El independentismo catalán consiguió ayer la demostración de fuerza 
que venía buscando desde hace meses para intentar convencer al Gobierno 
central de que la demanda de un referéndum de autodeterminación no es un
 capricho pasajero ni minoritario. La Asamblea Nacional Catalana (ANC), la entidad social que convocó la cita de ayer avalada por el Gobierno de CiU, consiguió un apoyo masivo a la a cadena humana de 400 kilómetros de longitud que unió los dos extremos de Cataluña pasando por Barcelona y que tenía un lema claro: “Via catalana para la independencia”.
 Los organizadores pidieron que el referéndum tenga lugar el próximo año
 a más tardar y que éste tenga una pregunta “clara”. Con ello, además de
 presionar a Rajoy, clamaron porque Artur Mas
 no se desvíe de su hoja de ruta tal y como sugerían sus palabras de la 
semana pasada, cuando abrió la puerta a demorar el proceso hasta 2016 
tras hablar con el presidente en una cita secreta en Madrid.
La movilización partió de la ANC, una entidad privada que está 
actuando como centinela del proceso soberanista desde la sociedad civil.
 Tras el éxito de la manifestación del año pasado, en la Diada de ayer 
quiso dar un paso adelante para dejar claro que no solo defienden la 
opción del “derecho a decidir”, sino que abogan directamente por la 
independencia. Convergència Democràtica y Esquerra Republicana se volcaron en la movilización. En cambio, no lo hizo Unió Democràtica, si bien algunos de sus dirigentes, comenzando por la vicepresidenta de la Generalitat, Joana Ortega,
 acabaron por participar en la cadena humana. Algunos dirigentes del ala
 catalanista del PSC participaron en la cita, aunque el partido se 
desmarcó abiertamente. Tanto el PP como Ciutadans organizaron actos 
alternativos.
Los convocantes consiguieron llenar sobradamente el recorrido 
previsto, que iba desde la frontera francesa hasta el límite entre 
Cataluña y la Comunidad valenciana, en total 400 kilómetros. Según la 
ANC se habían inscrito previamente a la movilización más de 400.000 
personas, que permitían cubrir este recorrido. Tras la cadena humana la 
Generalitat aseguró que la participación “en ningún caso” era inferior a
 1,6 millones. La Guardia Urbana de Barcelona aseguró que en la capital 
catalana salieron a la calle medio millón de ciudadanos.
Al finalizar el acto, la presidenta de la ANC, Carme Forcadell,
 exigió al presidente catalán, Artur Mas, que tome “decisiones 
históricas” y convoque en 2014 una consulta para no demorar más la 
independencia. “Pedimos a nuestras instituciones que cumplan la 
declaración de soberanía del pasado enero y convoquen la consulta sin 
dilaciones ni pérdidas de tiempo que solo perjudican a nuestro pueblo, 
sobre todo a los más desfavorecidos. Es hora de que demuestren su 
determinación y compromiso con este pueblo, convocando la consulta para 
2014”, dijo el presidente.
Artur Mas no participó directamente en la cadena humana para 
“preservar” la institución que preside, pero sí lo hicieron buena parte 
de sus consejeros. Y lo que quedó claro es que el Ejecutivo catalán 
intentará capitalizar la movilización popular tanto como pueda. En este 
sentido, el titular de Presidencia, Francesc Homs,
 advirtió al Gobierno de Mariano Rajoy de que no puede quedarse “de 
brazos cruzados” ante la movilización. También apeló a las bases 
independentista a administrar correctamente este mensaje en la política 
catalana y dijo que el Gobierno se siente “reforzado”.
Sin embargo, el mensaje de la ANC ya hace días que no coincide con el
 del Gobierno de CiU. La entidad independentista teme que las primeras 
negociaciones que Artur Mas ha comenzado con Mariano Rajoy acaben por 
descafeinar la consulta hasta el punto de desnaturalizarla. Las alarmas 
entre los independentistas saltaron la semana pasada cuando Mas admitió la semana pasada que no podría hacerse la consulta el año que viene si esta no tiene el visto bueno del Gobierno,  y que luego solo quedaría la vía de unas elecciones autonómicas en clave plebiscitaria en 2016. 
