Recientemente el sitio CubamoneyProject publicó en 813 páginas, el listado de los “periodistas y colaboradores” contratados entre 2003 y 2010 por la Oficina de Transmisiones hacia Cuba (OCB por sus siglas en inglés), para realizar labores de propaganda contra la Isla, desde las mal llamadas Radio y TV Martí.
Como antecedente, vale recordar que en septiembre de 2006 se dio a conocer por Oscar Corral en el diario The Miami Herald, que medio centenar de periodistas de distintos medios locales de Miami recibían dinero de Radio y TV Martí desde octubre del año 2001, al aparecer en la nómina de la Oficina de Transmisiones hacia Cuba del gobierno estadounidense.
Ya en ese entonces, el coro mediático era bien variado en cuanto a voces, aunque con la misma gastada melodía de la propaganda anticubana, pues a los periodistas vinculados al Herald como Pablo Alfonso, Wilfredo Cancio, Olga O’Connor y Carlos Alberto Montaner, se añadían otros de diferentes medios, entre ellos, Juan Manuel Cao y Miguel Cosío del Canal 41, Ninoska Pérez, de Radio Mambí, así como otros muchos reporteros que laboraban en el Diario de Las Américas y las emisoras Telemundo y Univisión. Los periodistas que llegaron a cobrar las más altas cantidades eran Pablo Alfonso, acumuló pagos por unos 175 mil dólares, Olga Connor, quien cobró 71 mil dólares y Wilfredo Cancio Isla, que cobró 15 mil dólares entre 2001 y 2006.
Tres de los periodistas de El Nuevo Herald resultaron despedidos por este hecho; pero al poco tiempo fueron reintegrados a sus empleos por la presión de la mafia cubanoamericana de Miami.
En esta ocasión, al ver la lista de CubamoneyProject, lo que más llama la atención es que varios de los implicados en el escándalo citado, continuaron recibiendo dinero de la OCB, desafiando la ley federal que prohíbe terminantemente influir con propaganda oficial en la opinión pública de los Estados Unidos y vulnerando principios de la profesión como la imparcialidad y la objetividad.
En tal grado de degeneración ética se encuentran los reporteros Pablo Alfonso, Olga O’Connor, Juan Manuel Cao, Miguel Cosío y otros, que se enbolsillaron nuevamente, según consta en CubamoneyProject, varios miles de dólares a partir del 2007.
Para colmo, en la emisora anticubana los actos de corrupción, fraudes, nepotismo y amiguismo no han cesado en los últimos tiempos y prevalece una programación de mala calidad estética y ética, donde señorean la mentira, las groserías y el derroche del dinero de los contribuyentes norteamericanos, consumiendo más de 600 millones de dólares desde su creación. Hasta congresistas y especialistas norteamericanos en la materia, reclaman la desconexión de la emisora y reconocen que el presupuesto federal para las transmisiones de TV y Radio Martí es un despilfarro.
No por gusto, el conocido Council on Hemispheric Affairs (COHA) reclamó eliminar del presupuesto federal los 30 millones de dólares que recibe anualmente de los contribuyentes norteamericanos la OCB, que opera Radio y TV Martí. Es un negocio que no sólo opera contra Cuba sino contra la legislación y la economía de Estados Unidos.
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