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domingo, 13 de marzo de 2011

Japón afronta su peor crisis desde 1945, según el primer ministro


Las autoridades japoneses siguen en situación de máxima alerta pendientes de la situación de la central nuclear de Fukushima I y los efectos del devastador terremoto y posterior tsunami del pasado viernes, que se han cobrado la vida de más de más de 1.200 personas, según cifras oficiales. Para el primer ministro, Naoto Kan, el país vive "la crisis más grave desde la II Guerra Mundial" y ha instado a sus ciudadanos a "construir un nuevo Japón".

Kan ha advertido que la situación caótica que viven los japoneses se prolongará durante varios días ya que el suministro eléctrico tardará en reestablecerse en muchas zonas y que incluso podrían producirse nuevos apagones. Una de las primeras medidas del Ejecutivo ha sido autorizar a las empresas Tokyo Electric Power y Tohoku Electric Power a efectuar cortes de electricidad de hasta tres horas de duración al día, a partir de mañana, para garantizar el suministro en las zonas del noreste del país. Kan ha reconocido que la situación es "preocupante" y advertido que la recuperación "no será fácil" pero que Japón la logrará como "hecho en el pasado".

Uno de los lugares que más preocupan a las autoridades es la planta nuclear de Fukushima I , a 240 kilómetros de Tokio, donde existe el riesgo de que produzca una nueva explosión similar a la de ayer en la planta nuclear. Las autoridades tampoco descartan que se haya iniciado un proceso de fusión del núcleo en los reactores 1 y 3. Naoto Kan ha admitido que la situación es grave pero que no es comparable al desastre que ocurrió en la ciudad ucraniana de Chernobil en 1986. "Se ha liberado radiación al aire , pero no hay ningún dato que apunte a que se haya liberado una gran cantidad", según el primer ministro japonés. "Esto es totalmente diferente al accidente de Chernobil. Estamos trabajando para impedir que los daños se extiendan", ha añadido

Horas antes, el ministro portavoz, Yukio Edano, explico que la explosión podría producirse en el recipiente de contención secundario del reactor 3 debido a una acumulación de hidrógeno, tal y como ocurrió ayer en el reactor 1. Tampoco se descarta que se hubiera activado un proceso de fusión del núcleo en los reactores 1 y 3. "Creemos que existe la posibilidad de que una fusión del núcleo parcial haya ocurrido. Está dentro del reactor. No podemos verlo. En cualquier caso, suponemos que la fusión ha tenido lugar", señaló Edano acerca del reactor número 1 de dicha central. "Sobre el reactor número 3, suponemos también que existe la posibilidad de que otra fusión del núcleo tenga lugar mientras tomamos medidas para evitarlo", explicó el ministro portavoz japonés.

Terremoto de intensidad 9

Los equipos de emergencia siguen trabajando en la zona para tratar de enfriar los tres reactores de la central mediante la inyección de agua de mar. El reactor 3 empezó a dar problemas al verse afectado por la misma avería que ayer provocó una explosión en el número 1. Poco antes, la operadora de la central informaba de que el reactor 3 estaba emitiendo radiación por encima del límite de seguridad y que existía una "situación de emergencia" porque el nivel de agua ha descendido hasta dejar al descubierto tres metros de barras de combustible. El Gobierno asegura que no hay peligro para los ciudadanos pero el accidente se ha cobrado sus primeras víctimas. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha informado hoy de que un operario murió en un accidente ocurrido con una grúa, otros cuatro resultaron heridos ayer la explosión registrada ayer en la planta nuclear y tres más resultaron heridos en otros incidentes.

El terremoto del viernes, con una intensidad que esta madrugada (hora española) Japón ha revisado al alza hasta una maganitud 9 en la escala de Richter, fue demasiado para la central de Fukushima I, propiedad de Tokio Electric Power (Tepco) y cuyo primer reactor abrió en 1971. Los reactores 1, 2, y 3 pararon automáticamente con el seísmo. Los otros tres del enorme complejo atómico en la costa estaban en tareas de mantenimiento.

Al caerse el sistema eléctrico, se apagó también el sistema de refrigeración de la central. En una nuclear hay que sacar calor continuamente del reactor, lo que se consigue con varios sistemas de circulación de agua. Tras el seísmo, se pusieron en marcha los generadores diésel de emergencia -suele haber cuatro por planta- para bombear agua a la refrigeración. Pero una hora después llegó el tsunami e inutilizó también la refrigeración de emergencia.

Una central nuclear es como una muñeca rusa: la vasija del reactor, de metal, está rodeada por el edificio de contención -con muros de hormigón y acero-, que, a su vez, está recubierto por el edificio del reactor, en este caso un cubo de cemento.

