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jueves, 7 de enero de 2010

El último adiós a Sandro de América

Miles de seguidores y curiosos se congregaron ayer en calles y avenidas de la capital y el llamado conourbano bonaerense para ofrecer el último adiós a uno de los artistas argentinos más populares de todos los tiempos, Roberto Vicente Sánchez, Sandro.

Emotivo. Buenos Aires despidió a uno de sus hijos pródigos.

Emotivo. Buenos Aires despidió a uno de sus hijos pródigos.

A las 13.35 hora local partió el cortejo fúnebre desde la sede del Congreso de la Nación, donde el ataúd con sus restos mortales fue expuesto ininterrumpidamente desde las 14.00 horas del miércoles, para que sus admiradores pudieran verlo por última vez.

Más de sesenta mil personas desfilaron ante el féretro, la mayoría con una rosa en la mano para depositarla al pie, su flor preferida y título de una de sus más conocidas interpretaciones.

Entre los asistentes estuvieron Aníbal Fernández, jefe de Gabinete, en representación de la presidenta Cristina Fernández; y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli.

Nacido el 19 de agosto de 1945 en una familia humilde del Gran Buenos Aires, adoptó desde muy joven el nombre artístico de Sandro para cultivar el rock, posteriormente se dedicó casi por entero a la música romántica y grabó varias decenas de discos, además de actuar en unos trece filmes.

Afectado por un enfisema pulmonar resultante del consumo de tres o cuatro paquetes de cigarrillos por día, su estado se agravó en los últimos años y se requería un trasplante de corazón y pulmón, el cual finalmente pudo realizarse el 20 de noviembre, pero un shock séptico frustró la operación y falleció el pasado 4 de enero.

La caravana mortuoria, escoltada en la capital por la Policía Federal Argentina y en el conurbano por la Policía Bonaerense, avanzó lentamente por algunas calles siempre preñadas de público que arrojaba flores a su paso, hasta desembocar en la enorme Avenida 9 de Julio, cuyo trazado termina en el puente Pueyrredón que une la ciudad con la provincia.

De ahí pasó por varias ciudades del Gran Buenos Aires, donde las personas se arrojaban hacia la carroza para tocar los vidrios, luego llegó a la casa en Banfield donde el artista vivió en los últimos años, totalmente rodeada de público que lo esperaba para realizar un corto homenaje allí.

Posteriormente partió hasta el cementerio privado Gloriam, en la localidad de Longchamps, donde la familia realizó una ceremonia religiosa antes de que fuera enterrado quien fue calificado de Elvis Presley argentino y Sandro de América, aunque él siempre prefirió ser simplemente Sandro.

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