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lunes, 31 de enero de 2011

El Madrid se deja media Liga


El Madrid si llegó el día antes a Pamplona pero tardó en aparecer por el césped del Reyno de Navarra casi 60 minutos. Camuñas con un gol a falta de 30 minutos le dejaba sin media Liga. A siete puntos del Barcelona y cuatro meses de competición por delante. Tenía que reaccionar y el primero en intentar enmendar su error de inicio fue José Mourinho. Un triple cambio al minuto del gol rojillo. Creación y más pegada arriba para intentar darle la vuelta. Demasiado tarde para remontar en un campo con toda la afición encima. El Madrid utilizó el caos como remedio pero Osasuna estaba demasiado ordenado para descomponerse. Ahora toca mirar desde muy lejos a lo más alto de la tabla. [Narración y estadísticas]

La ausencia de Xabi Alonso evidenció los problemas de creación en el medio del campo. El Madrid abusó del centro y se olvidó de las bandas. Cristiano y Di María tuvieron que bajar demasiado para subir el balón porque Khedira y Lass eran incapaces de repartir juego. Los balones largos de Carvalho fueron la opción más utilizada, el juego todavía más directo de lo habitual, para llegar a Ricardo. La mejor ocasión la tuvo Cristiano pero se dejó el balón atrás al encarar al portero rojillo y la defensa se le echó encima para despejar el peligro. Si el portugués no resuelve el Madrid sufre.

El equipo de Camacho también tuvo lo suyo. Pandiani pudo llevar a Osasuna al descanso por delante. Un cabezazo en el área pequeña que mandó un metro por encima de Casillas. El juego se atascó una y otra vez. Las ocasiones llegaron por robos de balón en la presión pero nada de creación ni control. Ante la falta de juego de los dos equipos, el Reyno de Navarra se fijó un objetivo para la segunda parte: Cristiano Ronaldo. El portugués se encaró con Camuñas y Pandiani tras el pitido del árbitro que señalaba el descanso. El '7' no entró en la provocación pero fue suficiente para despertar a la afición.

Mourinho mantuvo su confianza en la pareja Lass-Khedira en la reanudación. Benzema supo leer el juego y se descolgó a menudo a la banda para abrir espacios. El dominio se volvió blanco pero sin poner en aprietos a Ricardo. El ataque sólo lo llevaban los cuatro de arriba, muy pocos para el sistema que tenía preparado Camacho. Y con la falta de pegada del Madrid llegó el gol de Osasuna.

Un balón largo que dejó Aranda con la puntera para que Camuñas pusiera el miedo en el cuerpo a Mourinho. Se iba la Liga. El técnico reaccionó al minuto con un triple cambio. Lo que llevaba pidiendo a gritos el equipo. Lass, Albiol y Di María dejaron paso a Xabi Alonso, Kaká y Adebayor. 30 minutos por delante para arreglar lo que no había sido capaz de hacer en los primeros 60. El Madrid metió en su campo a Osasuna. Una falta que Cristiano dejó lanzar a Özil, que salió rozando la escuadra, y Benzema, en un cabezazo por encima del larguero, dejaron sólo 15 minutos para marcar dos goles. El Madrid se descompuso y, a través del caos, asedió a Osasuna. Khedira y Carvalho ejercieron de cierres y Arbeloa y Ramos de extremos forzados. Xabi dirigía las operaciones y el resto acosó a la defensa rojilla. Demasiado tarde para llevarse los tres puntos.

Cada vez más prisas, cada vez más imprecisión y cada vez más, cada uno la guerra por su cuenta. Los arrebatos eran cada vez con menos fuerza y menos confianza y un buen pedazo de Liga se quedaba en Pamplona. El público del Reyno ayudó a la desesperación del Madrid. Si había peligro cerca de la portería de Ricardo, la afición tiraba un balón al área para cortar la llegada. Argucias antideportivas que no son dignas de ningún estadio. El Madrid terminó por salir del partido y Osasuna consiguió lo que había sido su objetivo desde el descanso. La victoria era casi una utopía al principio pero la confianza en un sistema les llevó al triunfo.

El Madrid evidenció que si Cristiano no soluciona los atascos y Xabi no está en el centro, es otro equipo. Muy diferente del que ha tenido a raya al Barcelona hasta este mes de enero. Sin la presencia del tolosarra, el Madrid es mucho menos. La pareja del centro del campo que sacó Mourinho condenó al Madrid a olvidarse del medio y el juego directo fue el recurso fácil. Ahora ya no valen las lamentaciones para Mourinho, sólo queda centrarse en la Copa, la Champions y ¿la liga?

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