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jueves, 4 de marzo de 2010

Presidente Correa: "Mujica es el Mandela sudamericano"

Precedió la reunión el recuerdo afable, cuando en agosto de 2007, Correa recibió en Quito al presidente Tabaré Vázquez y a varios de sus ministros e inició su discurso de bienvenida con la lectura de siete párrafos del libro "Después de la derrota" escrito en 1979 por Federico Fasano, autor de esta entrevista.

Fasano le preguntó al presidente Correa de dónde había obtenido su libro, ya que los ejemplares habían sido secuestrados por la dictadura y en Uruguay no se conocía su contenido y que él personalmente no tenía un solo ejemplar. El mandatario ecuatoriano le prometió que le enviaría fotocopias del libro que él tenía en su poder.

Correa, en la entrevista con Fasano, contestó sin escapismos todas las preguntas relacionadas con su proyecto histórico, con el socialismo de inspiración cristiana que él promueve, con el tránsito de la revolución política a la revolución social, con las características del socialismo del siglo XXI y los postulados de la revolución alfarista, con su promesa de terminar con la larga y triste noche neo liberal, con el rol del mercado al servicio de la sociedad, con el quinto poder, con los errores del socialismo clásico, con la omnipotencia de los medios de comunicación que le declararon una guerra de exterminio, con su política pro indigenista apoyada mayoritariamente por las bases indígenas, no así por sus dirigentes que se han aliado con la derecha buscando el separatismo, con su audaz política frente a la deuda externa, con el cierre de la base militar norteamericana de Manta, con su oposición a las 7 bases militares en Colombia, con su alegría porque Mujica, a quien comparó con Mandela, pasara a integrar el bloque hoy hegemónico, de los presidentes de izquierda en América Latina.

Seguidamente reproducimos el contenido de la entrevista que le hiciera el director del diario LA REPUBLICA al presidente de Ecuador, economista Rafael Correa.

He aquí las preguntas con sus correspondientes respuestas:

Federico Fasano Señor presidente, de vez en cuando la historia alumbra personajes que no están en ninguno de los moldes que la propia historia construyó.

El mártir de los Andes, Salvador Allende, nos había convencido con su trágica muerte que era muy difícil intentar una reforma profunda de la sociedad por la vía pacífica y mucho menos una revolución.

Sin embargo, sin que nadie lo esperara, como un trueno en una noche de verano, de las entrañas de nuestra América sureña, aparece en Ecuador un joven economista que convoca a las masas.

Rafael Correa - ¡Ah, está hablando de mí!

Muchas gracias.

Estaba pensando en Eloy Alfaro.

F.F. Un joven economista ecuatoriano recibido en la Universidad Católica de Guayaquil, con posgrado en la Universidad de Illinois y de Lovaina, que convoca a las masas y les dice que va a terminar con esa larga y triste noche neoliberal y que su gobierno, va a ser un gobierno revolucionario que va a hacer una opción preferencial por los pobres y que va a tratar de convencer a su país para instalar el socialismo del siglo XXI, aclarando que no estamos en una época de cambios, estamos en un cambio de época.

De usted, sí, estoy hablando señor presidente.

R.C. Gracias.

F.F. El pueblo uruguayo no lo conoce tanto como se supone, ni conoce su proyecto histórico, ni conoce lo qué ha ocurrido en estos tres años en Ecuador.

Es por eso que queremos hacer esta entrevista para el diario LA REPUBLICA, la radio 1410 AM LIBRE y el canal de televisión TV LIBRE, para que la opinión pública uruguaya pueda conocerlo.

Ese es el contexto de esta entrevista.

Trotsky, el legendario jefe del Ejército Rojo, decía que la revolución política modifica el sistema institucional, mientras que la revolución social transforma las relaciones de propiedad .

En América Latina tuvimos sólo cuatro revoluciones sociales. Las únicas cuatro, la mexicana de 1910, la boliviana de 1952, la cubana de 1959 y la sandinista nicaragüense de 1979.

Esas fueron revoluciones sociales.

Tres fueron derrotadas, sólo una queda bloqueada por la potencia más poderosa del mundo.

¿La revolución socialista de inspiración cristiana, que usted propone, es sólo una revolución política, o intenta transformarse en una revolución social?

R.C. Primero, un gran abrazo a todo Uruguay.

Felicitaciones por este magnífico triunfo del Frente Amplio al que obviamente vemos con muchísima simpatía.

Muchas gracias a usted, Federico, por esta entrevista.

Hay muchos que creen que fueron la revolución cubana, la mexicana y la revolución liberal en Ecuador las tres únicas revoluciones que ha habido en América Latina y es claro que en América Latina existen revoluciones, es decir, cambios radicales, profundos, rápidos, ya que no hay más tiempo que perder, pero también es claro que en el siglo XXI esos cambios se tienen que dar en paz, lo cual es muy difícil porque nosotros tenemos una profunda vocación pacifista, pero nuestros opositores por todos lados quieren crear desestabilización, conflicto, para crear violencia; desilusionar a la gente; hacernos perder credibilidad.

Creo que para que haya cambio social, debe de haber cambio político si entendemos la política como relación de fuerzas que actúan dentro de la sociedad.

Por eso estamos aquí.

Por ejemplo, yo hubiera podido dedicar mi vida... siempre me ha gustado el servicio hacia los demás, trabajando como lo hice alguna vez en mi vida de misionero, sirviendo a los pobres.

