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lunes, 15 de octubre de 2012

Rajoy pide a sus bases atraer al PP a “cualquiera que se encuentren”

A seis días de que hablen las urnas, el PP sabe que serán pocos los votos que lo lleven a la gloria o al infierno. Ayer reunió en un hotel a sus “comités de barrio” de A Coruña, unos 200 militantes, especialmente entusiastas e infiltrados en esos ambientes estratégicos donde los políticos ingenuos pierden las elecciones. “Cuando vais a un bar o a una peluquería y defendéis al PP, le dais al partido su capacidad de movilización”, les animó el alcalde, Carlos Negreira, uno de los teloneros del presidente del partido, Mariano Rajoy, estrella de un acto atípico para un gobernante que tiene a su país al borde del rescate.
Rajoy abandonó La Moncloa y sus reuniones en la cima del mundo para dejarse aplaudir y besar por los “radares y transmisores” en los que confía el PP cuando quiere enterarse de qué se dice en la calle, tal y como los bautizó la cabeza de cartel por A Coruña y conselleira de Feijóo, Beatriz Mato. Esa calle que Rajoy ha evitado pisar de momento en las ciudades, esquivando así un foco de malestar social por los recortes que la agenda presidencial relega en favor de actos más discretos en las zonas rurales. “Las elecciones no las gana el candidato, el presidente de la Xunta o el presidente del Gobierno”, advirtió el jefe del Ejecutivo español a los militantes coruñeses “sino mucha gente comprometida con un ideario que convence a cualquier persona que se encuentra”.
No había euforia en la sala, quizás por el mismo sentimiento que mueve a Feijóo a mostrarse inquieto estos días y a repetir que las encuestas que vaticinan un triunfo del PP “no ganan elecciones”. Por si alguien se siente tentado a dormirse al calor de los sondeos, Rajoy acudió ayer a A Coruña acompañado de Javier Arenas, el hombre al que la demoscopia nombró presidente de Andalucía hasta que las urnas le arrebataron el cargo. Consciente del lastre que supone para el PP gallego sus 11 meses de desgaste al frente del Gobierno, Rajoy dedicó parte de su intervención ante los “comités de barrio” de A Coruña — “una de las ciudades más emblemáticas y con mayor proyección de España y de todo el mundo”— para orientar los mensajes que estos afiliados deben transmitir en primera línea de combate, es decir, en el bar y la peluquería. “No pido el voto porque sea un forofo del PP, que también, sino porque creo que las cosas se han hecho bien en Galicia estos años”, afirmó Rajoy, al tiempo que alababa a un Feijóo ante el que “no hay alternativa” y que fue “el primero” en afrontar la crisis. “Si otros lo hubieran hecho desde 2009, la situación sería más fácil de superar”. Y si alguien menta las subidas de impuestos o el tijeretazo al gasto público, se recurre a lo inevitable: “Muchas de las decisiones que tomamos no nos gustan, pero son necesarias”.
Rajoy, que según Negreira “conoce todos los pueblos de Galicia y las necesidades de todos”, sostiene que en la comunidad se paga a proveedores y se construyen hospitales y centros de salud. Ahora que el presidente electo de México ha despejado las dudas sobre el futuro de los contratos que la petrolera Pemex firmó con astilleros gallegos, publicitados por Feijóo como el principio del fin de la crisis, Rajoy ha revelado que participó en las gestiones internacionales para que los acuerdos salieran adelante. Así pues, Galicia, concluyó, está menos mal que el resto: “Las cosas hoy están aquí mejor que en la mayoría de comunidades aunque es necesario trabajar mucho porque las cosas todavía no están bien”.
Mientras viajaba en el coche oficial que lo llevó al hotel del acomodado barrio de Matogrande que acogió el acto, Rajoy descubrió con desagrado los eslóganes de los partidos que intentan evitar la reelección de Feijóo. “Para hacerles frente [eslogan del BNG], hay que pararlos [de Alternativa Galega de Esquerda]… No se puede ir así por la vida”, criticó el presidente, contrario ahora a pedir el voto “para parar a nadie”. Para desacreditar a sus contrincantes, Rajoy censuró el legado de “eso que se llamaba el bipartito”, abogó por un gobierno “que tenga el mismo ideario, objetivos compartidos y el mismo programa” y resaltó que la “estabilidad política de Galicia es muy importante para España”. “Galicia no se merece otro bipartito pero en versión mucho peor”, remató. Minutos después, los “comités de barrio” cercaron a Rajoy. Querían un retrato con él para enseñar en el bar y en la peluquería.

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