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sábado, 23 de enero de 2010

Haitianos se preparan para dejar la capital

Si alguna vez sí lo fue, ya Puerto Príncipe no es un buen lugar para vivir. Miles de ciudadanos intentan desde hace días huir de una ciudad en la que ya sólo poseen una montaña de escombros y el cadáver de un familiar enterrado en una fosa común.

Se calcula que del millón de afectados por el sismo, 400.000 han perdido sus casas, y el resto no se atreve a entrar en ellas por temor a las réplicas que se siguen produciendo varias veces al día. Cargados con bolsas o con alguna maleta salvada del derrumbe, mujeres con niños a cuestas o ancianos que apenas pueden con su alma buscan como salir de la ciudad.

El Gobierno en precario que preside René Préval intenta dirigir el éxodo. Una treintena de autobuses gratuitos irá sacando poco a poco a los vecinos que quieran huir de Puerto Príncipe y regresar al lugar de donde vinieron sus padres. Y para los que ni siquiera eso puedan, se construirán varios campamentos. ¿Cuándo? No se sabe.

Pero debe ser pronto. Porque las lluvias llegarán dentro de tres días. Lo anunció el jueves, como el que augura una catástrofe, el ministro haitiano del Interior, Paul Antoine Bien-Aimé. Según sus propios datos, existen 329 campamentos desperdigados por toda la ciudad, aunque llamarlos campamentos tal vez sea exagerar.

Sus 400.000 habitantes apenas disponen de unas sábanas para proteger durante el día a sus hijos del sol y nada más que sus cuerpos para protegerlos del frío de la noche. (Según Bien-Aimé, se comenzará reubicando a 100.000 personas, y algunos de los campamentos se instalarán cerca de la ciudad de Croix-des-Bouquets, al norte de la capital).

Sin nada que ofrecerles, el ministro dio un dato que sonó ridículo. Para transportar ese mar entero de desgracia, sólo cuenta con 34 autobuses. Eso sí, dijo que serán gratuitos. No se trata de un regalo. Simplemente, sus pasajeros no tienen con lo que pagar. Dentro de tres días, si se cumple la previsión meteorológica del ministro, esos campamentos llenos de basura se convertirán en un interminable barrizal, la mejor pista de aterrizaje para el dengue, el tifus y la malaria.

Después de escuchar al ministro del Interior y luego a la de Comercio y más tarde a la de Comunicación y Cultura y un poco después al primer ministro, se llega a la conclusión de que la única fórmula eficaz que tiene el Gobierno de Préval de paliar la desgracia es quitándosela de encima. Porque la ciudad sigue siendo un caos de gente sin nada haciendo colas, de tenderos que atienden en la acera por miedo a que su comercio se desplome, de basura ardiendo por las noches.

Y por si fuera poco los datos que comienzan a aflorar son, simplemente, espeluznantes: del millón de afectados, un 45% tiene menos de 18 años y un 18%, menos de cinco.

La ministra de Cultura y Comunicación, Jocelyn Lassegue, dio una especie de rueda de prensa debajo de un árbol, y contestó a un periodista francés que le preguntó sobre la pérdida de soberanía del Gobierno frente a los recién desembarcados soldados estadounidenses: "Ahora tenemos un problema de seguridad. Hay en la calle 5.000 bandidos peligrosos escapados de la cárcel y sólo 3.000 policías para atraparlos, porque muchos de esos agentes han muerto. Necesitamos seguridad. No es pérdida de soberanía: fíjese, el avión de Hillary Clinton esperó una hora para aterrizar en el aeropuerto, como todo el mundo".

Las instituciones internacionales siguen intentando contribuir a la reconstrucción del país y algo empieza lentamente a mejorar en la capital haitiana a 11 días del devastador terremoto. El puerto, gravemente dañado, ha sido arreglado para acoger un número limitado de cargamentos de ayuda, y un barco holandés pudo desembarcar agua, zumos y leche.

La cifra

329 Son los campamentos improvisados que, según el gobierno haitiano, existen en la ciudad y en los que viven 400.000 personas.

Bloqueo de rutas dificulta las tareas

PUERTO Príncipe | Una de las causas que complican la distribución de la ayuda humanitaria está en las carreteras, que tienen más de 690 puntos de bloqueo, según constató Naciones Unidas con fotografías satelitales de Haití.

Al menos 224 carreteras están cortadas, precisó la portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, Elisabeth Byrs. Según detalló la funcionaria, hay "691 bloqueos ligados a destrucciones, por ejemplo de puentes o carreteras, y a edificios derrumbados".

Una portavoz del Programa Mundial de Alimentos (PMA) aseguró, por su parte, que "las dificultades residen en los obstáculos físicos más que en la coordinación".

Esa vocera destacó también que los depósitos del PMA, donde había unas 6.000 toneladas de víveres, fueron dañados el miércoles tras una réplica del sismo. "Ahora son inutilizables. Es difícil acceder a una parte de los alimentos", aseguró. AFP

El Puerto reabre y llega más ayuda

PUERTO PRÍNCIPE | Naciones Unidas anunció que el puerto de la ciudad se encuentra "parcialmente operativo pe-ro sólo puede recibir ayuda humanitaria", según declaró ayer un portavoz de la ONU, Vincenzo Pugliese.

Con el aeropuerto de Puerto Príncipe congestionado con vuelos militares y de asistencia, muchos esperan que la bahía pueda recibir a los cargamentos con provisiones del extranjero.

Ayer, miles de haitianos se reunieron junto al mar en el barro amontonado por el terremoto, rodeados de bolsas y bebés, esperando para abordar botes y poder huir de la capital.

El gobierno proveyó de combustible a un empresario naviero, que planifica dos viajes gratuitos para unos 2.500 haitianos cada uno.

Además, ayer se restableció en un 30% el sistema de reparto de combustibles y las autoridades estiman que la semana que viene abrirán los supermercados. AFP

El País Digital

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