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domingo, 3 de abril de 2011

Auge de los fascistas en las elecciones cantonales en Francia


En lucha


La primera vuelta de las elecciones cantonales en el Estado francés reflejan la crisis política que se padece en toda Europa. Por un lado, el carácter masivo e histórico de la abstención, alrededor de un 56%, expresa el impresionante nivel de desafección que hay hacia la clase política institucional, la cual es vista –justamente– como cómplice y responsable de la situación de degradación de las condiciones de vida de la mayoría de la población.

Así, el partido en el gobierno, la UMP, ha recibido una verdadera paliza; ello constituye un signo suplementario de la profunda crisis que sufre el "sarkozysmo". La UMP ha sido muy sancionanda, con un 17% de los votos –bastante por detrás del partido socialista, que totaliza un 25% de los sufragios. En general, se puede constatar el crecimiento de los candidatos de izquierda –ya sea PS, los Verdes, el Front de Gauche o los diversos grupos de la izquierda radical– aglutinando en torno al 50% del electorado desplazado.

Sin embargo, cabe destacar con inquietud que el indiscutible triunfador de esta primera vuelta es la extrema derecha del Front National (FN). Con un 15% de los resultados, el FN pisa los talones a la UMP, consiguiendo movilizar más electorado que el resto, y reflejando el fortalecimiento de las ideas y proposiciones xenófobas y fascistas del FN entre las clases populares. Estas ideas son un verdadero peligro para la vía democrática, los derechos sociales de los trabajadores y la gente inmigrada.

El éxito del FN es una nueva demostración de las capacidades de la extrema derecha para aprovechar las situaciones de crisis económica, desviando de los verdaderos culpables el malestar de aquellas y aquellos que sufren las consecuencias. Además, la estrategia de la derecha conservadora, que ha centrado su discurso en la delincuencia, la identidad nacional y el islam con la intención de ganar terreno al FN, no ha tenido (ni puede tener) otro resultado que radicalizar más el ambiente político y dar alas a las ideas nauseabundas de Marine Le Pen.

Estas pésimas noticias nos deben hacer ver, aquí en el Estado español, y especialmente en Catalunya, el verdadero peligro que representan los nuevos partidos fascistas que –bajo la careta demócrata y populista– están alimentándose por toda Europa del malestar social creado por la crisis económica. No es casualidad que el FN sea el modelo de Plataforma per Catalunya, el partido dirigido por el fascista declarado Anglada, ni tampoco lo es que en los municipios más afectados por la crisis el PP endurezca su discurso xenófobo para no perder parte de su electorado.

Así pues, la lección más importante que debemos extraer de los resultados electorales en Francia es que no se puede tener una posición ambigua frente al fascismo. La estrategia socialdemócrata de ignorar al fascismo equivale a jugar con fuego, a mirar hacia otro lado. Ahora que el FN puede salir ganador en 400 cantones, es cuando el PS se da cuenta del peligro fascista, y entonces decide pedir el voto para la derecha sarkozysta como medida de contención (!).

La única forma de vencer al fascismo es combatirlo. Combatirlo con un movimiento lo suficientemente amplio como para, por un lado, expulsar a los fascistas de la calle y, por otro, erradicar las crecientes ideas racistas y filofascistas del imaginario de la clase trabajadora. La experiencia, desde los años 30 hasta Le Pen, nos demuestra qué ocurre cuando no lo hacemos.
Esperamos, pues, que la experiencia de Unitat Contra el Feixisme i el Racisme (UCFR) en Catalunya aglutine al máximo de sectores de la izquierda y de aquí a unos meses podamos celebrar la derrota de la fascista Plataforma per Catalunya en las elecciones municipales.

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