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jueves, 6 de mayo de 2010

Contra la cocaína, café orgánico


Wilson Sucaticona y su esposa Luz Celia hacen el mejor café orgánico del mundo en la selva montañosa de la región de Puno. Con 'Tunki', como han bautizado su café en honor a un ave de espléndido plumaje (el Gallito de las Rocas), estos pequeños productores de etnia Aymara acaban de ganar en California el concurso Coffees of the Year.

El largo camino del Tunki hacia California comienza en la olvidada provincia peruana de Sandia, una zona productora de hoja de coca y también ruta de paso de la cocaína con destino a Brasil y Bolivia.

Desde su chacra, en el pequeño distrito de San Pedro de Putina Punco, Wilson y Luz Celia sacan sus quintales de café a hombros esquivando abismos por sendas de barro y cruzando puentes colgantes hasta llegar a la carretera. Después, recorrerán durante 12 horas las intrincadas pistas del altiplano andino hasta Juliaca, la ciudad más cercana, y emprenderán un viaje de 1800 kilómetros a Lima. Desde ahí, y gracias a este premio que ha distinguido a Tunki como el mejor café gourmet, la Central de Cooperativas Agrarias Cafetaleras de Sandia (CECOVASA) quiere exportarlo al mundo.

El titánico esfuerzo de los pequeños productores de café de Sandia es un ejemplo de cómo los agricultores de los valles cocaleros del Perú, actualmente el segundo productor de cocaína del mundo, están luchando contra el narcotráfico a través de los cultivos alternativos.

Las 82 mil hectáreas de café, cacao, palmito y palma aceitera sembradas en los valles han ganado a las 60 mil que según el informe de la Organización de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) siguen en manos de los narcotraficantes. Esta pequeña victoria hace que Perú, además de ser el principal exportador de cocaína según estudios recientes, también lo sea de café orgánico.

El triunfo de Sandia es todavía más valioso si tenemos en cuenta que la inversión en cultivos alternativos del Estado peruano y de la Agencia de los Estados Unidos para la Cooperación Internacional (USAID) se focaliza casi íntegramente en la región de San Martín, muy lejos de la selva puneña y de otras zonas cocaleras que también reclaman ayudas.

El milagro del chocolate de San Martín

Durante dos décadas la selva de San Martín, y especialmente el Alto Huallaga fue el paraíso de cárteles colombianos y de los 'narcovuelos'. Hoy, las hectáreas de coca se han reducido drásticamente gracias a los cultivos alternativos.

El chocolate ha sido uno de los principales artífices de lo que en Perú se ha bautizado como "el milagro de San Martín". El cacao ha permitido que miles de familias de esta sufrida región abandonen la coca y dejen de ser perseguidos tanto por los remanentes de Sendero Luminoso como por el Estado.

El premio a su esfuerzo no ha tardado en llegar. El año pasado, el cacao de la Cooperativa Agroindustrial de Tocache (San Martín) fue premiado en el salón del chocolate de París como el más aromático del mundo.

"Nosotros apuntamos a la calidad gracias a las características especiales que tiene nuestro cacao, que tiene sabor a miel, algo que marca nuestra diferencia", explica Hiderico Bocángel, presidente de la Cooperativa Oro Verde, que agrupa a 1.200 familias de las provincias de Lamas y El Dorado, en San Martín.

Según informó el representante del ONUDD para Ecuador y Perú, Flavio Mirella, 13 cooperativas de cultivos alternativos de San Martín han logrado en 2009 beneficios que superan los 70 millones de dólares. Su éxito le ha valido a esta región un premio de Naciones Unidas.

"Queremos que el efecto San Martín se contagie al resto del país y de la región ya que su ejemplo no sólo es viable sino también replicable", declaró Mirella durante la inauguración de Expoamazónica, una feria que promueve en Lima los cultivos alternativos.

Junto con el chocolate y el café, otros productos como el palmito o el aceite de Sacha Inchik, una semilla amazónica rica en ácidos grasos esenciales como los omega 3, 6 y 9, buscan sacar a los pequeños agricultores de la vida sin derechos que les ofrece la coca.

A pesar de estos esfuerzos, el narcotráfico se resiste en abandonar el Valle del Huallaga, donde la semana pasada dos atentados han acabado con la vida de 7 personas, entre ellas dos erradicadores de hoja de coca y dos policías.

Nuevo 'boom' de la cocaína

Pero mientras el Alto Huallaga va levantando lentamente cabeza gracias al café y, sobre todo, al chocolate, la pesadilla del narcotráfico y el terrorismo ha sido heredada por otro valle: El Valle del Río Apurímac y Ene (VRAE).

"Lo más importante es que los partidos políticos aprendan la lección de lo que ha ocurrido en México y Colombia y asuman un compromiso ético y de lucha contra el narcotráfico en todos sus aspectos", declaró a ELMUNDO.es Rómulo Pizarro, presidente de la Comisión Nacional por el Desarrollo y la Vida sin Drogas (Devida).

Pizarro calificó al narcotráfico como el enemigo principal del Perú y anunció unos 100 millones de soles para el Plan de Impacto Rápido. También pidió corresponsabilidad en la lucha contra el narcotráfico a los principales consumidores de cocaína: Europa y Estados Unidos.

"Ojalá en el mundo haya cada vez más adicción al chocolate", expresó Rómulo Pizarro, el 'zar antidrogas' peruano, tras informar de que en menos de 10 años el consumo de cocaína en las calles de Perú se ha incrementado hasta un 210%.

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