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martes, 26 de octubre de 2010

Salud Pública El problema de las enfermedades importadas

En el último blog quedamos pendientes de comentar algunos aspectos relacionados con las estrategias de prevención y control de las enfermedades importadas, especialmente las relacionadas con los viajeros internacionales.

Este es un tema controvertido, en el que existen varios posibles escenarios y propuestas de mejora. La realidad es que el porcentaje de viajeros internacionales que acude regularmente a un centro sanitario donde le puedan aconsejar debida e individualmente sobre los riesgos y precauciones a adoptar en su viaje es muy bajo. Este porcentaje es aún más bajo si el viajero es un ciudadano residente en España, originario de un país de la zona tropical, que regresa temporalmente a su país para visitar a los parientes o amigos (los denominados VRF: Visiting Relatives and Friends).

¿Por qué esta situación?

En primer lugar, probablemente hay que aumentar la información, formación y educación de los viajeros internacionales con respecto a estos temas sanitarios. También hay que hacer lo mismo entre los profesionales sanitarios para que puedan orientar mejor a los viajeros.

En segundo lugar, hay que racionalizar y mejorar algunos de los servicios ofrecidos a los ciudadanos.

Esta es una prestación sanitaria (los consejos a viajeros internacionales) que está en una especie de limbo administrativo: no hay una respuesta contundente (y mucho menos única) a la pregunta de si es o no una prestación sanitaria incluida (y por lo tanto, cubierta por) en el catálogo de prestaciones sanitarias del Sistema Nacional de Salud.

En algunas ocasiones y lugares es una prestación pública más, sin coste adicional para el usuario. En otras ocasiones es una prestación pública pero el usuario debe abonar una determinada cantidad en forma de “copago” (no confundir con el pago obligatorio y claro de las tasas asociadas a la emisión del certificado internacional de vacunación obligatoria frente a la fiebre amarilla ni con la gratuidad de las vacunas). Finalmente, en ocasiones el servicio ofrecido es privado.

Existen partidarios y razones para mantener esta prestación fuera de la cobertura pública del sistema: se argumenta que habitualmente son ciudadanos que viajan por turismo o negocio, con aceptable poder adquisitivo y que pueden costearse esta prestación. Es, en el fondo, un sistema de copago, una opción que el SNS debe considerar siempre y más en esta situación de recesión económica y mayor limitación de recursos.

Existen otros partidarios y razones para incluir esta prestación dentro del sistema público: se argumenta que es una prestación preventiva más (que en concepto cubre nuestro sistema) y que así se facilitaría más la accesibilidad y equidad de los ciudadanos a esta actuación. Es, en definitiva, un argumento más en la línea clásica de “es mejor una onza de prevención que una tonelada de tratamiento”. Si más viajeros acceden a la prevención adecuada, menos probabilidad de enfermar y menos gasto derivado del tratamiento (que si que asume totalmente el sistema público)

Lo que no resulta comprensible ni sostenible es la situación actual: indefinición y gran variabilidad entre Comunidades Autónomas al respecto de la calificación, clara y precisa, de esta prestación.

¿Cómo funcionan los servicios de consejos a viajeros internacionales en vuestras Comunidades Autónomas y que opináis al respecto?

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