Pero aunque eso siempre va a ser necesario, siempre va a haber lugar para la solidaridad personal, para acompañar a los más débiles. América Latina necesita cambios estructurales y para esos cambios estructurales, se necesitan cambios en la relación de poderes, y para ese cambio en la relación de poder, usted tiene que captar el poder político que es el inicio de ese cambio de relación de poder.

Atención, porque en América Latina, en países como Ecuador, ganar las elecciones no es captar el poder, es captar una parte del poder: los poderes fácticos, sí; impactos, el poder informativo, el poder social, el poder económico, el poder religioso.

Desde ahí sí, ya se tienen más instrumentos como para poder empezar a cambiar esa relación de fuerza.

Para mí esa es la revolución política y de ahí viene la revolución social.

Si usted no cambia la relación de fuerza en nuestra América en función de los pobres, en función de las grandes mayorías, la revolución social no existirá, sólo será cosmética, sólo será reformista; sólo será un poquito de parches para que los más pobres no se quejen.

Realmente, para que haya una verdadera revolución social se requiere, en mi criterio, primero esa relación política que significa el cambio en la relación de poder.

F.F. Ya me contestó.

Está claro que la revolución política en Ecuador va avanzando totalmente y se proponen, cuando las condiciones objetivas y subjetivas maduren, pasar a la etapa de la revolución social.

R.C. No totalmente.

Las cosas se pueden ir haciendo simultáneamente. En la medida en que se capta mayor parte del poder en función de las grandes mayorías, eso se refleja en cambios sociales.

Sin embargo, los poderes fácticos están ahí... muchas veces intactos.

El poder informativo de derecha en América Latina, está intacto.

F.F. Me llamó la atención que usted la denomina: Revolución Ciudadana.

¿Qué es esa revolución ciudadana, acaso un anti poder? Parece no ser una opción por los cenáculos, que es en general lo que representa el poder en el mundo, sino una opción por la gente, por la ciudadanía.

El anti poder... ¿se podría hablar de un anti poder?

R.C. En parte, pero en Ecuador se trató de la sublevación, de la rebelión de los ciudadanos comunes y corrientes.

Este proceso salta a la vía pública si cabe el término, en abril de 2005 después que sacamos del poder a un traidor como fue el coronel Lucio Gutiérrez.

Si oye el discurso de campaña de Lucio Gutiérrez, su programa de gobierno es un programa de gobierno de izquierda, nacionalista, de unidad y lo primero que hace es firmar la carta de intención más vergonzosa con el Fondo Monetario Internacional, la más vergonzosa de la historia de América Latina probablemente, no sólo de la historia de Ecuador.

Va a Washington y se declara el mejor aliado de Washington, nos quiere meter un tratado de libre comercio que nunca mencionó ni en su campaña. Entonces, frente a tanta traición, la gente se rebela.

Sale huyendo del poder; asume su vicepresidente y me nombra a mí, ministro de Economía y ahí es que empiezo mi vida pública, pero antes no había estado en política.

En la Universidad siempre hice política estudiantil.

La llamamos Revolución Ciudadana porque son los ciudadanos comunes y corrientes que nos rebelamos antes una democracia representativa que no representaba a nadie que no fuera a ellos mismos, los que detentaban el poder.

Los partidos políticos eran mafias organizadas con un caudillo que actuaba en función de sus propios intereses y los ciudadanos nos encontrábamos impotentes de cambiar las cosas.

Nos podrán decir: "Pero, ustedes mismos eligieron a esa gente".

Primero, la cantidad de dinero que se gastaba; segundo, qué opción había.

Entonces surge bastante espontáneamente es uno de los problemas que todavía tenemos , la falta de estructuración, la falta de organización.

Tenemos inmenso capital político que no se refleja en su justa proporción y capacidad de movilización, capacidad organizada.

De ahí surge este movimiento al que le llamamos Alianza País con su Revolución Ciudadana.

La rebelión de los ciudadanos de a pie, cotidianos, comunes y corrientes ante tanta farsa, ante tanto saqueo, ante tanta traición y ante tanta falta de representatividad de nuestros dirigentes.

F.F. Parodiando un poco el manifiesto del 48, podemos decir que hoy un fantasma recorre el mundo, el fantasma de la democracia participativa.

Me parece que ese es el eje del socialismo del siglo XXI que usted propone, de inspiración cristiana, pero con una fuerte impronta del socialismo científico.

R.C. Si me permite, en verdad el socialismo del siglo XXI, que es un proceso en construcción al menos en Ecuador, aunque estamos tratando de sintetizarlo con las diferentes corrientes de Venezuela, Bolivia, etc , tiene varias fuentes no sólo la izquierda cristiana; la izquierda agrarista, Mariategui, la izquierda indigenista de monseñor Elías Proaño que también es la izquierda cristiana, y por supuesto, el socialismo clásico tratando de rescatar todo lo bueno de ese socialismo, evitando los errores que claramente se cometieron.

F.F. Pero digo, que el eje de ese socialismo me parece que es la democracia participativa.

Así como en la Europa feudal el fantasma que la recorría era la democracia formal, hoy es la democracia participativa como una gran propuesta que usted, incluso al denominar a esta revolución, la Revolución Ciudadana la está identificando. Es pasar de la democracia formal a la democracia sustantiva, algo que no pudo lograr el propio socialismo real.

