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martes, 2 de marzo de 2010

CUMBRE. LA COMUNIDAD DE ESTADOS LATINOAMERICANOS Y CARIBEÑOS

La Cumbre de la Unidad efectuada a comienzos de la semana pasada en Cancún puso en marcha el gran proyecto de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, que implica un verdadero salto cualitativo en el proceso de su total integración.

Resulta sorprendente, a juicio de participantes y comentaristas de toda laya, que se haya tardado 200 años para concretar este proyecto, destinado a transformar en realidad el sueño bolivariano de la unión de repúblicas al sur del río Bravo. Constituye algo así como una reivindicación histórica. El Congreso Anfictiónico convocado por Simón Bolívar en 1826 en Panamá para sellar la unidad del continente tras la independencia fue saboteado por Estados Unidos. Ahora el nuevo organismo nace sin Estados Unidos (ni Canadá), como una comunidad de naciones iguales en derechos, sin supeditación a ninguna potencia. Por eso en Cancún se habló, con razón, de la trascendencia histórica del paso que se estaba dando. Ahora el rumbo está puesto hacia la reunión de julio 2011 en Caracas, precisamente al cumplirse el bicentenario de la independencia de Venezuela, con la aspiración de que allí puedan plasmarse los documentos fundacionales, de carácter programático y estatutario.

El antecedente inmediato es la resolución adoptada en Costa de Sauípe, cerca de Salvador, capital del estado brasileño de Bahía, donde convocados por el presidente Lula se reunieron en diciembre 2008 por primera vez (subrayamos: por primera vez) los 33 países latinoamericanos y caribeños sin la presencia de Estados Unidos y Canadá en la I Cumbre de América Latina y el Caribe (CALC) sobre Integración y Desarrollo. Ahora en la Riviera Maya, próxima a Cancún, se reunieron esos mismos países, con la única excepción de Honduras, ya que los demás países no reconocen a su gobierno, nacido de elecciones espurias bajo un golpe de Estado. Y se registró una convergencia entre esta organización y el Grupo de Río, de larga y positiva tradición en América Latina desde 1986 y que desarrolló una acción eficaz, por ejemplo en su última reunión en Santo Domingo en relación a la conflictiva situación generada por la invasión de Colombia a Ecuador el 1º de marzo de 2008. De esta manera comenzó a tomar cuerpo institucional el proyecto de unidad gestado por Simón Bolívar y José Martí desde hace dos siglos.

En estas reuniones se ha hecho patente la voluntad general de echar al traste a la OEA, que si bien ya no puede considerarse como antaño el "ministerio de colonias de EEUU" que bendijo todas las agresiones militares del imperio contra nuestros países, porque prevaleció en muchos casos la voluntad de los pueblos y de gobiernos que configuran una nueva realidad en América Latina y han impedido la imposición de la potencia imperial, es un instrumento obsoleto y no responde a las nuevas realidades. Aquí también se palpa el cambio de época en América Latina desde el comienzo del nuevo siglo y milenio, como lo expresó el presidente ecuatoriano Rafael Correa (que será nuestro huésped en la trasmisión del mando presidencial y dictará una conferencia mañana en el Paraninfo precisamente sobre "La crisis económica mundial y el cambio progresista en América Latina").

Para opacar los resultados esperanzadores de la Cumbre de Cancún se lanzó al ruedo con estruendo publicitario el incidente entre los presidentes Chávez y Uribe. En su trasfondo están las 7 bases militares yankis (que pueden ser 11) en territorio colombiano apuntadas contra Venezuela y toda América Latina. Uribe tuvo el descaro de comparar la disminución del comercio de Venezuela con su país con el bloqueo yanki a Cuba. El publicista colombiano Carlos Lozano, director de Voz, escribió que Uribe llegó (en último término) a la reunión con el encargo de romper la misma, de "hacer un indigno y burdo mandado a favor de los gringos y desviar la atención de esa Cumbre al margen de la férula yanki porque es fiel al que lo manda y quiere la presencia de EEUU y Canadá". Concluye: "¡Qué lástima que el 'Caín de América', que tiene hastiado al país de la corrupción y de la guerra, se preste para torpedear una reunión digna y soberana de los hermanos del continente". Por añadidura, días después el dictamen de la Corte Constitucional selló el fracaso estruendoso de Uribe en su propósito re-reeleccionista.

Tras la Cumbre de Cancún hubo un conjunto de movimientos en el tablero, a cargo principalmente de Brasil: convenios de alto nivel entre gobernantes y empresarios brasileños y mexicanos para multiplicar el comercio recíproco, acuerdos con Cuba para modernizar el puerto de Mariel y avanzar en la prospección petrolera a cargo de Petrobras en aguas cubanas, además de créditos para la agricultura e infraestructura; ayuda efectiva a Haití, mediante una hidroeléctrica para proporcionar energía e irrigación en el país, donde ya se hace cargo de la dirección de la Minustah; acuerdos con El Salvador, préstamo del Bndes para la renovación de su flota de ómnibus y cooperación para la producción de etanol. Son otros tantos pasos en el camino de la proyectada integración en máxima escala.

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