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domingo, 15 de mayo de 2011

El rabino pervertido

Gavriel Bidany, un rabino ortodoxo de 48 años y padre de 11 hijos, ha sido condenado a 60 días de cárcel por abusar sexualmente de una mujer soldado israelí a 10.000 metros de altitud y en pleno vuelo, cuando viajaban de Tel Aviv a Nueva York en un avión de la compañía Delta.

Según la denunciante, cuyo nombre no ha trascendido, el rabino se cubrió de los pies a la cabeza con una manta cuando se sentó a su lado. Durante las dos primeras horas de vuelo, la mujer de 23 años decidió ignorar a su excéntrico y barbudo compañero viaje: vio una película, comió un poco y se quedó dormida.

Al cabo de un rato, sintió un cosquilleo a la altura del pubis y cuando abrió los ojos vio la mano del rabino tocando sus partes íntimas. Segundos después, y con la obra mano, Bidany se aferró firmemente a uno de sus pechos.

Gavriel Bidany. | Daily News

Gavriel Bidany. | Daily News

La mujer dio un salto y le espetó: "¿Qué estás haciendo?". El rabino dijo que había sido "un accidente" y que en realidad estaba dormido.

La joven, miembro de las Fuerzas de Defensa Israelíes aunque vestida de civil, se quejó a una azafata, Aviel Silver, que testificó a su favor durante el juicio en un tribunal de Brooklyn. Bidany se disculpó igualmente ante la azafata diciendo que había sido un "accidente".

Durante unos tensos minutos, la tripulación decidió qué hacer con el rabino, finalmente "aislado" en uno de los asientos traseros. Nada más tocar tierra en el aeropuerto JFK fue detenido por las autoridades locales.

El incidente ocurrió el 27 de marzo y el rabino Bidany ha sido juzgado esta misma semana. Pudieron haberle caído hasta seis meses de cárcel por conducta inapropiada y abusos sexuales. El juez Ramón Reyes le encontró "culpable" en primera instancia y falló última hora del jueves: sesenta días de cárcel.

'Delito muy serio'

"Estamos ante un delito muy serio que no puede ser tolerado", sentenció el juez Reyes. "La víctima se ha tenido que armar de valor y de sacrificio personal para poder testificar".

La denunciante prefirió ausentarse en el momento de la sentencia, aunque escribió una carta que leyó en voz alta el fiscal: "He perdido mi virtud más preciosa: mi inocencia. No me dejaré atrapar otra vez. No me fiaré de nadie... De alguien como él, esperaba algo más. Espero que admita su falta. La conducta de los líderes espirituales debe estar a la altura de sus predicamentos".

Pero lejos de admitir su culpabilidad, el rabino Bidany proclamó su inocencia durante el juicio. "¿Cómo voy a poner en riesgo toda mi vida por algo tan absurdo?", dijo.

En su propia defensa alegó que antes de abordar el avión, pidió que le sentaran junto a un hombre porque sus principios religiosos le impiden "tocar a otra mujer que no sea mi esposa. Durante su testimonio se cubrió la cabeza con una manta roja para demostrar cómo iba durante el vuelo: "Estaba dormido y no podía ver".

Bidany vive en Tel Aviv pero viaja frecuentemente a Nueva York para ejercer de consejero matrimonial de parejas ortodoxas. En su defensa han salido algunos de sus 11 hijos e hijas.

Una de ellas, Eden, de 22 años, pidió clemencia al juez alegando que su propio destino estaba en sus manos: "Mi padre es maravilloso y haría cualquiera cosa por nosotros. Le queremos de vuelta y lo antes posible en nuestro país... Piense por favor en cómo todo esto puede influir en mi deseo de encontrar pareja y empezar una familia. Todo mi futuro depende de ello".

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