¿Cuáles son los pasos que va dando para concretar ese socialismo de nuevo tipo, porque es muy difícil pasar de una democracia formal a una democracia participativa?

Usted es un economista brillante, con maestrías en Illinois y Lovaina, y el fundamentalismo del mercado es prácticamente la base del neoliberalismo que se propuso combatir. Así lo anunció en su discurso cuando asumió, ¿cómo piensa sustituirlo?

¿Acaso se inspira en la economía de las equivalencias del alemán Arnold Peters como una forma de ir avanzando hacia la sustitución paulatina de la economía de mercado?

R.C. Primero permítame comentarle algo que usted dijo, que el eje del mercado del siglo XXI es la participación ciudadana.

Es uno de los ejes.

Hay características... por eso se llama socialismo. Por ejemplo, supremacía del trabajo frente al capital, lo cual es fundamental.

Y con esto, también le contesto la segunda pregunta o la segunda parte de su intervención, lo cual es fundamental sobre todo para toda América Latina, en donde al trabajo humano se lo convirtió no sólo en mercancía, sino en un instrumento más de acumulación del capital que podía ser desechado cuando perdiera su utilidad para el fin de la acumulación de capital.

La participación ciudadana es uno de los ejes del socialismo del siglo XXI y creo que hemos avanzado mucho en esto.

Recuerde que en Ecuador, en setiembre de 2008 se aprobó abrumadoramente una nueva Constitución que cambia radicalmente la institucionalidad de la orientación de la sociedad, de la economía, de la política ecuatoriana.

Eso está escrito y hay que aplicarlo en los hechos y ahí está la lucha de poder; las relaciones de poder que todavía hay que cambiar.

Pero ya es un gran paso en función del poder popular.

Por ejemplo, para la participación ciudadana en esa Constitución se dieron grandes avances.

Un ejemplo: se creó el llamado Quinto Poder, el Poder Ciudadano. Las autoridades de control, probablemente como en Uruguay y en gran parte de los países del mundo, son elegidos por el ente más politizado que es el Congreso Nacional.

Así era al menos en Ecuador.

Superintendentes, contralor, fiscales, jueces... y entonces, todo era un reparto y llegaban muy condicionadas esas autoridades de control.

Con el Quinto Poder conformado por ciudadanos que han ganado concurso de merecimiento, eso ha cambiado. Son esos ciudadanos que de una manera abierta, con total transparencia y por concurso de merecimiento van a elegir las diferentes autoridades de control.

De esa manera estamos separando la elección de las autoridades de control del poder político partidista al menos... y eso está en manos de los ciudadanos.

Es un gran paso para la participación ciudadana en los cabildos. En los consejos municipales se estableció lo que se llama la sigla que va a ocupar una organización o un grupo de ciudadanos involucrados en un tema, como por ejemplo si se habla de seguridad vial, estarán ahí los representantes de las víctimas de accidentes de tránsito dando su opinión con voz y voto.

Estos son casos concretos para esa participación ciudadana.

Ahora, hay que tener mucho cuidado porque muchas veces en nombre de la participación ciudadana se quieren romper los principios básicos de la democracia, uno de los cuales es que gobiernan los que ganaron las elecciones y no que gobiernen supuestas organizaciones sociales o grupos de ciudadanos con mayor capacidad de organización, pero que nunca han ganado media elección.

Hay que estar muy atentos porque a veces se puede caer en esos extremos.

¿Cómo queremos reemplazar el neoliberalismo?

Mire... creo que ese fue uno de los errores del socialismo clásico; negar el mercado.

Cuando el mercado es una realidad económica. Pero no es que la sociedad debe de estar subordinada al mercado, el mercado debe de estar subordinado a la sociedad.

Hay cosas que no se pueden desentender. El tema del mercado.

Hay muchas cosas. Sectores estratégicos, derechos humanos que antes se los consideraba mercancías, salud, educación, vivienda, etc.

En esos temas debe verse claramente la rectoría del Estado. En algunos casos la prohibición limitando al sector privado, prevaleciendo la rectoría del Estado, pero en muchos otros casos, como en los sectores estratégicos, que los provea también directamente el Estado.

¿Cuál es la base del sistema de mercado?

El fin de lucro y la competencia.

Ese fin de lucro que ha hecho tanto daño porque exacerbó el egoísmo que ha hecho tanto daño en América Latina.

Nosotros creemos en la acción colectiva y hay muchos problemas colectivos que tienen que ser resueltos con la acción colectiva.

Eso legitima y relegitima la acción del Estado que es la representación institucional de la sociedad y también el gran planificador.

Estamos hablando de poner mucho más énfasis en la acción colectiva, en el rol del Estado, en el desarrollo, en el progreso y en la planificación.

Lo cual contradice abiertamente los postulados del neoliberalismo y del mercantilismo puro.

F.F. Exactamente.

R.C. Pero la teoría de las equivalencias es una teoría que en el papel puede sonar muy bonita, pero en la práctica es compleja de aplicar, es prácticamente imposible.

En todo caso, si es un principio de socialismo del siglo XXI que coincide con el socialismo tradicional, priorizar los valores de uso antes que los valores de cambio.

El problema del mercado es que tan sólo genera y aprecia o toma en cuenta, aquellos bienes con un precio explícito, es decir, para el intercambio de las mercancías.