Con una refrigeración precaria, "dentro del núcleo empezó a subir la presión" por la acumulación de gases radiactivos, según explicó el físico nuclear Manuel Fernández Ordóñez. La central comenzó a abrir válvulas de alivio para soltar gases a la contención. "Por hacer una analogía sencilla, imaginemos que el núcleo del reactor es como una olla exprés. Si sube mucho la presión hay que abrir la válvula, lo que libera gases hacia la cocina, que es el edificio de la contención, pero no hacia el exterior", señaló Fernández Ordóñez.

Aun así, la presión en el edificio de la contención siguió subiendo. "La contención está a menor presión que el exterior para que, si hay una grieta, no salga nada hacia afuera. La presión normal dentro es de 400 kilopascales y en el exterior es de 1.000. En la central la presión subió hacia 600 y luego a 850. Entonces decidieron abrir y sacar hacia el exterior el gas contaminado. Se filtra pero siempre sale vapor radiactivo".

Las autoridades japonesas primero ordenaron evacuar las poblaciones en un radio de tres kilómetros de la central, luego de 10 y finalmente de 20 kilómetros. Los medidores de radiación en el exterior reflejaron el vertido. A las cuatro de la mañana (hora japonesa) el exterior registraba una radiación natural de 0,07 microsievert por hora. A las 15.29, la medición era de 1.015 microsievert/hora, 14.500 veces más, y de ahí empezó a decaer. A las diez y media de la mañana de este domingo (dos y media de la madrugada en la península española), la operadora de la central informó a la agencia Kyodo de que el reactor número 3 había empezado a emitir radiación por encima de los niveles de seguridad, hasta alcanzar los 882 microsiervert por hora.

Explosión fatal

Si la información que llegaba desde Fukushima era confusa todo empeoró a las 15.36 (las 07.36 hora peninsular española), cuando una explosión sacudió la planta y el humo se divisó a kilómetros. El espectro de Chernóbil recorrió el planeta. La agencia japonesa de seguridad nuclear (NISA) aseguró posteriormente que la explosión no había afectado al edificio de la contención, aunque sí se había llevado parte del techo y de la pared del edificio del reactor. Japón atribuyó la explosión a que parte del hidrógeno liberado había explotado. En un primer balance, la Agencia Internacional de la Energía Atómica ha anunciado que un técnico ha fallecido y otras 11 personas han resultado heridas tras la explosión en la central de Fukushima I. Citando autoridades japonesas, la agencia especifica que un técnico falleció y cuatro resultaron heridos en un accidente con una grua.

Durante horas se sucedieron informaciones imprecisas sobre la refrigeración, que si Tepco la había conseguido conectar, que si se había apagado... El director de Protección Radiológica del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), Juan Carlos Lentijo, resumió por la tarde: "La situación es precaria pero la central está aguantando. Eso sí, tienen que conseguir refrigerarlo o se puede descontrolar". Lentijo justificó los vertidos radiactivos: "Es mejor una descarga por poco agradable que sea a tener una rotura dramática".

Cinco horas después de la explosión, las autoridades japonesas intentaron una opción a la desesperada: refrigerar la nuclear directamente con agua de mar y ácido bórico, una sustancia que absorbe neutrones. El portavoz del Gobierno japonés, Yukio Edano, afirmó que este era un método "sin precedentes" y anunció que se estaban preparando para repartir yodo entre la población. "El yodo es una medida de protección de emergencia ante una posible nube radiactiva, que lleva yodo. El yodo satura la glándula tiroides y evita que actúe el yodo radiactivo", señaló Lentijo. La agencia Kyodo informó de que había tres personas hospitalizadas que habían recibido altas dosis de radiación. Según NISA, el número de personas expuestas a la radiación en Fukushima I podría ser de entre 70 y 160.

Críticas a la energía atómica

Aparte de las implicaciones en Japón, el accidente de Fukushima afectará previsiblemente a la industria nuclear en el mundo. Con el recuerdo de Chernóbil desvaneciéndose, el lobby nuclear estaba consiguiendo hacer virar a la opinión pública a favor de la opción nuclear como una forma de reducir la dependencia del petróleo. Domínguez rechazó que vaya a afectar al futuro: "En una catástrofe sin precedentes la central ha funcionado perfectamente. Lo que ha fallado lo ha hecho según lo previsto". Otra fuente del sector utilizó otro argumento: "También se han perdido trenes en el tsunami y a nadie se le ocurre que afecte al transporte ferroviario".

Los ecologistas sí cargaron contra la energía atómica. Jan Beranek, jefe de la campaña nuclear de Greenpeace, resumió: "La industria dice que estos sucesos no pueden ocurrir en reactores modernos (...), pero la energía nuclear es vulnerable a la combinación potencialmente mortal de un error humano, fallos de diseño y desastres naturales".


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