
De los cerca de 80 ejemplares varados quedan sólo con vida unos 24, según informó la portavoz del departamento de Conservación de Nueva Zelanda, Carolyn Smith, a la agencia australiana AAP.
Los cetáceos, que han recibido los cuidados de los voluntarios, quedaron varados en la playa remota de Spirits Bay, donde otras 101 ballenas piloto murieron en 2007.
Ballenas despistadas
En agosto, sólo 9 ballenas de un grupo de 58 pudieron ser rescatadas de otra playa donde en diciembre murieron 126 asfixiadas tras quedar varadas.
Los científicos desconocen la razón por la que algunas especies de ballenas acaban sus días en las playas, y barajan la posibilidad de que acudan atraídas por los sonares de grandes buques o que sigan a un cabeza de grupo desorientado por enfermedad.
Las aguas de Nueva Zelanda forman parte de la ruta que hacen las ballenas que se dirigen o proceden de la Antártida, y en septiembre inician el viaje de retorno hacia aguas más frías.
La ballena piloto, también llamada Calderón común, es un cetáceo de frente abombada y cuerpo robusto que puede alcanzar seis o siete metros de longitud.
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