Cuando hay bienes con mucho valor pero sin precio explícito como el medio ambiente o la propia seguridad humana, la felicidad... y de todas esas cosas sí se preocupa el socialismo del siglo XXI.

F.F. ¿Me equivoco o no al afirmar que su socialismo del siglo XXI es de inspiración cristiana?

R.C. Sí, pero no sólo es mío, es de muchos.

Yo puedo tener fuentes de izquierda cristiana, de la Teología de la Liberación, etc., pero insisto, confluyen muchas fuentes.

F.F. Exacto, pero ¿no es una especie de combinación fermental entre el pensamiento de Emmanuelle Mounier, Jacques Maritain, León Blum, Teilhard de Chardin, Juan XXIII, Camilo Torres, combinado con las ideas del joven Marx, del joven no del viejo, el del radicalismo democrático, lejos del leninismo, más cerca de Rosa Luxemburgo y de Gramsci.

Yo lo veo como una especie de combinación fecunda de ambas corrientes de pensamiento.

R.C. Sí, precisamente, pero también Teología de la Liberación latinoamericana.

La Teología de la Liberación fue básicamente un producto latinoamericano y hay muchos pensadores latinoamericanos como Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff, el propio monseñor Elías Proaño, Helder Cámara, etc.

Nos nutrimos de todo aquello, pero por supuesto también del socialismo científico.

Insisto, aprovechando lo bueno que aportó a la historia del pensamiento mundial. Por ejemplo, el valor de uso; la necesidad de apreciar los valores de uso; supremacía del trabajo humano sobre el capital. Pero hoy usted ve que coincide con el socialismo cristiano por ejemplo, la Encíclica Laboro in Excelsis, del Papa Juan Pablo II dice que el trabajo humano no es un factor más de producción, es el fin mismo de la producción.

Entonces, hay muchas coincidencias.

Tratamos de buscar esas coincidencias, rescatar lo mejor de cada una de las fuentes de las que se nutre el socialismo del siglo XXI.

F.F. Veo que usted se inspira mucho en tres grandes mártires de la humanidad que fueron: Prometeo, Sócrates y Jesús de Nazareth, pero que también reivindica el heroísmo de Rosa de Luxemburgo, Federico Liebnechk, Salvador Allende, Jean Jaures, y muchos socialistas que ofrendaron su vida por la justicia y la igualdad.

Es decir, que siempre aparece la fusión de ambos pensamientos y ambos martirologios en las bases de ese socialismo del siglo XXI.

R.C. No hablemos de martirio, hablemos de esperanza.

No rehuimos ser mártires si es necesario, pero...

F.F. Se inspira en esas fuentes.

R.C. Por supuesto que en los mártires, pero me gusta más hablar de los mártires de América Latina que los tenemos y muchos.

Por supuesto que los mártires de América Latina nos han ofrecido muchísimo. Monseñor Oscar Arnulfo Romero en El Salvador por ejemplo. Por supuesto que nos inspiramos en esas fuentes también.

F.F. ¿Por qué revolución bolivariana y alfarista? ¿Se refiere a Eloy Alfaro?

R.C. Así es.

Es verdad, Usted no lo conoce mucho.

Bueno, creo que de Bolívar no es necesario hablar, pero de Alfaro... Fue un personaje extraordinario que ha realizado lo que consideramos que es la única revolución verdadera en Ecuador y que muchos consideran una de las tres únicas revoluciones verdaderas en América Latina, que fue la revolución liberal a final del siglo XIX e inicios del siglo XX.

En el final del siglo XIX Alfaro llega al poder y separa a la Iglesia del Estado, establece la educación pública, hace grandes obras de infraestructura, muchísimas reivindicaciones para la mujer, etc.

Pero además de eso, lo más extraordinario de Alfaro es que tiene mucha coincidencia con Bolívar y eso es lo que yo más admiro de una persona, la coherencia con sus ideales, la constancia.

Alfaro cuando logra el poder allá en 1895 ya era un hombre mayor y le llamaban "el general de las mil derrotas" porque había luchado desde los 20 años y todas las peleas las había perdido y sin embargo, su constancia lo llevó a seguir luchando y ya corriendo los 70 llega al poder, tal vez un poco menos, muere con 73 o 74 años, ya entrado el siglo XX, entonces es un ejemplo de constancia, de sacrificio, de entrega y eso es lo que más apreciamos.

Como dice Robert Kipling en su poema: "Si tropiezas el triunfo será tu derrota y a ambos impostores los tratas de igual forma", o sea el triunfo o la derrota pueden ser simples accidentes, lo importante es la actitud de esa persona.

La actitud de Eloy Alfaro fue la de un luchador de toda la vida, por eso también se le llama "el viejo luchador".

F.F. Mirando el panorama regional, toda nuestra América del Sur está siendo matrizada por el progresismo de izquierda con excepción de Colombia, Perú y Guyana, hasta el día de hoy. En algunos días más Chile será marginado por un tiempo del progresismo, pero hoy por hoy en todas las naciones sudamericanas gobierna el progresismo de izquierda, social, renovador.

Dentro de ese progresismo, los pueblos de América Latina lo ven a usted integrando un tríptico de radicalismo democrático junto con Venezuela y Bolivia. El tríptico de Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Morales.

Siempre se habla de Venezuela, Bolivia y Ecuador hermanados con el resto de las naciones progresistas latinoamericanas, pero hay como una especie de plus en sus propuestas, en su filosofía y en sus objetivos sociales.

