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martes, 2 de marzo de 2010

A la uruguaya

Por Jorge Pasculli Periodista

No una "uruguaya" nostálgica, mera repetición del pasado, sino viva, renovada, sorprendente, apuntando a los mejores valores no sólo de nosotros mismos como nación sino de la humanidad. Así fue la ceremonia de ayer y la de antes de ayer, cuando un presidente se despide de su pueblo y éste asiste no a abuchearlo sino a agradecerle emocionado todo lo que hizo y cómo lo hizo. Y allí, al lado suyo, el presidente electo, acompañándolo, abrazándolo, sin la menor competencia entre ambos. Y ojo, son dos hombres de coraje, de temperamento, de personalidad, con estilos diferentes en muchos aspectos, pero los une la grandeza de la lucha por la libertad, la justicia, el bienestar de nuestra gente. Eso los vuelve amorosamente humildes ante la tamaña responsabilidad con que el pueblo los comprometió. Lo esperanzador y revolucionario es eso, no son dos genios superhombres nacidos perfectos al nacer, sino dos seres humanos que la lucha por y con los demás los ha engrandecido.

Y el "con los demás" es decisivo, fundamental, para que sea realmente una historia revolucionaria y no un mero culto a la personalidad del líder donde finalmente los pueblos y sus destinos se vuelven esclavos del superhéroe máximo creado.

Esta característica de este pasaje de mando es bien uruguaya y se afinca en el "mi autoridad emana de vosotros y cesa ante vuestra presencia soberana" de Artigas, tan recordado en estos días, por Tabaré y Mujica.

El Frente Amplio se ha forjado así, sin miedo a la libertad, a la sana convivencia y a la sana competencia entre nuestros líderes. Por eso, lejos de separarlos, la elección interna terminó uniendo a Mujica y Astori, conformando hoy un equipo de primera, porque ambos tienen vocación de servicio, y cualquiera fuere el lugar que les tocara en suerte a cada uno, la respuesta iba a ser ésta.

Esta actitud de nuestros principales líderes entre ellos, como así también el llamado abierto, sincero, generoso, hacia la oposición, es visto con total asombro por el resto del mundo. Actitud que tuvo la misma noche de la victoria cuando dejó en claro que no había "ni vencidos ni vencedores".

Mujica habla de que el nuestro es un país lindo para vivir. Y es que con actitudes así lo hacemos más lindo aún. Por eso renovamos, revolucionamos nuestra manera de ser uruguayos. Que tenemos también nuestros defectos, como lo ha señalado también el presidente. Pero que tenemos un buen carozo, queremos una buena vida para los nuestros pero también para los demás.

A ESO APUESTA MUJICA CON SU PROPIO EJEMPLO.

Con actitudes y palabras de veterano curtido a golpes, siempre jugado por sus convicciones, por luchar por los demás y no para sí mismo. Por eso este Mujica no es el de hace diez años, no el de hace 20, 30 o 40. Es el mejor Mujica que puede entregarle hoy a los demás. No el que viene por la revancha, no el que dio lo mejor en su momento por el MLN, o luego por el MPP y el FA. Habló como el presidente de todos los uruguayos que sale a buscar el encuentro con todos los uruguayos. No el que viene a aplicar fórmulas rígidas sino a buscar con los demás las mejores soluciones, sin prejuicios, sin ataduras, con la mira en el bienestar del pueblo y no en su propio ombligo.

Ese hombre de pueblo, al que la gente ha elegido para conducir nuestros destinos, se ganó nuestra confianza, nuestro respeto y afecto, justamente por tener la sensibilidad del hombre de pueblo, su corazón, su entrega, su autenticidad. Su estar siempre dispuesto a dar lo máximo, así sea a reconocer un error propio o estar abierto y atento a todas las experiencias ajenas que pudieran servirnos.

Ayer habló con la humildad, el amor y la sabiduría de un hombre que ha vivido luchando y el día en que triunfan sus postulados, lejos de envanecerse se abre a los demás y los invita a luchar juntos. Como dijo: " Para todos y con todos."

Ojalá todos estemos a la altura de esta convocatoria. Vivimos en un país hermoso, querible, en un mundo cada vez más complicado del cual una parte ya nos mira asombrado, con simpatía y respeto. Luchemos todos juntos, por nuestros hijos y nietos. Y disfrutemos al hacerlo, en cierta forma somos un país privilegiado en muchos aspectos. Sigamos renovando y mejorando nuestra condición humana y como pueblo, a nuestra manera, con esa frescura, esta esperanza, esta impresionante energía de este viejo-joven luchador. Como dijo el propio Mujica en una parte medular de sus palabras: "no es negociable el rumbo, sí es negociable la forma en que lo hagamos, ningún camino puede descartarse, ninguna experiencia desconocerse, salvo el dogmatismo que ha quedado descartado".

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