Las florestas de Miami, esos inmensos barrios residenciales adinerados, lugares de inmensos jardines con frondosos árboles que contrastan con la jungla de asfalto y cemento del resto de la ciudad, se encuentran amenazadas por un enemigo pequeño, silencioso pero mortal: el caracol africano gigante.
Es una especie muy común en África pero rara en Estados Unidos, aunque no constituye propiamente una novedad en Miami, donde apareció a fines de los años 60 y le costó a las autoridades casi diez años erradicarla. Ahora, está de regreso.
"Hasta ahora hemos atrapado alrededor de 1.000 caracoles y esto es apenas el inicio", dijo a un canal de televisión Denise Feiber, portavoz de la División de Florida de Plantas.
Empleados municipales han comenzado a escudriñar decenas de jardines de la zona de Coral Gables, en el área de las concurridas calles Coral Way y Bird Road, en busca de estos pequeños monstruos que segregan una bacteria mortal que provoca la meningitis y conduce a la muerte, especialmente de niños.
Misteriosa aparición
Las autoridades no saben cómo comenzó esta plaga. A finales de los años 60 lograron descubrir que algunos caracoles llegaron a Miami de la mano de un joven que viajó a África y los crió como animales domésticos, hasta que su abuela se cansó y los dejó sueltos en el jardín de su casa.
Los caracoles pueden crecer hasta 8 pulgadas y consumen unas 500 variedades de plantas. Se reproducen a una velocidad vertiginosa (un ejemplar puede producir 1.200 huevos por año) y destruyen algunos materiales de construcción menos resistentes, como el plástico o el yeso.
"Dejan un rastro de excremento en las paredes exteriores de las casas. No son caracolitos pequeñitos y graciosos", agregó la portavoz.
Veloz reproducción
Esta vez, la plaga fue descubierta por dos hermanas que llamaron a un exterminador para acabar con los caracoles de su jardín. Cuando se dio cuenta de lo que se trataba, el hombre llamó a las autoridades. "Cuando los vio, reconoció al instante que se trataba de caracoles africanos gigantes", agregó Feiber.
La plaga parece estar creciendo porque los especialistas están volviendo a casas y jardines previamente inspeccionados y han encontrado nuevos caracoles. "Vamos allí un día y limpiamos todo, pero días después, cuando volvemos, todavía hay más", dijo la portavoz.
El problema se agrava porque los caracoles son hermafroditas, tienen órganos reproductores de ambos sexos, por lo cual no hace falta el apareamiento. "Se reproducen más rápido que los conejos. Es increíble. Hay miles en mi jardín", dijo a la cadena ABC Suzanne Howland, una de las mujeres que descubrió la plaga.
Posible origen en la santería
Según Feiber, las autoridades sospechan que el origen de los caracoles en esta zona está en un incidente ocurrido el año pasado que está bajo investigación.
El año pasado, las autoridades comenzaron a investigar las actividades de un hombre llamado Charles Stewart, sacerdote de la religión africana Ifa Orisha, que acostumbra a usar caracoles en sus prácticas de santería.
Los investigadores sospechan que los caracoles encontrados en su poder ingresaron a Miami por el aeropuerto, escondidos en la falda de una mujer que vino de África.
Los caracoles gigantes africanos son muy apreciados en los rituales de santería y en Miami, la santería –aunque todavía vive en la clandestinidad, porque está prohibido sacrificar animales– es muy popular dentro de la comunidad cubana.
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