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miércoles, 5 de mayo de 2010

Cuba. Más destituciones en el gobierno y en la cúpula del Partido Comunista

El presidente de Cuba, Raúl Castro, dio un nuevo paso en su línea de reforzar el gobierno con militares y dirigentes de la vieja guardia, al cambiar a los ministros del Transporte ­un joven vicepresidente de gabinete­ y del Azúcar.

Jorge Luis Sierra, el miembro más joven (48 años) del influyente Buró Político y del Secretariado del gobernante Partido Comunista (PCC), fue destituido ­según nota oficial­ por "errores" en su labor como vicepresidente del Consejo de Ministros y de un ministerio clave en Cuba, pues el transporte es uno de los mayores dolores de cabeza de la población y la economía.

Sierra, un ingeniero mecánico, fue reemplazado como vicepresidente por el general Antonio Enrique Lussón, de 80 años, ex combatiente en la Sierra Maestra y Angola y quien dirigía la rehabilitación del deteriorado sistema ferroviario cubano.

En el ministerio lo sustituirá César Ignacio Arocha, de 51 años, otro miembro de las Fuerzas Armadas y por más de tres décadas director de una empresa de transporte de alimentos, según la nota oficial.

Sierra, cuyos "errores" no reveló el gobierno, es separado del cargo dos meses después de la destitución del general Rogelio Acevedo, presidente (ministro) del Instituto de Aeronáutica Civil por 20 años y a quien medios extraoficiales vinculan con una investigación por corrupción.

El destituido ministro del Transporte fue uno de los primeros cambios que hizo Raúl Castro, tras asumir en 2006 el mando en lugar de su hermano Fidel Castro, y era considerado una figura de la nueva generación para el relevo de los históricos que por 51 años gobiernan la isla comunista.

Con la salida de Sierra, de nueve vicepresidentes del gabinete ocho pasan los 73 años, entre estos el número dos de Raúl Castro, José Ramón Machado (79); y cinco son militares, como el jefe de las Fuerzas Armadas, Julio Castas; el ministro del Interior, Abelardo Colomé; y el general Ulises Rosales del Toro, estratégico ministro de Agricultura.

El otro cambio, el ministro del Azúcar, Luis Manuel Avila, bajo supervisión del general Rosales ­a quien precisamente sustituyó en esa cartera hace apenas año y medio­, "solicitó su liberación al reconocer las deficiencias de su trabajo que le fueron señaladas", según el anuncio oficial.

En sustitución de Avila, de 58 años, fue designado Orlando García, un ingeniero químico de 53 años, quien se desempeñaba como viceministro primero de ese sector altamente golpeado durante la profunda crisis económica en que cayó Cuba tras la desintegración de la Unión Soviética.

De esa crisis la industria azucarera nunca se levantó. Cuba, uno de los grandes exportadores mundiales de azúcar en el siglo XX con ocho millones de toneladas anuales, redujo a principios de esta década tierras, fábricas y empleos, y ahora la producción ronda los 1,5 millones.

Los cambios se suman a una paulatina reestructuración del gobierno de Raúl Castro, rodeándose con sus hombres de confianza del PCC y de las Fuerzas Armadas, a las que dirigió desde que triunfó la revolución en 1959 hasta que asumió la presidencia.

En la mayor remoción del gobierno en medio siglo, dispuso 12 movimientos hace poco más de un año, cuando rodaron las cabezas del vicepresidente Carlos Lage y del canciller Felipe Pérez Roque, considerados en el exterior la cara nueva de la revolución y con altas posibilidades de suceder a la generación histórica que encabezan los Castro.

MEDIACION DE LA IGLESIA

La inédita mediación de la Iglesia Católica cubana, que permitió manifestar a esposas de presos políticos en La Habana, confirmó el buen momento que pasa en la difícil relación de medio siglo con el gobierno comunista, aunque reclama más apertura y cambios en la isla.

Luego de tres semanas de prohibida su habitual caminata dominical por la Quinta Avenida (oeste), las Damas de Blanco marcharon, flores en mano, para reclamar la libertad de sus esposos, sin ser insultadas o rodeadas por adeptos del gobierno como las otras veces, gracias a la gestión del cardenal Jaime Ortega.

"Son gestos que van paulatinamente, pero esperamos que sigan avanzando. En estos momentos hay conversaciones, siempre planteamos las necesidades que tenemos para cumplir nuestra misión, en particular la situación de los presos", dijo el sacerdote Emilio Aranguren, encargado de la Pastoral Penitenciaria de la Iglesia, a la AFP.

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