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martes, 15 de febrero de 2011

Las familias con niveles inferiores priorizan la proximidad del colegio y las familias con estudios universitarios anteponen el proyecto.

La ampliación que la Conselleria de Enseñanza prevé de las zonas educativas -que delimitan las áreas de preinscripción escolar- aumentan los niveles de segregación de los alumnos, según ha sostenido este martes el director de la Fundació Jaume Bofill, Ismael Palacín, en la presentación del estudio 'Las familias ante la elección escolar'.

El informe concluye que las familias con niveles de instrucción inferiores y los inmigrantes priorizan la proximidad del colegio a la hora de apuntar a sus hijos, mientras que las familias autóctonas con estudios universitarios anteponen el proyecto del centro educativo y la composición social a la proximidad, según ha resumido en rueda de prensa.

Esta conclusión contraviene el anuncio de la consellera de Enseñanza, Irene Rigau, de modificar las zonas educativas -que restringen el acceso de las familias a las escuelas de su zona-, para ampliar y abrir estos límites, de modo que se establezcan unos porcentajes de alumnos que podrán pasar de una zona a otra.

"Las familias con recursos están más preocupadas por el perfil social de los colegios, y si no se vehicula esto políticamente puede repercutir en que, buscando entornos sociales favorecidos, tensionen la red social educativa", ha explicado el coordinador del estudio, Miguel Ángel Alegre.

Alegre ha remarcado que a este perfil de familias "le puede ir bien" que se amplíen las zonas, ya que no les preocupa la proximidad al colegio y poseen un alto capital cultural para seleccionar los mejores centros de la ciudad.

"Si desprecian la proximidad están dispuestos a moverse", ha remachado Alegre, remarcando que la hipótesis es que esta medida generaría más segregación escolar, basándose en los resultados de investigaciones internacionales sobre el asunto.

Palacín ha añadido que en caso de hacer un distrito único "se reproducirían las desigualdades de la ciudad".

La selección de la escuela

Las familias siguen un mismo proceso en la selección de escuela que pasa por dos fases consecutivas, en las que en primer lugar se descartan aquellos centros con malos profesores, un proyecto educativo no adecuado a los ideales familiares y el perfil de los alumnos.

Una vez hecho el descarte, las familias priorizan la proximidad y el proyecto educativo para escoger centro, dos variables que se dan en mayor o menor nivel según el nivel formativo de los padres, de modo que para las familias de menor nivel lo importante es la proximidad, mientras que las más instruidas valoran el proyecto educativo, además del perfil de los alumnos.

De hecho, las mismas familias encuestadas admiten que es difícil conocer el nivel de los profesores y el proyecto educativo del colegio -aunque son criterios prioritarios-, de modo que la elección se basa mayoritariamente a la proximidad y al perfil de los alumnos, ha resumido Alegre.

Del estudio se derivan tres tendencias familiares resumidas entre las maximizadoras, las garantistas y las desplazadas, que van desde un máximo interés y preocupación en el éxito de la enseñanza de sus hijos, pasando por aquellos que se ven "empujados" por esta preocupación, hasta aquellas familias a las que no les preocupa en concreto el colegio donde se escolarice su hijo dentro de la consideración general de la importancia de la educación.

Estos perfiles se extraen de variables como la anticipación con la que las familias se informan sobre el centro al que quieren apuntar a sus hijos -que es más dilatado cuanta más formación-, las fuentes de información y consejo que usan -que se sirven de amigos de un mismo nivel social- y de la importancia dada a otras variables como si la escuela es pública, religiosa, con un idioma extranjero, el perfil del resto de familias y su gratuidad.

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