¿Es así o esto es relativo?

R.C. Creo que es relativo. Creo que es una característica del socialismo del siglo XXI y creo que fue uno de los errores del socialismo tradicional, creer que había la misma medicina para todo paciente.

El socialismo del siglo XXI tiene que adaptarse a la realidad de cada país; tiene sus especificidades por país.

No es lo mismo el socialismo de Hugo Chávez hablándole a los venezolanos del El Caribe que el socialismo de Michelle Bachelet hablándole a los chilenos.

Pero también hay una estrategia de la derecha, de querer diferenciar entre izquierda mala e izquierda buena.

La izquierda mala son aquellos que de acuerdo a esta derecha de estos grupos de poder, a estos centros hegemónicos, no se dejan domesticar tan fácilmente.

La izquierda buena son aquellos con los que ellos creen que no hay mucho peligro. No hablan contra ellos..., hablan bien de ellos, porque creen equivocadamente que no hay riesgo de que cambien nada.

Creo que es relativo, que todo depende de la realidad que enfrenta cada gobierno progresista.

En todo caso es claro que en América Latina existe toda una tendencia de izquierda, pero es de izquierda matizada porque uno de los errores de la izquierda tradicional, del socialismo clásico, fue tratar de dar la misma medicina a toda clase de pacientes.

F.F. Entonces la próxima pregunta ya me la contestó porque le iba a preguntar ¿cuál es su modelo de estadista, cuál es el espejo en que quisiera verse?

¿Si acaso el de un Fidel Castro no leninista, o el de un Perón de izquierda o el de un Chávez con estilo ecuatoriano, o ninguno de ellos, o todos ellos?

R.C. El que sea más útil para mi pueblo, pero en todo caso cuando alguien me pregunta si mi socialismo es leninista, trotskista o castrista, yo le digo que soy ecuatorista.

En todo caso, por eso es que le digo que es relativo, porque esto también lo utiliza mucho la derecha para tratar de dividir, porque también tiene que ver con estilos personales que son legítimos.

Por ejemplo, nosotros por profundizar las relaciones con Irán, que las tenemos desde 1973, pero recién abrimos embajada el año pasado en Quito y Teherán respectivamente, nos pusieron en una lista de países sospechosos de lavado de activos y de financiar el terrorismo.

Lula da Silva recibe al presidente iraní, tiene intercambio de más de mil millones de dólares con Irán, mientras nosotros ni de cien millones de dólares, y no pasa absolutamente nada.

También hay toda una estrategia de derecha para tratar de poner a cierta izquierda que ven más peligrosa porque puede cambiar más las cosas en la lista negra, tratar de satanizarla, tratar de desgastarla y hacerle perder credibilidad, mientras que, tal vez también por relaciones de poder, a países como Brasil cuando Lula da Silva puede hacer lo mismo que puede hacer Rafael Correa, se callan la boca y no pasa absolutamente nada.

F.F. La información me parece a mí que es hoy el lado más flaco de la democracia ecuatoriana.

Los medios de comunicación en Ecuador, hoy no representan a los distintos sectores que componen la nación ecuatoriana sino que más bien representan a los sectores oligárquicos, a los sectores que tienen la posibilidad de poseer los medios de comunicación.

R.C. En Ecuador siempre ha sido así.

F.F. Y no sólo en Ecuador, en América Latina.

Se vive una apropiación fraudulenta de carácter privado de un bien que es social, que es un bien común: la información.

R.C. Esa es la contradicción en esencia de la comunicación social manejada por negocios privados.

Los negocios privados tienen un fin privado. Un fin de lucro y la comunicación social tiene un fin social.

F.F. La información es una materia prima que es propiedad de la sociedad que es la única excluida de este proceso comunicacional.

R.C. Ese es el problema, Federico. Desde que se inventó la imprenta, la libertad de expresión es la voluntad del dueño de la imprenta.

F.F. Exactamente, porque el simpático discurso liberal ha confundido deliberadamente la libertad de expresión de la gente con la libertad de expresión del medio; la libertad de difusión con la libertad del difusor; la libertad de información con la libertad del informador.

R.C. La opinión pública con la opinión del dueño del medio.

F.F. Ud. sufre una oposición tan virulenta de todos los medios de comunicación ecuatorianos y tan alejada de los intereses de la población, como nunca antes sucedió en su país.

R.C. Como usted lo dice, nuestro más feroz enemigo deben de ser los medios.

En estos tres años de gobierno ha sido esa prensa burguesa y felizmente a nivel de canales de televisión como dos canales pertenecían a banqueros, fueron incautados por el Estado y están en manos el sector público y guardan algo más de objetividad, pero en cuanto a los demás canales... hay algunos que siguen en manos de banqueros.

F.F. ¿Incautados por deudas?

R.C. Por deudas, porque estafaron al Estado y no se había tomado esa acción por temor a su poder económico.

F.F. Aquí en Uruguay se distorsionó el tema...

R.C. Ah sí. Más que incautados fueron tomados por deuda de acuerdo a la ley.

También fíjese la alteración de prioridades.

Para cierta prensa era preferible que esos canales siguieran en manos de banqueros de muy dudosa reputación a que estén en manos del Estado.

Que estén en manos de mafiosos, en manos de quien sea, pero menos en manos del Estado.

