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jueves, 4 de marzo de 2010

CARCEL DESPOBLADA Por Eleuterio Fernández Huidobro

Ahora sí que se nota el vaciamiento de la cárcel, producto de las sucesivas liberaciones. En una cárcel por la que pasaron, según datos militares, alrededor de 3.000 torturados, en una cárcel que llegó a"albergar" durante muchos años a casi dos mil presos, íbamos quedando sólo 250 más o menos. Las siete barracas hacía tiempo que estaban vacías. Pero ahora varios pisos del celdario también lo estaban. En ese gran edificio hay 500 celdas en total. Si se tiene en cuenta que los presos estaban, en su mayoría, "de a dos", sólo 120 celdas tenían gente. Prácticamente un solo piso: el segundo.

Recuerdo que en el quinto, en cierto momento, sólo quedaban dos presos, que nos miraban desde aquella altura totalmente desolada, aislados. ¡Cuántos y qué trágicos recuerdos iban quedando encerrados en aquellas paredes! El vaciamiento causaba una extraña, oprimente sensación de soledad. Múltiples detalles auditivos, visuales, de todo tipo, habían cambiado sustancialmente y eran para nosotros absolutamente nuevos. Desacostumbrados. Recreos "vacíos", casi sin gente para un "picadito" de fútbol, los trabajos que ya nadie hacía, la quinta abandonada, el pasto que crece porque nadie lo corta, el suministro de agua caliente que falla porque nadie sabe manejar bien las calderas, la cocina con dificultades...¡No hay presos! No están los compañeros que todo lo hacían. Se fueron los que sabían arreglar y manejar ciertas cosas. Al no encenderse las luces de las celdas vacías, la oscuridad en aquel enorme edificio de casi dos cuadras de largo, se va apoderando de todo. Los corredores de los pisos parecen túneles, en especial de madrugada, cuando salimos a calentar el agua para el mate y repartirla. La misma "isla" está vacía; su último habitante, Marenales, cerró la puerta y apagó la luz, como quien dice... Retiraron la guardia. Quedó allí como tapera. Toda la cárcel se iba transformando en una tapera. El deterioro avanzaba día a día y era observable a simple vista. La basura en los patios, los pastizales, el abandono...La sensación de vaciedad, de soledad, se multiplica por ser el edificio tan grande y por haber estado hasta hacía poco densamente poblado. Lo que más oprime es el silencio... Aquellos ruidos de ciertas horas: al volver los pisos del recreo, el trepidar de los carritos con la comida, el sonido metálico al repartir los cubiertos... Todo aquel barullo ha desaparecido. Ahora, a esas horas, apenas se oye el rodar de uno o dos carritos, alguna que otra ventanilla que se abre y se cierra. Silencio. La cárcel está quieta y muda. El 1º de marzo de 1985. ¡Pero cómo trabajaba la tétrica ambulancia! Sus idas y venidas pautaban el transcurrir del tiempo en la jornada. Nos acercábamos al 1º de marzo. Llevaban de apuro al Hospital Militar a cantidad decompañeros. Todos los análisis y los tratamientos que durante años habían sido negados, se querían hacer ahora a último momento. Porque esos presos iban a salir a la calle, y muy probablemente serían vistos por médicos reales. Se quería "tapar" de apuro... Era trágico oír, en esos días, los partes con el estado de salud dealgunos compañeros aún internados. Proseguía en el Parlamento el debate de la Ley de Amnistía.

