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viernes, 11 de junio de 2010

Zapatero entrega hoy su reforma laboral bajo la amenaza de huelga general

ZAPATERO...mentiroso compulsivo....
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, entregará hoy a sindicatos y patronal el documento con el contenido definitivo de su reforma laboral, después de que este jueves los agentes sociales rompieran la mesa de negociación ante sus abruptas diferencias sobre la reforma. De hecho, el jefe del Ejecutivo lo tendrá que hacer por separado ante la negativa de la CEOE de un nuevo encuentro con los sindicatos.

Gastado este último cartucho, Zapatero se enfrenta ahora a la valoración de los sindicatos, que ya amenazan con una posible huelga general si se lesionan los intereses de los trabajadores en el nuevo documento que se aprobará por decreto el próximo 16 de junio en un Consejo de Ministros.

El borrador del documento, al que tuvo ayer acceso ELMUNDO.es, incluye endurecer las condiciones de los contratos temporales, modificar las causas de los despidos objetivos, ampliar el uso de los contratos de fomento del empleo indefinido (33 días de indemnización por año trabajado) y que el Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) cubra ocho días de indemnización del despido en algunos casos. [Lea el documento]

Puntos que parecen no estar muy en consonancia con las exigencias de los sindicatos y que podrían llevar a una huelga general que, incluso, ya empieza a tener fechas, aunque, no es el mejor momento para un paro de esas características.

Las vacaciones de verano están a la vuelta de la esquina que, de hecho, una parte de los españoles las comienza ya en junio. Y convocar una huelga general para septiembre quitaría mucha fuerza a la medida. Sólo podrían pues hacerlo en lo que queda de mes de junio.
Los sindicatos no confían

Ejemplo del malestar entre los sindicatos son las primeras reacciones de sus dirigentes. Este jueves, el secretario general de UGT, Cándido Méndez, se mostró reacio al documento y señaló que no le genera confianza y que de cualquier forma "no resolverá los problemas de la economía española".

"Sobre todo ha de contribuir a proteger los derechos de los trabajadores y que éstos no se recorten", apostilló Méndez, quien insistió en que la clase trabajadora no debe ser la "pagana de la crisis".

Por su parte, el presidente, desde Italia donde se reunió con Silvio Berlusconi y con el Papa, defendió la necesidad de emprender la reforma, pero también lanzó un mensaje que se podría interpretar de tranquilidad hacia los sindicatos.

"El gobierno quiere reducir el coste del despido sin que los trabajadores pierdan derechos", aseguró Zapatero. El objetivo del Ejecutivo es poner fin a la temporalidad en los contratos y que "la contratación indefinida sea la norma", añadió.

La huelga general podría convertirse en una estocada, si no final, sí muy certera, a Zapatero y su gobierno, que atraviesan sus momentos más bajos desde que llegaron al poder en 2004. Eso sí, siempre que la huelga fuera exitosa.

Y las garantías del éxito no están muy claras en este momento, pese al descontento de los españoles con su drástico plan de ajuste para reducir el abultado déficit público, que incluye el primer recorte en gasto social en seis años de Ejecutivo socialista.

Cada vez que los dos principales líderes sindicales, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, han amenazado con la convocatoria de una huelga general, han admitido de una forma u otra que no desean llegar a hacerlo. ¿Contradicción? No del todo.

Pero, además de intentar frenar esta posible huelga, el gobierno tendrá que lidiar con los grupos parlamentarios, con los que ya han empezado los contactos para conseguir su apoyo al texto.

De hecho, este jueves, el presidente llamó a la "responsabilidad" al resto de grupos y aseguró que se trata de "tener un amplio respaldo" en la Cámara, porque si la reforma "tiene el mayor número de apoyos será exitosa".

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