Así es la prensa burguesa para seguir manteniendo su poder.

Cuando llegamos al poder de los seis o siete canales de televisión nacionales, todos estaban en contra del gobierno pero no sólo eso sino que cinco por lo menos eran propiedad directa de banqueros del poder económico.

Eso lo prohibió la nueva Constitución y quedaron unos seis meses más para vender esos medios porque ya no puede más el poder financiero tener canales y medios de comunicación. En todo caso, a nivel de prensa escrita, la prensa nacional todos están contra nosotros y todos los días nos levantamos pensando qué mentiras publicaron en el día de hoy.

Ha sido el más feroz adversario político que hemos tenido en estos tres años de revolución ciudadana en Ecuador.

F.F. ¿Ha llegado el momento de recuperar para la sociedad lo que le pertenece que es la información?

Porque el titular exclusivo y excluyente de la información es la sociedad, no los medios.

El Estado tendría que ser un árbitro entre sociedad y medios.

¿Cree que es necesaria una ley y otra serie de acciones que respeten la libertad de información considerada como un derecho social?

R.C. Por supuesto. Eso lo estamos haciendo.

La nueva Ley de Comunicación y no se imagina la campaña que han armado. No ha habido en la historia del Ecuador campaña más millonaria que la que han desatado los medios de comunicación para hacer creer que no es tal la libertad de expresión y que en Ecuador se vive una dictadura y un totalitarismo porque no quieren ley.

La nueva Constitución obliga a tener una Ley de Comunicación.

F.F. ¿Cuándo se aprueba?

R.C. Todavía no sale, se está discutiendo.

Entre otras cosas se ha demorado por toda la oposición.

Es una campaña brutal.

Nunca se ha visto, sacan de la portada a la contraportada, de lado a lado del periódico en todos los periódicos al mismo tiempo diciendo "No a la dictadura", "No al abuso", "No a la falta de respeto", "Todos somos libres", "Libertad de expresión".

Lo que están defendiendo es su libertad de manipulación, de extorsión, etc.

¿Cuáles son los pecados de la ley de comunicación?

Por ejemplo: responsabilidad ulterior. No censura previa, usted es libre de decir lo que quiera pero si es una mentira, tendrá que hacerse responsable.

Ellos no quieren eso.

Quieren que todo se resuelva vía procesos judiciales normales. Si a usted lo calumnia un medio por ejemplo le dice que es un ladrón, tiene que esperar dos o tres años para ver si gana un juicio para que digan que no fue ladrón.

Pero la Constitución dice que debe de ser rectificado en forma inmediata y gratuita en el mismo espacio.

Entonces, hay que poner instancias administrativas para lograr eso.

No quieren.

Quieren que todo sea por otras leyes alternativas como el delito de injurias que está tipificado en nuestro Código Penal, pero eso demora años.

Entonces, sencillamente quieren patente de corso para seguir haciendo lo que les da la gana.

F.F. Como Director de tres medios le aconsejo que no ceda de ninguna manera en esa lucha porque las guerras no se ganan más con balas, se ganan con información y contextualización honesta.

R.C. Estamos claros en eso.

F.F. Es una batalla muy dura, muy difícil.

R.C. Esa fue una decisión muy racionalizada, muy reflexionada que hicimos.

A inicios del gobierno vimos que estos medios burgueses empezaban a torpedearnos, nos ponían como un gobierno más, cuando éramos un gobierno de ruptura. Comenzaron a ponernos en la misma canasta.

Nosotros estábamos luchando por una consulta popular para una Asamblea Constituyente, "la partidocracia" como llamábamos al viejo sistema de partidos que se ha derrumbado trataba de oponerse, y usaban los medios de comunicación, para esos fines.

Entonces, en ese gobierno dijimos que si dejamos que esto continúe nos van a hacer pedazos, entonces tenemos que enfrentarlos.

Les dijimos: "Ustedes son unos mentirosos, son unos corruptos. Saben que el pueblo no nos eligió para esto y no nos van a poner en la misma canasta que estos señores que tratan de guardar sus privilegios".

De ahí se declaró una guerra abierta porque nadie había osado decirle eso a los medios, pero hasta ahora la hemos ganado porque los bajamos al sexto lugar de credibilidad y el gobierno está en primer lugar.

Sin embargo, es una lucha durísima donde no habrá victoria final.

Todos los días del gobierno tendremos que enfrentar a ese poder inmenso, omnímodo sin contrapoder alguno, que se llama medios de comunicación.

F.F. En enero de 2007 cuando usted juró como presidente de Ecuador dijo que la deuda externa ecuatoriana y sobre todo las inadmisibles condiciones de 2000 sería renegociada con soberanía.

¿Se avanzó algo en este aspecto?

R.C. Modestia aparte es uno de los grandes éxitos del gobierno.

Hicimos una auditoría, una comisión de auditorías externas por primera vez, hasta donde sabemos, en la historia de la humanidad.

Ha habido comisiones de auditorías pero nacidas de la sociedad civil, esta por primera vez nació desde un gobierno.

Se hizo una investigación integral de la deuda, se determinó lo que todos sabíamos pero ahora con mucho detalle, que la deuda era ilegítima, que la deuda había roto principios básicos constitucionales. Las propias leyes de Nueva York en base a las cuales se firmaban los contratos. Que las renegociaciones siempre habían sido en función de los acreedores y no en función del país y les dijimos: "No pagamos la deuda comercial".

