.

.

lunes, 15 de agosto de 2011

SUPERCOPA de España : Real Madrid 2 - Barça 2


La primera parte de la final de Mestalla se recordaba como primer ejemplo. Incluso buenos ratos de locura en la vuelta de Champions en el Camp Nou habían alimentado las esperanzas. Sin embargo, en ninguno de estos dos precedentes el Madrid completó un partido tan intenso y ofensivo como el domingo en la Supercopa. Sólo cedió la iniciativa durante unos instantes del segundo tiempo. Aunque el resultado no fue favorable, Mourinho ya debería tener bastante claro cuál es el camino a seguir.

Hubo 11 remates a portería en el Bernabéu y nueve llevaron color blanco. Exactamente la misma proporción que en los saques de esquina, donde el Barcelona sólo ejecutó dos. El Madrid llevó el peso y dominó tanto en sensaciones como en estadísticas. Impuso su elevado nivel físico en la presión y casi dobló en el apartado de faltas (26 por 14) con especial mención para Alonso (siete) y Khedira (cinco). Movió la pelota e hizo trabajar a destajo a Valdés (12 intervenciones y seis paradas).

Todos estos datos dan la razón a quienes pensaban que Mourinho pecó de conservadurismo la pasada campaña, especialmente en la ida europea. Esta vez, con el mismo once apalizado 5-0 en noviembre, el Madrid estuvo a la altura de lo que se espera de su estupenda plantilla. Con tanto talento, no queda otra. Las cabalgadas de Cristiano, las finezas de Benzema y el periscopio de Özil fueron sus mejores bazas. Los envíos teledirigidos de Alonso y la profundidad de Di María también se hicieron notar.

'Jugar bien y ganar'

"Me voy contento con el juego", deslizó Casillas, todavía capitán, para quien el primer tiempo es "el camino que se debe seguir". Alonso, por su parte, habló de "buenas sensaciones" y de un plan concreto para la vuelta. Nada menos que "jugar bien y ganar". Un discurso opuesto a aquellas palabras de Cristiano en abril, con aquello de "no me gusta este estilo, pero es lo que hay". Parece claro que los futbolistas no tienen miedo a hablar de fútbol, por mucho que Mourinho o su vicario Karanka prefieran hacerlo del árbitro.

El preparador portugués eludió el debate sobre el juego incluso esta vez, la primera en que desarrolla una propuesta del agrado de la afición. La posesión volvió a caer del lado azulgrana (60%), aunque la mayoría de los pases se completaron en campo propio. Además, ese dato es notoriamente inferior a lo visto el año pasado, donde Xavi, Iniesta, Busquets y compañía se gustaron en el rondo en el mismo Chamartín (76% en Liga y 77 en Champions).

La huella de la Supercopa debería servir de patrón para el futuro inmediato del Madrid, tan controlador absoluto del duelo que no obligó a Casillas ni a una sola parada. Un hecho insólito también para el vigente campeón de Europa. Además de los goles, surgidos casi de la nada, sólo se acercó con un libre directo desviado de Messi y un disparo lejano de Alexis repelido por la defensa. "Ellos me han causado muy buena impresión. Jugaron como en la vuelta de la Champions", admitió Guardiola. La diferencia es que entonces, obligado por el 0-2, no quedaba otra. Y esta vez, Mourinho quiso algo más que el empate sin goles.

No hay comentarios: