Tras cinco años de obras con una inversión de 18 millones de euros, Tarragona descubrió ayer la vieja plaza de toros, cuya remodelación ha concluido cuando ya no podrá acoger más corridas. "Este espacio solo mirará hacia el futuro", subrayó el presidente de la Diputación de Tarragona, Josep Poblet, en alusión al veto a los toros que el Parlament aprobó la semana pasada. "Será una infraestructura para la ciudad", añadió en la presentación de las jornadas de puertas abiertas.
La vieja plaza taurina, rebautizada ahora como Tarraco Arena Plaza, está coronada por una cúpula retráctil que pesa 1.000 toneladas y mide 40 metros de diámetro. El edificio se destinará a acoger conciertos, el concurso de castellers y otros eventos. De momento, eso sí, solo con la cúpula abierta: no puede cerrarse por problemas de ventilación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario