Científicos de todo el mundo se dan cita esta semana en la Royal Society de Londres para redefinir el kilogramo, la última medida del Sistema Internacional de Unidades (SI) que todavía tiene como referencia un artilugio material.
La academia nacional de ciencia del Reino Unido debate a partir del lunes este asunto, que afectará a la futura configuración del SI, el sistema más utilizado en el mundo para medir unidades en el comercio y en la ciencia, que cuenta con siete unidades básicas: metro, kilogramo, segundo, amperio, kelvin, mol y candela.
En principio, estas unidades utilizadas para expresar las magnitudes físicas definidas como básicas, a partir de las cuales se determinan las demás, deberían permanecer inalteradas con el tiempo, algo que no ocurre con el kilo al tener como referencia un objeto.
El objeto es una pieza de platino iridio fabricada en Londres en 1879 y guardada en la Oficina Internacional de Pesos y Medidas de París desde 1898, que en el último siglo ha variado de masa y peso.
Según las medidas tomadas en los últimos 100 años, la masa de este prototipo internacional puede haber variado en aproximadamente 50 microgramos, el peso de un grano de arena de 0,4 milímetros.
Este cambio infinitesimal es lo que ocupa a estos científicos, que están trabajando para que la definición del kilogramo se pueda basar en el valor fijo de una constante que permanezca inalterable.
La opción elegida, según explicó la Royal Society, es la 'constante de Planck' (por su descubridor, Max Planck), una constante física que representa al cuanto elemental de acción y que juega un papel central en la teoría de la mecánica cuántica.
En un comunicado, la Royal Society avanzó que la intención, como en anteriores redefiniciones del SI, es mantener la continuidad, por lo que el nuevo kilo tendrá el mismo tamaño que el prototipo actual.
El nuevo kilo pesará menos
En otras palabras, el nuevo kilo pesará 50 microgramos menos.
El doctor Michael Stock aseguró que "se ha logrado un consenso internacional", pero dijo que aún es pronto para presentar el nuevo kilogramo a la espera de que concluyan todos los experimentos.
Los expertos en metrología de masa han recomendado que no se establezca una nueva definición de esta unidad basada en la constante de Planck hasta que no haya una conclusión unánime de los experimentos que se realizan en laboratorios de todo el mundo.
El kilo seguirá así los pasos del metro, que originalmente era una fracción del arco del meridiano de París y que se define ahora a partir de la velocidad de la luz, y abrirá el camino para otras redefiniciones, como la del amperio, el kelvin y el mol.
Los trabajos están avanzados en el caso del kelvin, la unidad básica de temperatura, actualmente definido por una transición atómica de microondas y que previsiblemente se fijará a partir de una transición óptica con una frecuencia mucho más alta.
El objetivo final es que todas las unidades, que forman la base del sistema mundial de medidas, sean estables y universales.
El doctor Terry Quinn, director emérito de la Oficina Internacional de Pesos y Medidas, será el encargado de presentar estos días ante la Royal Society los avances logrados, de coordinar los trabajos para completar esta revisión, y de evaluar y explicar las implicaciones que los cambios tendrán en el mundo de la ciencia y en la vida del ciudadano.
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