Además, los familiares y amigos también pueden registrar los nombres en el listado.

Las personas que manifiesten el interés y se inscriban deberán asumir, entre otros compromisos, el hecho de que autorizan a la Dirección General de Casinos (DGC) a emplear la fuerza pública en caso de que se nieguen a retirarse voluntariamente de los casinos, luego de ser identificados.

La DGC también dispuso un fondo permanente destinado a la clínica especializada en el tratamiento de ludopatía de la Facultad de Medicina, instalada en el Hospital de Clínicas.

Para formar parte de la lista de autoexclusión los interesados deberán completar personalmente, en cualquiera de las salas de juego del estado, el formulario de solicitud de autoexclusión y adjuntar fotocopia de su cédula de identidad, una foto carné de 7x5 centímetros, una foto de su perfil derecho y otra de su perfil izquierdo. También existe una línea gratuita (0800 8631), para comunicarse y ampliar la información.

EL IMPULSO. También llamada ludomanía, es un impulso irreprimible de jugar y apostar a pesar de ser conscientes de sus consecuencias y del deseo de detenerse. Se considera como un trastorno del control de los impulsos, y por eso la American Psychological Asociación no lo considera como una adicción. Los casos extremos de ludopatía podrían cruzar la barrera del trastorno mental desencadenando lo que se conoce como "Juego Patológico". Según la definición de la Sociedad de Psiquiatría de Estados Unidos, el juego patológico es un trastorno del control de los impulsos, tratándose de una enfermedad mental crónica y progresiva.

El País Digital

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