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martes, 24 de mayo de 2011

Se anuncian intentos de componer diques contra el «tsunami» Bildu

Iñaki IRIONDO | GASTEIZ

Bildu ha sido la gran vencedora de las elecciones del domingo según la gran mayoría de las valoraciones. El PNV sigue siendo el partido más votado en el conjunto de Euskal Herria, pero la coalición independentista suma mayor número de concejales y tiene a su favor el «factor sorpresa» de haber irrumpido en el escenario electoral como una fuerza imparable que nadie había sabido prever.

El definido como «tsunami» Bildu es fruto de la voluntad popular libremente expresada en las urnas, pero se adivina que es considerada como un intruso incómodo para el orden establecido y el statu quo. «Complica los pactos» podía leerse ayer en más de un titular.

Así que dirigentes de PNV, PSE y PP ya han comenzado a deslizar ante los medios, con mayor o menor claridad, su intención de buscar la forma de que Bildu no logre, por lo menos, gobernar la Diputación de Gipuzkoa.

Contener el nuevo tiempo

Bildu cosechó 315.977 apoyos en las elecciones forales del pasado domingo. Una cifra sólo superada por los 333.307 votos del PNV. Para hacerse una idea de lo que supone esto, cabe decir que la suma de PSE y PSN se queda en 231.860. Y la derecha española en su conjunto, es decir, PP y UPN, con 288.771 papeletas, tampoco le alcanza, pese a la «marea azul» que parece inundarlo todo del Ebro para abajo.

Hay una coincidencia general en que Bildu ha llegado para quedarse y que abre un nuevo tiempo político en el país. Sin embargo, mientras algunos lo ven como un movimiento de fondo que puede alterar sustancialmente las relaciones entre Euskal Herria y el Estado español, que puede abrir nuevos cauces hacia la paz, la normalización política y la soberanía, otros prefieren disfrazarlo como una cuestión numérica que afecta a los pactos que pueden producirse en uno u otra institución.

La izquierda abertzale, por ejemplo, avanzó que con los resultados del domingo puede decirse que «la fase del bloqueo unionista, del secuestro del debate y voluntad política de la sociedad vasca ha terminado». Y apuntó cuáles son, en su opinión, las demandas políticas en las que concentrarse en el futuro más próximo, además de la gestión que Bildu habrá de hacer de los 88 municipios en los que ha logrado la mayoría absoluta y los otros 25 en los que también ha sido la fuerza más votada.

El PP amenaza directamente

Ante la irrupción de Bildu, el PP ha sido sumamente claro. Tanto Antonio Basagoiti en la CAV, como Santiago Cervera en Nafarroa han avisado de que harán cuanto esté en sus manos para impedir que la coalición pueda formar gobiernos o condicionar su creación.

Basagoiti anunció que «va a hacer todo lo posible, y no engaña, para que una formación que, en el fondo de lo político sigue sin tener un desmarque claro del terror, no gobierne y porque, además, en lo económico y en lo social, defiende unas posiciones de la edad de piedra en cuanto a infraestructuras o en cuanto a lo que tiene que ver el desarrollo de nuestra trayectoria».

El presidente del PP de la CAV pidió a PNV y PSE que no se quejen de los resultados de BIldu «porque le han hecho la ola y la campaña electoral, y han estado durante los últimos meses, diciendo ¡qué maravilla!». Y en referencia directa a Odón Elorza afirmó que «algunos han creado un monstruo y ahora están viéndolo de esa manera».

Pero Antonio Basagoiti no se limitó a decir que el PP hará lo posible por evitar gobiernos de Bildu, también amenazó con que «cuando ganemos en el conjunto de España, podremos hacer frente a la amenaza que supone un partido que aún no ha roto con ETA».

Al hilo de este discurso de la derecha española, algunos de sus principales medios de comunicación y asociaciones como la AVT o el Foro Ermua no han dudado en culpar al PSOE o al Tribunal Constitucional de los resultados de Bildu, como si la voluntad de más de 315.000 personas pudiera eliminarse de un plumazo.

A modo de ejemplo, el presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), Ángeles Pedraza, considera que los resultados obtenidos por Bildu suponen «el triunfo político de ETA» y acusó al Gobierno de Zapatero de dejar «una herencia de miedo y terror». El Foro Ermua se expresó en términos similares.

Mantener el poder

Sin adoptar este tipo de posiciones que cabría tildar como «trágicas», también desde otros ámbitos políticos se han empezado a deslizar declaraciones que hacen prever una clara intención de evitar que Bildu pueda gobernar, aunque se presente como un intento de mantener las propias cotas de poder.

El presidente del EBB, Iñigo Urkullu, manifestó durante la mañana de ayer en varias entrevistas que su partido no renuncia a gobernar en Gipuzkoa, donde ha obtenido 14 escaños, frente a las 22 de Bildu.

Después de toda una campaña electoral anunciando que el pacto PSE-PP era una realidad a la que sólo podía contrarrestarse con el voto al PNV, Iñigo Urkullu aseguró que, a priori, «no renunciamos a nada». E hizo especial hincapié en que, además de los números, hay que mirar las coincidencias programáticas y debatir sobre «los proyectos estratégicos». Sólo hay una forma de que el PNV pueda gobernar Gipuzkoa, que es con el apoyo del PSE.

El presidente del EBB volvió a quejarse de que a Bildu «le han hecho la campaña». Y apuntó que la coalición ha aglutinado «el voto del victimismo» de quienes en otras ocasiones no pudieron presentarse a las elecciones junto a «el voto de castigo a otras formaciones».

Pastor da lecciones

El portavoz del PSE y candidato a diputado general de Bizkaia, José Antonio Pastor, también rechazó la posibilidad de llegar a acuerdos con Bildu. Afirmó que «aunque creemos que son un partido legal y no tenemos duda de ello, ya que así lo han declarado los jueces, son todavía unos recién llegados a la democracia». Y añadió que la coalición «tiene que hacer una demostración de sus convicciones democráticas».

Los «recién llegados a la democracia», según Pastor, o quienes «no se han desmarcado del terror» y «tienen posiciones de la edad de piedra», como dice Basagoiti, son en este momento la segunda fuerza en votos en Euskal Herria, muy por encima del PSE y del PP. Los «victimistas» y los del «curriculum en blanco» de los que habló Iñigo Urkullu son la llave de muchas instituciones y del futuro del país. Esta es la fotografía real del país que han dejado las urnas el 22 de mayo de 2011.

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