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miércoles, 13 de abril de 2011

La lucha por la vida del cocodrilo más triste del mundo


Su nuevo nombre es 'Robocop'. Nació hace unos 30 años en la reserva nicaragüense de Estero Real. Allí fue capturado para ser convertido en la atracción de uno de los parques centrales de Corinto, localidad costera en del noroeste del país. Durante más de tres décadas malvivió en un pequeño estanque en el que apenas podía moverse.

Hace dos años dejó de recibir comida. Sus nuevos cuidadores estiman que el animal sobrevivió de los alimentos que le arrojaban los ciudadanos locales, obviamente no adecuados a la dieta de un cocodrilo de 2.5 metros de largo.

El animal vivía como uno de los reclamos del parque, con todo lo que ello supone: pasar el día rodeado de gente con la probabilidad de que algún irrespetuoso lance algo a la jaula.

Esta situación, prolongada a lo largo de los años y aumentada con la escasez de alimentos provocó que el cocodrilo cayese en un profundo estado de depresión y estrés, al punto de parecer que se estuviese dejando morir. No se movía ni quería ingerir alimento alguno, situación que le provocó una anorexia aguda. Incluso cuando nadie le molestaba tenía el ánimo por los suelos.

El Ministerio de Medio Ambiente reparó en su situación la pasada semana y trasladó al animal al Centro de Rescate del Zoológico Nacional. Un grupo de expertos lleva cinco días intentando salvar su vida. "Ingresó en estado crítico, traía un 75% de desnutrición y calculamos que pasó varios meses sin que le diesen comida alguna, pero lo peor es que no quería ingerir alimentos", comenta Eduardo Sacasa, supervisor y veterinario del Zoológico.

"Le hemos forzado a comer, le hemos puesto suero vitaminado y un tratamiento adicional de vitaminas y hierro", afirma. Un simple vistazo al animal es suficiente para percatarse de su anorexia. Un cocodrilo bien alimentado goza de un cuello poderoso; El de 'Robocop' es casi inexistente. Su nuevo apodo es fruto de los huesos marcados en sus escamas, semejantes a las piezas de un robot.

Sacasa asegura que hasta hace dos días vomitaba todo lo que comía. “No existe documento para escribir todo lo que traía, era horroroso”. Llega a afirmar que le tiraba de la cola para intentar que se moviese de lugar, tarea impensable con un cocodrilo sano; quedaría inmediatamente sin brazo.

Razones para la esperanza

"Tiene un pronóstico bastante difícil por el estado en que venía, si se recupera es porque Dios es grande, pero su estado sigue siendo crítico", subraya Sacasa. Sin embargo, hay razones tener una cierta esperanza: "Ahora ya está comiendo por lo menos diez libras al día, cinco en la mañana y cinco en la tarde, y vemos que se ha recuperado un poquito porque ahora se mueve y se mete al agua, antes donde quedaba no se movía", comenta su veterinario.

"Hay que hacer un llamado a los alcaldes para que se abstengan de tener cocodrilos en las pilas de los parques, porque además de ser peligrosísimo para la gente es un perjuicio para el animal", denuncia Sacasa.

Nicaragua aprobó hace unos meses la Ley de Protección de Animales Domésticos y Silvestres, que prohíbe prácticas de este tipo, pero aún no se persiguen con suficiente rigor.

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