Con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) nunca hay una última sorpresa. La truculenta agencia ha estado involucrada en tantas operaciones sucias que cuando conocemos toda la información sobre una de estas, no pasa mucho tiempo para que se divulgue su participación en otra, que por lo regular es tan escandalosa e ilegal que “deja chiquita” la anterior.
El compañero Buergos, conocedor de los estudios que realizo sobre la mencionada agencia de espionaje, me remitió una nota relacionada con un libro que acaba de publicarse, escrito por la ex agente de la CIA, Susan Lindaeur. El libro se titula Extreme Prejudice que puede traducirse como “Hostilidad Extrema”.
Según se plantea, el libro ofrece toda una serie de informaciones manejadas dentro de la agencia de inteligencia, que hacen trizas las mentiras expuestas por George W. Bush con relación a los sucesos del 11 de septiembre y la justificación para invadir Irak.Lindaeur plantea que la Ley de Seguridad de la Patria ( Patriotic Act) no es más que un elemento represivo que se conformó con el objetivo de perseguir y desacreditar a los disidentes del sistema y tratar de amordazar a los miembros de las agencias de inteligencia que saben quién cometió los crímenes del 11 de septiembre.
En el libro se ofrecen elementos sobre la complicidad israelita en los sucesos del 11 de septiembre, la demolición controlada de las Torres Gemelas y el conocimiento anticipado por más de un mes de dicha operación por parte de la CIA y en especial por el oficial que la atendía, nombrado Richard Fuisz.
En cuanto al conflicto con Irak, se ofrece información de inteligencia obtenida antes de que este se materializara, así como de negociaciones entre el gobierno de Saddam Hussein con el de Estados Unidos, en el que Hussein estaba dispuesto a “dar cualquier cosa que se le pidiera” para evitar la guerra.
Cuando Susan Lindaeur comenzó a exponer la información que conocía fue detenida y retenida en prisión por 18 meses sin ser presentada ante un juez. Posteriormente fue trasladada a una prisión existente en una base aérea en el estado de Texas donde trataron de amedrentarla planteándole que podía mantenerla en prisión indefinidamente sin presentarla a juicio como hacían con los detenidos en Guantánamo.
Cuando finalmente salió de prisión, fue acusada de mentir y de padecer de enfermedad mental. Temiendo que pudiera decir la verdad sobre los sucesos del 11 de septiembre, el gobierno estadounidense se negó a procesarla ” por estar perturbada de sus facultades mentales”. Tampoco se ha aceptado su reclamación por haber sido violados sus derechos humanos y libertad de expresión. Evidentemente que el libro Extreme Prejudice promete ser un libro interesante.
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