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sábado, 5 de junio de 2010

La OMS, de nuevo en la picota

La trasparencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) vuelve a estar en entredicho. Una investigación realizada por la revista 'British Medical Journal' y la organización de periodistas Bureau of Investigative Journalism acaba de destapar un caso de conflicto de intereses no declarado en el seno de la agencia de la ONU.

Según sus datos, varios científicos que participaron en la elaboración del plan de 2004 de la OMS para abordar una posible pandemia –cuyas recomendaciones incluían hacer acopio de reservas de antivirales- habían recibido previamente fondos de compañías farmacéuticas.

En concreto, la financiación había sido realizada por Roche, la compañía fabricante del popular antiviral Tamiflu, y GlaxoSmithKline (GSK), productor de Relenza.

"Científicos asesores clave en el plan de la OMS para una pandemia de gripe habían trabajado de forma remunerada para firmas farmacéuticas que tenían mucho que ganar con las guías que se estaban preparando", aseguran los autores del informe, quienes también subrayan que "estos conflictos de intereses nunca se han hecho públicos por parte de la OMS".

Casos

Según la investigación, Fred Hayden, el autor principal de estas guías, había recibido financiación previa por parte de varias compañías farmacéuticas, principalmente Roche.

El responsable de un anexo sobre el uso de vacunas, Arnold Monto, también había recibido fondos para investigación y servicios de asesoría por parte de Roche y GSK. Un tercer participante, Karl Nicholson, también había sido patrocinado en distintas ocasiones por las compañías farmacéuticas citadas.

Aunque estos tres científicos no habían ocultado estos vínculos en otros ámbitos, como la universidad o la publicación en revistas médicas, la OMS no informó de estos conflictos de intereses cuando hizo públicas sus guías, lo que contravenía sus propias recomendaciones.

Estas guías de hace seis años fueron fundamentales para abordar la reciente pandemia de gripe A.

En un editorial que acompaña a esta investigación en la citada revista médica, Fiona Godlee, una de las responsables de la publicación, destaca especialmente la falta de trasparencia que ha demostrado la OMS en los últimos tiempos.

"Nadie debería estar en un comité de desarrollo de guías [y recomendaciones] si tiene vínculos con empresas que fabrican fármacos o vacunas, dispositivos médicos o un test para evaluar una enfermedad", comenta esta especialista, quien subraya que "la credibilidad de la OMS está fuertemente dañada".

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