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En los anales de la medicina moderna se puede leer que las enfermedades diarreicas producidas por bacterias escogen la vía oral para reproducirse y, en la mayoría de los casos, la vía anal para evacuar los efectos provocados por los microorganismos. Los galenos suelen dividir las diarreas bacterianas en dos grupos principales, no invasivas e invasivas, en dependencia de la capacidad de los microorganismos de destruir o no las células de las mucosas intestinales. También las hay de tipo mixto. Al primer grupo, pertenece la famosa escherichia coli enterotoxigeno(ECPE), que es la causante de la “venganza de Moctezuma”, es decir, la típica diarrea del turista que después de haber degustado unos ricos y sabrosos tacos de carne deshilachada con mole en un chiringuito aledaño a las pirámides de Teotihuacán, México, busca desesperado un retrete y desgraciadamente no lo encuentra. La salmonelosis producida por los diferentes tipos de salmonella, por el contrario, es invasiva y por lo tanto destruye el tejido celular intestinal. El escherichia coli entero hemorrágico (ECEH), que es la bacteria responsable de la colitis hemorrágica y que ha causado más de una treintena de muertos en el norte de Alemania, ha acaparado la atención de los rotativos más importantes de Europa Central, a tal grado, que la intervención militar de la OTAN y los bombardeos diarios en Trípolis y alrededores han pasado a un plano secundario. A pesar de la “exactitud” de las coordenadas y de la tecnología militar utilizada en la intervención militar invasiva en Libia, los daños colaterales, es decir los muertos civiles, aumentan cada día. Las disculpas del secretario general de la Organización del tratado del Atlántico Norte, Anders Fogh Rasmussen, tienen un sabor amargo y cínico. Así como las bacterias invasivas que destruyen el tejido intestinal, las fuerzas militares de la OTAN están destruyendo la infraestructura libia y los más trágico, vidas humanas.
La logorrea es una “especie” de diarrea verbal, enfermedad que padecen los líderes políticos de las naciones capitalistas que quieren imponer su voluntad imperialista al resto del mundo. Haciendo uso de la verborrea imperialista que los caracteriza, prometen el progreso, la concordia, la paz, el cielo y la tierra y una sarta de mentiras sin inmutarse un sólo instante, al mismo tiempo que ordenan arar los campos con bombas “inteligentes” y convencionales, sin importarles un comino que allí donde caen los artefactos explosivos, ya sea por un “error técnico” o por frio cálculo táctico-operativo, hay niños y adultos que lo único que quieren es vivir en paz.
Si la verborrea imperialista fuera una enfermedad del aparato digestivo, habría que aplicarle a David Cameron y a Barack Obama, un enema extrafuerte de sal inglesa, mezclado con jugo de limón californiano y reforzado con una pizca doble de ají puta parió, a lo mejor así dejan de seguir hablando tanta bobería indigesta.
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