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martes, 26 de octubre de 2010

El santuario mexicano de las aves


El proyecto comenzó hace casi medio siglo y hoy en día se ha convertido en un auténtico santuario ecológico que da cobijo a más de 3.000 aves, muchas de ellas pertenecientes a especies en peligro de extinción. Su nombre, 'La Esperanza', es toda una declaración de intenciones.

A lo largo de estos cincuenta años, este centro ha contribuido a aumentar la tasa reproductiva de aves como el emblemático quetzal de cola larga de Centroamérica, en peligro de extinción, así como las grullas africanas y las asiáticas.

El parque ecológico, que se extiende por una superficie de unos 80.000 metros cuadrados, está ubicado en el municipio de Ixtapaluca (México). Cuenta con cinco micro-ecosistemas (desierto, pastizal, selva, humedal y bosque) y acoge a 320 especies de los cinco continentes.

El 'Arca de Noé' aviar, como lo llama su director, Raymundo Hidalgo, resguarda cada una de las especies por parejas y en pequeñas comunidades, lo que lo convierte "en un hábitat permisible para la proliferación de aves".

También cuenta con un hospital, incubadoras para crías, así como un área de deshumanización de aves como loros que tuvieron demasiado contacto con la gente.

Este santuario, reconocido internacionalmente por ser uno de los primeros en lograr con éxito la reproducción de especies amenazadas, ha sido galardonado por el Fondo Mundial para la Vida Silvestre y las Naciones Unidas, que le otorgaron en 1993 el premio Global 500.

Sensibilización pública

El centro se sostiene gracias a los donativos y la participación de unos 2.000 voluntarios que se reparten todos los días de la semana el trabajo arduo de limpieza y mantenimiento del recinto.

Este refugio de aves pertenece a una agrupación civil fundada hace 47 años por el recientemente fallecido veterinario Jesús Estudillo. Está abierto al público para sensibilizar a las personas y convencerlas de la importancia de proteger el medio ambiente.

Una de las peculiaridades del lugar es que los visitantes no sólo tienen la oportunidad de encontrar a su paso aves de todos los tamaños, sino también de entrar a las enormes jaulas que acogen a decenas de especies como águilas, halcones, búhos, periquitos, cacatúas, guacamayos, tucanes, faisanes argus o quetzales.

Los regalos de algunos gobiernos, así como los intercambios o préstamos de aves obtenidos durante los innumerables viajes de Jesús Estudillo permitieron aumentar la población del que es considerado el aviario más grande de América Latina y el tercero en el mundo, según sus responsables.

Desde hace tres semanas se trabaja en un proyecto para la reproducción de aves rapaces y otras especies, como ocurre con 'Atila', un ejemplar de águila imperial que, a pesar de ser el ave más emblemática de México, está en peligro de desaparecer, por lo que se le busca una pareja en otros países. El plan prevé también atender a otras especies para su reproducción como halcones, búhos o zopilotes.

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