Entre los nuevos pobres destacan las familias con hijos: este grupo fue el que más solicitudes formuló, el 36%. Se trata en muchos casos de parejas jóvenes que acuden a Cáritas tras perder su trabajo como autónomos o tener que cerrar su pequeña empresa, explicó Mercè Darnell, encargada de asistencia social de la ONG.
"Hay personas que vienen llorando, avergonzadas", contó Emilio, de 46 años, que ayuda en las tareas de la ONG. Es un pequeño empresario que tuvo que cerrar su negocio en 2008: se dedicaba al transporte de piezas de automóviles por Europa y la crisis le tocó de lleno. Padre divorciado y con tres hijos -dos adultos, también en paro, y otro de seis años-, recibe desde hace seis meses un subsidio y colabora con dos parroquias de Sabadell. "Es doloroso ver a la gente, pero gratificante ayudarles", explica.
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