Los programas de vacunación para reducir la incidencia del cáncer de cuello de útero son todo un éxito y así lo confirma la experiencia australiana, uno de los primeros países en introducir esta medida de prevención. La revista 'The Lancet' publica ahora un estudio que evalúa, por primera vez, los resultados de una iniciativa que también existe en España desde 2009.
Para ello, los investigadores han analizado (a través del cribado citológico) las lesiones cervicales que presentaban las jóvenes cuyas edades oscilaban entre los 12 y 26 años antes (entre 2003 y 2007) y después (entre 2007 y 2009) de implantar el programa de vacunación. La conclusión fue rotunda: "La incidencia de lesiones cervicales de alto grado en niñas hasta los 18 años se redujo en casi un 50% en los tres años siguientes a la vacunación". También disminuyó en el resto de mujeres, pero "especialmente en las más jóvenes, lo que refuerza lo importante que resulta poner esta vacuna en la pre-adolescencia, antes del inicio de las relaciones sexuales (principal vía de transmisión del papilomavirus que causa este tipo de lesiones)", apunta Julia Brotherton, del servicio australiano de citología en Victoria.
Precisamente este tipo de alteraciones, las de medio y alto grado, son las que, si no se tratan, "a largo plazo pueden derivar en un cáncer de cuello de útero", explica Jackie Calleja, ginecólogo del Hospital Universitario Quirón Madrid. Con la vacuna, continúa, "se consigue reducir el número de mujeres con estas anomías cervicales y, por lo tanto, la incidencia de cáncer de cuello de útero".
En cuanto a las lesiones de bajo grado, es decir, aquellas de menor profundidad, los investigadores australianos no observaron disminución significativa tras la iniciativa de prevención. Sin embargo, tal y como argumenta el ginecólogo, "estos daños son transitorios y normalmente la evolución es benigna. Se resuelven espontáneamente sin necesidad de tratamiento".
Desconfianza entre los españoles
Desde que la vacuna contra el papilomavirus fue autorizada por la Agencia Americana del Medicamento (FDA) y la EMA (Agencia Europea del Medicamento), en 2006, el programa de vacunación se ha implantado en más de 28 países. En España "se introdujo en 2009 y, aunque se están realizando estudios epidemiológicos, aún no tenemos resultados", señala el doctor Calleja.
Por su experiencia clínica, Ana Pérez, médico adjunto de la Unidad de Patología Cervical del Hospital La Paz de Madrid, asegura que "la vacunación contra el papilomavirus se ha reducido mucho a partir de las reacciones adversas que sufrieron dos niñas de Valencia en 2009".
Aunque no hay estudios al respecto, en la actualidad, agrega la especialista, "la tasa de vacunación es bastante baja y, además, calculo que de las personas que se vacunan, sólo entre un 30% y un 40% completan las tres dosis".
La edad de recomendación depende de cada comunidad autónoma, pero oscila entre los 14 y los 16 años. También se aconseja en mujeres hasta los 25 años, en cuyo caso los gastos corren por su cuenta. "Quizás la crisis también influya en la reducción de esta vacuna. El coste de las tres dosis ronda los 400 euros", especula la doctora del Hospital La Paz. "Las tasas de vacunación están siendo deprimentes, mucho más bajas que en otros países".
Lo que parece que resulta más eficaz y de hecho se realiza en algunas comunidades autónomas, al igual que en Australia, "es dirigir el programa de vacunación directamente a los colegios".
Actualmente, en España hay 700 casos de muerte por cáncer de cuello de útero. Y aunque "con el diagnóstico precoz, el cáncer ha bajado muchísimo", las medidas de prevención, como la vacuna contra el papilomavirus son vitales, señala Ana Pérez.
Según el estudio publicado en 'The Lancet', estos programas de vacunación son eficaces para reducir las lesiones cervicales, aunque según asumen los propios autores del artículo, "son necesarios más trabajos que lo confirmen". Sobre todo porque está basado en personas muy jóvenes, sólo tres años después de ponerse la vacuna. "Desde que se produce el contacto con el virus hasta que se desarrolla el cáncer pasan muchos años. Además, por debajo de los 20 años, aún hay una alta tasa de curación espontánea", explica la doctora Pérez, que coincide con la línea del editorial que acompaña al artículo en la revista. Según sus autoras, Mona Saraiya y Susan Hariri, de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, EEUU), "estos resultados deberían revisarse con precaución y teniendo en cuenta las limitaciones. Es encesario realizar estudios más rigurosos para mejorar el conocimiento sobre la eficacia de la vacuna".
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