El número de esta semana de la revista 'The Economist' incluye un artículo sobre el Partido Popular y su presidente, Mariano Rajoy, en el que, entre otras cosas, afirma que éste es "la pesadilla de un asesor de imagen" y le advierte de que "esto no es 1996", fecha a la que el PP alude con frecuencia como antecedente de recuperación bajo un Gobierno 'popular'.
El artículo se titula "La gente del Partido Popular" (aprovechando el juego que permite el que, en inglés, "gente" y "pueblo" o "popular" sean una misma palabra), pero presenta un subtítulo más sugerente: "El probable próximo presidente de España es un hombre de cierto misterio". Gane quien gane en 2012, dice, "España será pronto un país para viejos", aplicando así el título de la oscarizada película de los hermanos Coen a la edad de Rajoy y la del candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba.
Al líder 'popular', el semanario británico le describe nada menos que como "un candidato aburrido" y "la pesadilla de un asesor de imagen", y, recordando sus dos elecciones fallidas, apunta que al PP "no se le da bien echar a líderes perdedores". Baraja la posibilidad de que Rajoy logre una mayoría absoluta en 2012, pero advierte que las elecciones las perderá el PSOE y no las ganará el PP.
Ante el hundimiento económico, 'The Economist' señala que Rajoy está jugando a "mirar y esperar", para no "asustar" a los votantes con propuestas drásticas y liquidar el bagaje de "partido desagradable" que, interpreta, le hizo perder en 2008. Aun así, indica que las "insinuaciones" sobre la quiebra de Castilla-la Mancha y la Sanidad pública parecen igualmente "alarmistas".
Desarrollando el "misterio" que atribuye a Rajoy, el artículo recoge las peticiones que se le han hecho dentro del propio PP de que sea más directo y dinámico en algunos temas, y entiende que su actitud "ha llevado a la frustración acerca de los planes del PP". Tirando de estereotipos, llega a enmarcar la personalidad de Rajoy en el manido cliché gallego que consiste en "dejar a la gente preguntándose cuáles son sus intenciones reales".
Además, la revista señala dos circunstancias concretas que podrían desbaratar la presunta estrategia de Rajoy. Por un lado, su dominio del poder autonómico desde el 22-M podría hacerle aparecer como un corresponsable de la crisis en lugar de como la alternativa en la oposición; por otro, avisa, "esto no es 1996", porque hay "menos empresas públicas que privatizar y no puede contar con el dinero de la Unión Europea".
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