Eso hizo que bajaran los bonos y nos puso en una condición de fuerza para negociar y logramos re comprar cerca del 95% de nuestra deuda comercial a un valor promedio de un 32% (32 centavos por cada dólar que debíamos).

Lo cual generó un alivio inmenso en la deuda pública ecuatoriana.

F.F. Usted impulsó y logró aprobar la Constitución más "verde" del planeta.

R.C. Pregúntele a nuestros ecologistas.

F.F. Además instaló una medida revolucionaria al dejar el crudo bajo tierra en el parque Yasuní.

R.C. Se llama el Proyecto Yasuní Iteté.

F.F. Proyecto que ningún otro gobierno en el mundo se ha atrevido a impulsar.

Ha apoyado a los indígenas de su país como ningún gobierno ecuatoriano anterior lo había hecho y sin embargo, la Confederación de Naciones Indígenas (Conai) lo enfrenta desde la izquierda para solaz de la derecha y la oligarquía ecuatoriana.

¿Cómo se explica esto?

R.C. ¡Qué bueno que toque ese tema!

Es un tema gravísimo.

Si usted viera los 21 puntos que han impuesto, no propuesto.

Eso me releva de mayor comentario. Desconocen las leyes de la Asamblea Nacional ellos también tienen diputados , desconocen las leyes del Congreso, manejan ellos mismos su territorio, manejan ellos mismos la educación, la salud, la administración de la justicia dentro de su territorio, desconocen el nuevo consejo nacional de participación ciudadana instituido en la Constitución por ellos mismos apoyada y aprobada, porque entre otras cosas dicen que no reflejan la plurinacionalidad de los pueblos indígenas. Sí, hay indígenas entre los...(ilegible), pero no son indígenas de la Conai que sólo están defendiendo sus espacios de poder. Cada vez sus dirigentes se quedan más aislados y con menos representación.

Están acabando con la organización indígena, pero ahora se entiende eso a nivel mundial porque todos tenemos la simpatía nacional por los indígenas por los siglos de opresión que han sufrido, pero lamentablemente han perdido toda clase de brújula y como usted muy bien lo ha indicado, es la mejor aliada de la derecha imponiendo absurdos.

Básicamente han declarado un Estado aparte. Separatismo. Es terrible la situación. No tienen apoyo, no tienen fuerza, pero obviamente pueden crear muchos conflictos.

F.F. ¡Qué lástima!

R.C. Las bases indígenas están con el gobierno nacional a tal punto que en abril pasado en las elecciones presidenciales las provincias de mayor población indígena, las ganamos como en Imbaúra, que es una de las provincias de mayor población indígena.

Las bases están con nosotros, pero los dirigentes no. Ellos sólo se representan a ellos mismos y realmente con posturas insensatas que no responden a ninguna lógica.

F.F. ¿Es más cupular entonces?

R.C. Sí, y no responden a ningún proyecto de país.

También tienen las inefables ONG extranjeras asesorándolos y son asesores de la peor laya. Pero, ¡qué terribles errores que están cometiendo!

F.F. Nosotros aquí decimos que el ultrismo y la derecha unida siempre serán vencidas porque a veces el ultrismo se mimetiza con estos sectores de la derecha.

R.C. Están proponiendo exactamente lo mismo que la oposición de extrema derecha: separatismo.

Exactamente lo mismo, pero en nombre de la reivindicación indígena.

F.F. Usted tuvo un gesto muy digno y valiente de terminar con la base estadounidense de Manta?

¿Qué opina de la instalación de bases militares en su vecina Colombia?

R.C. De hecho hemos pedido conversar con el Departamento de Estado de los Estados Unidos, yo como presidente pro témpore, lo ha aceptado Hillary Clinton, hay que establecer la agenda y el principal punto de la agenda son las cuestiones de seguridad.

Consideramos que esas siete bases norteamericanas en Colombia son focos de desestabilización para la región.

Hay graves indicios de que se pueden utilizar para cosas más allá de la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo.

¿Sabe que ese es el pretexto ahora?

¿Cuál es la estrategia? gobierno que no les cae muy bien: narcotraficante terrorista, ¡bombardéenlo!

Nos tiene muy preocupados y creemos que es algo muy peligroso.

F.F. Son muchos los analistas que creen que en estos tres años de su gobierno se ha logrado el avance político y social más importante en los últimos 100 años de la historia ecuatoriana.

He escuchado eso y lo he escuchado de gente no ecuatoriana. ¿Cuál es su balance de aciertos y errores? ¿Es positivo? ¿Está conforme? ¿Falta mucho?

R.C. Creo que es correcto. Modestia aparte, porque es todo un trabajo colectivo.

Los pueblos no cambian porque venga un iluminado o un caudillo sino por su voluntad de cambio.

A mí la vida me puso, si usted quiere, como coordinador, suscitador de este proceso de cambios pero esta es la voluntad de todo un pueblo y creemos que desde la revolución liberal a la que me refería de Eloy Alfaro, no han habido cambios tan profundos en Ecuador.

Mientras que haya un pobre en nuestro país no podemos estar conformes.

Se ha avanzado mucho pero falta muchísimo por hacer.

El primer cambio fue ese: el cambio institucional.

Acabar con el neoliberalismo, cambiar esa relación de fuerza fue otro acierto.