A nosotros nos llegaban ecos lejanos y no muy precisos. La ambulancia servía también para trasladar bultos desde el celdario al locutorio. Muchos presos mandaban cosas para sus casas: telares, herramientas, guitarras. Antes de que se las devorara en una última embestida, la manga de langostas verdes. Preparándose para salir lomás livianito posible.La ambulancia iba y venía... La humareda Los milicos desmantelaban "afanosamente" la cárcel. Sabían que iba apasar a la órbita del Ministerio del Interior y por lo tanto ¡habíaque llevarse todo! ¡Hasta los techos de las barracas estaban desmontando! Parecían hormigas, langostas, subidas en aquellos techos,con los camiones esperando, royendo de la cárcel hasta las chapas.Se llevaban también los archivos, urgentemente. Como un ejército en retirada, en desbande, levantando vuelo, tomándose los vientos. Lo que no podían llevar, lo quemaban. Toneladas de papel eran transportadas en camión al horno del basurero. Quemaban los archivos. La humareda era densa. Se colaba por las ventanas. En los patios hacía lagrimear.A veces, el viento, siempre arrachado en aquella desolada colina,abría los furtivos biblioratos que iban sobre la caja de los camiones y, como leyéndolos, iba desprendiendo las hojas que volaban por sobre los pastizales ya altos, hasta quedar atrapadas en los abundantes alambrados de ese país. Pegatina hecha por el viento... En algún recreo de esos días, aburridos, levantamos alguno de aquellos papeles: "HOJA DE CONDUCTA;RECLUSO Nº...".Sanciones. Miles, centenares de miles. Volaban por los campos de San José o se hacían humo más allá del dolor y más acá del crimen. Habían ido con destino a la "justicia militar" para demostrar la contumacia sediciosa de los presos. Todo fue inútil. Y una farsa, en el final dela tragedia. Auschwitz El proceso fue tan rápido que los tomó desprevenidos. Ellos debían tener otro cronograma previsto. Pero la entrada de la Ley de Amnistía como tema en el Parlamento ya a partir del 15 de febrero y la velocidad con que venía procesándose... La presión popular fue la causante de este desacomodo de los militares. Nos fichan a todos de apuro. Fotos de frente, de perfil y también ¡deespaldas! Para ellas nos ponen ropa civil y, a veces, hasta sombrero. Cuando se aprobó la Ley de Amnistía, ¿se habrán destruido también esasfichas? ¿Será posible que personas amnistiadas figuren en algún fichero de algún servicio de inteligencia dependiente del Estado?¿Para qué? En el piso 1, donde estábamos nosotros, ya casi no se podía caminar apesar de ser una extensa y playa planta baja. Habían estibado en él, muy prolijamente, todos los colchones. Miles. Las pilas una junto a la otra llegaban hasta el alambrado horizontal que limita y aísla el piso1 del 2. Hicieron lo mismo con las cucharas, los tenedores, los cuchillos, los platos, las tazas, las frazadas, las almohadas, los mamelucos. Prolijos montones por separado. Una especie aquí, otra allá... Todo bien clasificado. Igual que en Auschwitz: ¿Te acordás de esas fotos en las que aparecen miles de lentes, miles de zapatos de hombre; allá los de mujer, acá los de niño? Yo estuve allí, Ñato, tras los rastros de mi familia: los encontré confundidos en esas montañas de objetos. Debíamos transitar con enormes dificultades por entre aquellos montones con el carrito. El de la comida, que ahora, por primera vez, empezaba a sobrar. Años de sufrimiento, miles de compañeros nos hablaban desde las abolladuras de los platos, los roces de las frazadas, los codos rotos de las mangas de los mamelucos. Y todo llevaba el número. Cada compañero podía hablarte desde su número identificatorio. Varias celdas vacías de aquel primer piso también eran depósito de cosas. El viento, entrando por las ventanas abiertas de celdas desocupadas, empujaba las pilas de colchones que se derrumbaban encámara lenta...Sin hacer ruido... Fantasmagóricas. De pronto, algo se desprendió de una pila. Cayó rodando de uno de aquellos montones: era un paquetito de esos, típicos, que mandan las familias. Ropa limpia, tachitos de material plástico.Con el número y el nombre del preso: Ese decía: ÁNGEL YOLDI. Nunca lo recibió... Lo tiraron al depósito. Nosotros lo encontramos y lo rescatamos del olvido.También nos llevamos el mameluco, 812, todo gastado...El de Nepo .El final de Punta de Rieles "1º de marzo Todo el día el parlante apagado. Ni anoche ni hoy ha habido diario ni informativo. De tarde nos enteramos que a las compañeras del B les sacaron la TV del sector y a las del A les prohibieron prenderla hastalas 5. Baño trancado para que no nos podamos comunicar con el B. Así se inaugura el gobierno democrático por parte del Comando de esta cárcel. 18:30. Nos enteramos del levantamiento del decreto de ilegalización de todas las organizaciones políticas y sindicales. ¡Qué imponente! Nos sentimos parte del pueblo que festeja lo que ganó por las suyas.4 de marzo. En estos días no hubo tiempo de escribir; hubo un mundo, un alud de acontecimientos, pero hoy, ¡HOY NOS VAMOS DE ESTA CÁRCEL! Nos avisaronque aprontáramos las cosas, que esta tarde nos trasladan «a otraunidad». No hay más datos, pero esto basta. ¡FIN DE ESTA CÁRCEL MALDITA! "("Bitácora de Punta de Rieles", diario de los últimos días llevado por algunas compañeras presas). Este 1º de marzo pertenece al libro "MEMORIAS DEL CALABOZO" (deMauricio Rosencof y Eleuterio Fernandez Huidobro).

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