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viernes, 27 de mayo de 2011

La Luna tiene tanta agua en su interior como la Tierra

Las rocas traídas de la Luna por los astronautas de la misión Apollo 17 en 1972 ocultaban un secreto: pese a su aspecto árido, el interior del manto lunar tiene tanta cantidad de agua como el de la Tierra. Así lo asegura un el equipo científico del argentino Alberto Saal, profesor asociado de la Universidad de Brown (EEUU), que ha vuelto a poner sobre el tapete la cuestión del origen del satélite terrestre.

El equipo de Saal, en 2008, ya había anunciado en 'Nature' que la Luna ocultaba agua en su interior, pero entonces había detectado una cantidad muy escasa y muchas voces críticas se alzaron en su contra. Ahora, nuevos análisis publicados en 'Science' no sólo confirman lo anterior, sino que muestran que el magma lunar contiene 100 veces más cantidad de agua de la que pensaban.

Los investigadores descubrieron el agua en trozos de lava que recogieron los miembros de las misiones Apollo de la NASA en los años 70. No fue fácil conseguir que la agencia espacial les hiciera llegar las muestras, pero el empeño del geofísico pudo con sus reticencias.

Saal explica a ELMUNDO.es que en las erupciones volcánicas que hubo en el pasado en la Luna, el 98% del agua que salía al exterior se gasificaba, perdiéndose en el espacio. No obstante, también se formaban cristales (igual que ocurre en la Tierra) que atrapaban gotas de lava con agua, de forma que no pudo gasificarse. Son las llamadas 'inclusiones fundidas'.

Origen de la Luna

Es en el interior de estos diminutos cristales donde los geoquímicos encontraron evidencias de un agua que no existe a simple vista. En su trabajo, lograron medir 1.200 microgramos de agua por gramo, exactamente la misma proporción que se ha detectado en lavas del fondo del Océano Pacífico.

Este hallazgo consolida la teoría de que la Tierra y la Luna tienen un origen común, y que el satélite se formó cuando el impacto de un planeta desgajó parte de material terrestre, que quedó en la órbita. Hasta ahora se pensaba que en ese proceso desapareció por evaporación toda el agua lunar, debido a las altas temperaturas que se generaron, pero son teorías que ahora tendrán que revisarse, a la luz de estos nuevos datos.

Saal y su equipo esperan que un día se retomen las misiones a la Luna para poder contar con rocas de otros lugares aún inexplorados que ayuden a conocer que otros elementos hay en el interior de ese satélite que nos acompaña.

La primera aproximación de Saal a estos análisis fue en 2007. Hasta entonces se había limitado a estudiar el manto de la Tierra, los menos de 100 kilómetros de los 6.000 que tiene el radio del planeta. "Estudiaba lavas de diferentes lugares para ver los reservorios de diferentes elementos cuando me propusieron hacerlo en la Luna", explica desde Estados Unidos.

Orígenes del estudio

Las primeras lavas lunares que analizó dieron unos niveles de 40 microgramos de agua por gramo de material. "Muchos entonces dijeron que no teníamos pruebas suficientes de presencia de agua", recuerda.

Después, en octubre de 2009, la NASA impactó la sonda LRCROSS contra un cráter del polo sur, descubriendo que allí había hielo, que según se interpretó entonces procedía de cometas que habían impactado en ese cráter.

En los últimos meses, siete nuevas muestras de lava, en este caso de la misión Apollo 17, fueron analizadas por Saal y el estudiante Tomas Weinreich y fue allí donde el porcentaje de agua resultó ser mucho mayor.

"Que el manto de la Luna tenga tanto agua como el de la Tierra plantea dos teorías: significa que la Luna adquirió agua en su interior a la vez que la Tierra, y por tanto no se perdió todo con la colisión, o que si se perdió, pero cuando él satélite era aún una masa incandescente continuó aprisionando agua de objetos que colisionaban con él. No sabremos qué ocurrió hasta que tengamos más muestras", explica el científico argentino.

De momento, y dada la suspensión de los proyectos para volver a la Luna, habrá que esperar tiempo para confirmarlo y Saal y su equipo sigue desmenuzando piedras lunares que reafirmen sus datos.

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