Un agujero negro 'engulló' a una estrella en una de las mayores y más brillantes explosiones cósmicas observadas hasta el momento, según la conclusión a la que ha llegado medio centenar de astrónomos de todo el mundo, que publican sus resultados en dos trabajos en la revista 'Science' esta semana.
El fenómeno se produjo en una lejana galaxia situada a unos 3.800 años luz de la Tierra, que es el tiempo que ha tardado en llegar hasta nosotros su luz. Es decir. Los investigadores, entre los que se encuentra un equipo del Instituto de Astrofísica de Andalucía (CSIC), dirigido por Juan Carlos Tello, observó el pasado 28 de marzo una radiación extremadamente brillante procedente de esa galaxia Dragón. Frente a otras explosiones similares, que duran minutos, en este caso los intensos Rayos X y Gamma duraron semanas y en 48 horas se reactivaron hasta tres veces.
Según explican, la estrella era 10 veces más pequeña que el Sol, pero el agujero negro tiene una masa 10.000 millones de veces mayor.
La primera pista de lo que estaba ocurriendo la captó el satélite espacial Swift de la NASA, pero una vez lanzada la alerta se siguió la observación del fenómeno con los mejores telescopios del mundo, entre ellos el Gran Telescopio de Canarias, el Keck de Hawaii, además de los espaciales Hubble y Chandra.
Los expertos coinciden en explicar el fenómeno en que se trata de un agujero negro en el centro de esta galaxia que, aunque había permancedido inactivo hasta entones, entró en actividad cuando una estrella pasó cerca de su centro de gravedad y la atrajo, hasta desmenuzarla y 'tragársela' en espiral, como cuando el agua se va por un desagüe.
El agujero negro, que gira sobre sí mismo, habría enviado dos fuertes haces de energía hacia arriba y abajo y éste último dió la casualidad que apuntaba extactamente hacia la Vía Láctea, lo que hizo posible su observación dede la Tierra.
Los astrónomos creen que será muy dificil volver a ver este fenómeno en esta galaxia, donde podría no repetirse en 100 millones de años. No obstante, recuerdan que el agujero negro central de la Vía Láctea también parece inactivo, pero podría tragarse una estrella que vagase cerca de su campo gravitacional.
Afortunadamente, el Sol se encuentra en las estribaciones de nuestra galaxia, por lo que no corre el riesgo de ser 'engullido'.
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