Creemos que hemos cambiado grandemente esa correlación de fuerzas con esa revolución política de la que hablábamos.

Hoy hay mucho más poder popular.

Se ha rescatado lo público, se ha rescatado el rol del Estado pero falta muchísimo más por hacer y al mismo tiempo entonces, ha avanzado la revolución social.

La medicina ahora es gratuita.

Como no ganan los políticamente correctos de acuerdo a la oligarquía, y ganamos todos nosotros gracias al apoyo del pueblo ecuatoriano, nos llaman dictadores, tiranos.

Es la única tiranía que conozco en donde le pueden decir tirano en la prensa todos los días al supuesto tirano, pero hasta los más acérrimos opositores tienen que decir: "Hasta los tiranos hacen obras", para justificar su posición pese a todo lo que estamos haciendo.

Se están haciendo grandes avances en educación, salud, infraestructura, vivienda.

En tres años hemos construido más viviendas que en toda la historia del país desde el sector público, pero falta muchísimo por hacer.

Este 2009 fue muy duro por la crisis económica y esperamos que 2010 sea mucho mejor, pero falta muchísimo por hacer, igualmente los cambios en estos tres años han sido sustanciales.

F.F. ¿Entonces, no cree que está "arando en el mar" como decía su numen Simón Bolívar?

R.C. No.

Ahora, lamentablemente, mire se lo dice un economista, el desarrollo sobre todo el cambio cultural y eso no se logra por decreto y uno de los principales problemas que tenemos es el nivel de cierta dirigencia, la dirigencia de la Conai.

No se imagina todo lo que hemos hecho, pero ya no podemos avanzar al ritmo del más lento, ya no podemos avanzar al ritmo de los que no quieren cambiar... porque para cualquier efecto práctico, lo que no quieren es cambiar.

Le están haciendo el juego a la derecha.

Eso es muy desgastante pero hay grupos todavía que se oponen a ese cambio, entonces aumentar drásticamente el nivel de debate y el nivel de la calidad de nuestra democracia es uno de los desafíos pendientes.

F.F. ¿Qué siente al ver a un guerrillero honesto, auténtico y pacifista que hizo su opción por los desheredados, la misma que hizo usted, asumir la presidencia del Uruguay?

R.C. Mi opción preferencial ha sido por los pobres, pero eso viene después de Medellín, la Conferencia Episcopal Latinoamericana .

Lo que he hecho no es nada al lado del Pepe Mujica.

Pepe arriesgó su vida, estuvo 14 años preso y más o menos 11 años en condiciones muy duras, entonces ya estamos hablando de otro nivel.

Siento una emoción muy profunda.

Una alegría que creo que es la alegría de toda América Latina y cuando lo vemos como el Mandela sudamericano es porque Mandela también fue otro luchador que pasó 40 años de su vida preso y después fue presidente de su país y cuántos cambios logró.

Entonces, creemos que lo mismo está pasando con Pepe Mujica. Después de tanto sacrificio y de tanto esfuerzo, llegar a estas posiciones estelares donde pese a que ya ha contribuido grandemente con el cambio en Uruguay y en América Latina. Ahora desde el poder, desde el principal cargo que otorga la Constitución uruguaya, creemos que va a poder hacer muchísimo más.

UN LIBRO QUE SERA DEVUELTO

El jueves 16 de agosto de 2007, el presidente Rafael Correa de Ecuador, recibía en Quito al presidente uruguayo Tabaré Vázquez. Las agencias dieron cuenta en ese momento del discurso de bienvenida que se inició con la transcripción de siete párrafos del libro "Después de la derrota", de Federico Fasano Mertens, ante la mirada asombrada de Tabaré Vázquez y sus ministros que desconocían la existencia de ese libro, que había sido prohibido y secuestrado en Uruguay durante la dictadura.

Seguidamente reproducimos parcialmente el texto de bienvenida de Correa a Vázquez que se inicia con los párrafos de un libro que Correa le devolverá a Fasano, tal como se lo prometió en la entrevista que ambos tuvieron el día de la asunción de Mujica.

He aquí el texto de la agencia AFP:

"Reproducimos a continuación las palabras del presidente ecuatoriano: "Nuestra nación ha sido demolida en sus instituciones, quebrada social, política y culturalmente. Esquilmada, ocupada y prisionera, en manos de una estirpe inmisericorde de centuriones y pretorianos cuya ruindad ha superado todo cálculo humano. No sabíamos que tales alimañas existían en nuestra formación social. Pero convivían con el pueblo. Existían, y cuando salieron de sus cuevas la ingenua metáfora helvética uruguaya estalló en mil pedazos. Y nació un Uruguay deforme, reduciendo al ciudadano inerme a mera víctima del aparato represivo que arbitrariamente dispone de su trabajo, su libertad, su dignidad y su vida. Y, sin embargo, hoy el mundo se escribe en socialismo. Esta larga cita pertenece al intelectual uruguayo Federico Fasano Mertens, y escrita en 1980, nos puede dar la imagen del significado de la esperanza en medio del horror, y de la ilusión y la convicción inclaudicable en medio de la borrasca, las tinieblas y la muerte. Esa ilusión helvética de ser y parecer 'la Suiza de América' fue, de repente, derrumbada por prácticas políticas que intentaron llevar a la República Oriental al oscurantismo, la intolerancia y la represión sistemática".

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