Dennis Kucinich, tenaz y documentando opositor a la intervención norteamericana en el conflicto de Libia, es un representante demócrata en el Congreso de los Estados Unidos. Participó en la última carrera presidencial, cuando Barack Obama fue proclamado candidato demócrata a la presidencia USA. Nada menos que Michael Hudson colaborador del Instituto de Naciones Unidas para la Formación y la Investigación, profesor investigador en la Universidad de Missouri (Kansas) y autor de Super Imperialism: The Economic Strategy of American Empire [1], fue uno de sus asesores durante las primarias presidenciales.
El 22 de agosto, cuando se tenían noticias confirmadas del provisional triunfo otánico-rebelde en Libia, Kucinich pedía en el Congreso usamericano que se juzgara a los jefes militares de la OTAN, sin exclusión alguna, por su directa responsabilidad en la muerte de civiles durante el reciente conflicto todavía vivo [2]. Su excelente, equilibrado y oportuno argumento puede sintetizarse del modo siguiente: si el gobierno de Gadafi, acusado de crímenes contra su propia ciudadanía, contra la población civil libia, llega a ser juzgado por el Tribunal Penal Internacional como se pretende, también deberían serlo los máximos mandatarios de la OTAN por la misma razón. Las acusaciones son idénticas.
El, sin duda, singular congresista demócrata añadió: la OTAN actúa bajo la ley internacional y, consiguientemente, no está exenta de ella.
¿O si lo está y la Alianza Atlántica no actúa bajo el imperio de ninguna ley internacional sino al dictado de las leyes imperiales y sólo rige en su caso la ley “bárbara”, no “civilizada”, del más fuerte y del que desenfunda más rápido y mayor número de veces contra quien se ponga por delante, o se ubica detrás suyo o en territorios no atlánticos?
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