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sábado, 12 de marzo de 2011

Los talibán, a las puertas de Kabul


Los tiradores disparan varias ráfagas disuasorias con sus ametralladoras cuando el helicóptero sobrevuela una zona montañosa en el sur de Wardak, en el este de Afganistán. Wardak es una de las seis provincias que limita con Kabul y, si cabe, la más importante. Por allí transcurre la principal carretera que une el sur con el norte de Afganistán y, en consecuencia, es una zona clave para las comunicaciones y el comercio del país. En los próximos días acompañaré a las tropas estadounidenses que se encuentran desplegadas en esa provincia: la unidad Patriot, procedente de Luisiana.

Mi objetivo es comprobar cuál es la situación de seguridad en una provincia que está a las puertas de Kabul �la capital de Wardak, Maidan Shar, se encuentra a sólo 35 kilómetros al oeste de la capital afgana-, en un momento en que se pretende empezar a traspasar a la policía y el ejército afganos la responsabilidad de determinadas zonas de Afganistán para que asuman el control en solitario, sin la ayuda de las tropas internacionales.

Precisamente este viernes los ministros y ministras de Defensa de los 49 países con tropas desplegadas en Afganistán han dado su visto bueno a la primera fase del denominado plan de transición, y el 21 de marzo el presidente afgano, Hamid Karzai, anunciará qué zonas del país pasarán a responsabilidad de las fuerzas de seguridad afganas en los próximos meses. ¿Será Wardak uno de los territorios escogidos? ¿Qué fuerza tienen los talibán a las puertas de Kabul? ¿Cuál es el nivel de preparación de la policía y ejércitos afganos en un área a tan poca distancia de la capital afgana?

Una zona tradicionalmente complicada

La mayoría de la población de la provincia es de la etnia pastún, la a misma que la de los talibán, además de ser especialmente tradicional, religiosa, conservadora y con poca o ninguna formación

Wardak ha sido, desde siempre, una zona complicada. La mayoría de su población pertenece a la etnia pastún �la misma que la de los talibán-, además de ser especialmente tradicional, religiosa, conservadora y con poca o ninguna formación. De hecho, según un estudio realizado en el año 2009 por el centro Cooperation for Peace and Unity (Cooperación para la Paz y la Unidad), las restricciones impuestas por los talibán durante su régimen de 1996 al 2001 casi ni se notaron en Wardak, porque en la provincia ya era costumbre que las mujeres no tuvieran ningún tipo de participación en la vida pública y que, en consecuencia, ni salieran de casa ni tuvieran acceso a la educación. Asimismo la televisión y la música, también prohibidas por los talibán, tampoco estaban muy extendidas en la provincia. En Kabul son habituales los chistes sobre los originarios de Wardak, de la misma manera que en España se bromea con los de Lepe.

Wardak tiene una superficie de 9.934 kilómetros cuadrados �es decir, es un poco más grande que la comunidad de Madrid- y viven medio millón de personas aproximadamente. Es una zona primordialmente rural y agrícola, y allí se cultiva buena parte del trigo y frutas �sobre todo manzanas- que se consumen en la capital afgana. Su población busca tradicionalmente trabajo en Kabul.

Dos días de viaje

Para llegar a Wardak, me ha llevado dos días de viaje, a pesar de su proximidad con la capital afgana y que, en coche, habría tardado poco más de una hora en alcanzar Saydabab, el lugar donde me encuentro ahora, en el sur de Wardak. Saydabad es el mayor núcleo de población de la provincia, con más de 100.000 habitantes. Las tropas estadounidenses tienen cerca de allí una base militar homónima.

Ir desde Kabul hasta Saydabad por carretera es algo que las fuerzas norteamericanas difícilmente se plantean. He tenido que volar desde la capital afgana hasta la base militar de Bagram, a 50 kilómetros al norte de Kabul. Desde allí, viajar a las instalaciones militares de Shank, en la provincia de Logar, vecina a la de Wardak. Y finalmente volar hasta Saydabad.

La responsabilidad, de la periodista

Como siempre, para empotrarme con las tropas estadounidenses �tal y como se llama en la jerga periodística acompañarlas allá donde vayan-, he debido firmar una serie de documentos en los que asumo toda la responsabilidad en caso de que me ocurra algo y me comprometo a acatar una lista de normas. Entre ellas, como novedad, no puedo facilitar información específica, sólo genérica, de las aeronaves que tomo para desplazarme de un lugar a otro.

Un helicóptero me deja en Saydabad. Desde el aire el paisaje se presenta abrupto, montañoso y nevado, inmejorable guarida para los talibán.

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