Para aliviar la severa crisis alimentaria por la sequía en zonas indígenas de Chihuahua, al norte de México, las autoridades promueven una singular estrategia: cazar a 50.000 jabalíes europeos y utilizar su carne para alimentar a las comunidades en problemas.
Esta especie es considerada exótica en la región, y por su reproducción acelerada ha causado graves daños a los cultivos.
Los jabalíes han afectado las siembras de avena, alfalfa y frijol, en una zona donde la sequía y heladas tempranas ya habían causado estragos.
Si no se aplican controles urgentes el problema puede salirse de control, explica a BBC Mundo Ignacio Legarreta, delegado de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat)
Por eso la decisión de cazarlos y alimentar con su carne a la población vulnerable.
"Las zonas indígenas no tienen granos por la sequía y las heladas, hay falta de alimentos, y existe el riesgo que aumente el número de jabalíes", dice.
El gobierno de Chihuahua calcula en por lo menos 250.000 las personas de comunidades Rarámuri o Tarahumara que padecen hambre, pues perdieron el 90% de sus cultivos de maíz y frijol, sus alimentos básicos.
Frontera
La zona afectada por los jabalíes en México es un valle que comprende los municipios de Ojinaga y Manuel Benavides, Chihuahua, así como el condado de Presidio, Texas, en Estados Unidos.
Un territorio de unos 150 kilómetros cuadrados donde se han censado, por lo menos, a 50.000 ejemplares.
Nadie sabe cómo llegaron, pues la especie originaria es el jabalí de collar. Le teoría más aceptada es que algún ranchero llevó a su propiedad ejemplares de la raza europea, y algunos escapar.
El problema es que se aparearon con cerdos domésticos, explica Legarreta, y el resultado fue que las nuevas generaciones heredaron su capacidad reproductiva, es decir, con entre 8 y 12 crías por camada.
También aumentaron su tamaño. Los cerdos salvajes que deambulan en la frontera de México y Estados Unidos pesan unos 200 kilos, contra 50 de los jabalíes originarios.
"Las zonas indígenas no tienen granos por la sequía y las heladas, hay falta de alimentos, y existe el riesgo que aumente el número de jabalíes"
Ignacio Legarreta, delegado de Semarnat en Chihuahua
Estos factores, aunados a la ausencia de depredadores naturales y de control humano, provocó la reproducción acelerada de la especie, hasta convertirse en una plaga, insiste el funcionario.
Las manadas destruyen tallos y hojas de las plantas y comen sólo las raíces de los cultivos. También atacan a otras especies locales.
Precavidos
La cacería de jabalíes iniciará en la segunda semana de enero próximo, después que los cabildos locales convoquen a cazadores de Chihuahua y otros estados.
No será una tarea fácil. Según Ignacio Legarreta los jabalíes han desarrollado hábitos especiales: durante el día duermen en territorio estadounidense, y por las noches cruzan el Río Bravo –que marca la frontera entre los dos países- para alimentarse.
Son cuidadosos. Primero cruza el líder de la manada para inspeccionar el territorio, y después de una amplia revisión vuelve a la madriguera.
Horas después repite el recorrido y al tercer intento cruza el río con toda la manada. Es el momento de cazarlos, advierte Legarreta.
"Si ven a uno solo y lo atrapan, la manada elige a otro líder", explica.
Factor narco
Paliar la crisis alimentaria de las comunidades Rarámuri con la cacería masiva de jabalíes europeos debe cumplir algunos pasos.
Primero, la carne de los ejemplares cazados deberá superar varios análisis sanitarios antes de ser aceptada.
Luego existe el problema de la distribución, pues los pueblos indígenas más afectados se ubican en regiones apartadas en las montañas.
Y después los cazadores deberán sortear a los carteles de narcotráfico, que desde 2008 se disputan el control de la zona.
En los últimos años cientos de familias han abandonado el territorio para escapar de los enfrentamientos armados. Muchas se refugiaron en Estados Unidos.
Igual que los jabalíes europeos en Chihuahua.
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