Ayer mismo lo volvió a insinuar en un encuentro a puerta cerrada con 
corresponsales extranjeros. En un intento de internacionalizar el 
conflicto catalán, Mas insistió ante la prensa internacional en que se 
podría modificar la pregunta de la consulta en caso de que el Gobierno 
central y la Generalitat alcanzaran un acuerdo sobre financiación en la 
línea del pacto fiscal que reclamaba el año pasado él mismo. En este 
caso, dijo que se podría preguntar a los ciudadanos si prefieren el 
pacto fiscal o “lo otro”, dijo, en referencia a la independencia. Eso 
sí, Mas insistió ante la prensa extranjera en que no renunciará a “algún
 tipo de consulta”. Pese a que su partido, Convergència, ya habla sobre 
la independencia con cierta naturalidad, Mas se resiste a nombrar esta 
palabra en público argumentando que en el marco de la UE ya no existe la
 independencia total de ningún país. De ahí las presiones de la Asamblea
 Nacional Catalana para que Mas abrace abiertamente el secesionismo 
antes de ponerse a negociar con Rajoy. Muchos aún recuerdan que fue 
precisamente Artur Mas quien, siendo jefe de la oposición, negoció a la 
baja el Estatuto de Cataluña con el Gobierno central antes de que el 
Tribunal Constitucional acabara por recortarlo todavía más.
El presidente catalán, que ayer solo habló públicamente antes de la 
movilización, incidió precisamente en la necesidad de negociar con el 
Gobierno central. Se comprometió a dialogar “hasta el final” con Rajoy 
para conseguir el referéndum. Al mismo tiempo, alertó de que el “Estado 
español tiene un problema grave de relación con Cataluña” si no 
encuentra la forma de canalizar las ansias de muchos catalanes para 
decidir su futuro colectivo. Consciente del revuelo provocado por su 
marcha atrás verbal de la semana pasada, ayer recalcó que no hay cambios
 en la hoja de ruta: “El compromiso es organizar la consulta el año que 
viene y espero que el diálogo con el gobierno central lo permita”.
Esquerra Republicana
 también intentó capitalizar la movilización de ayer atrayéndose el 
electorado de CiU. “Todos los partidarios de la consulta formamos parte 
del mismo equipo, que sin duda acabará ganando”, dijo el presidente de 
ERC, Oriol Junqueras.
El escenario que se abre a partir de ahora es el de la negociación 
entre gobiernos. Y todo apunta a que será de lo más discreta. El 
Gobierno de la Generalitat insiste públicamente en que la consulta en 
2014 es posible y factible, aunque en privado sus consejeros se muestran
 más escépticos y ven más factible el escenario de unas elecciones 
anticipadas.
Sin embargo, en CiU cada vez hay más temor a unos comicios antes de 
tiempo, especialmente por el avance aparentemente imparable de Esquerra 
Republicana de Catalunya, que se está convirtiendo en la gran 
beneficiaria del proceso. En principio, los republicanos continuarán 
ofreciendo su apoyo al Gobierno en minoría de Mas mientras éste no se 
desvíe de la consulta. Y esto incluye elaborar unos impopulares 
presupuestos para 2014 con nuevos y dolorosos recortes. Eso sí, la 
condición que piensan poner los republicanos para avalar las cuentas 
será fijar la fecha de la consulta.
Esto reduce enormemente el margen de maniobra de Mas, puesto que el 
Gobierno central no parece dispuesto a negociar nada teniendo encima de 
la mesa un plazo concreto para la votación. Por si acaso, Mas aseguró 
ayer que la demostración de fuerza de ayer “no será la última”.

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