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jueves, 6 de mayo de 2010

América Latina amenaza con boicotear la cumbre con Europa en Madrid

La asistencia del presidente de Honduras, Porfirio Lobo, no reconocido por buena parte de los Gobiernos latinoamericanos, en la Cumbre Unión Europea-América Latina, prevista para los próximos 17 y 18 de mayo, en Madrid, se ha convertido en un serio problema diplomático para la presidencia española . Entre los países que siguen considerando ilegítimas las elecciones celebradas el pasado mes de noviembre en Honduras están no solo Venezuela o Ecuador, sino los dos "grandes" del área, Brasil y México, sin cuya presencia la cumbre no tendría sentido.

Ha sido precisamente uno de los principales asesores del brasileño Lula da Silva, Marco Aurelio, quien indicó, en São Paulo, que si Lobo asiste a la cumbre "al menos 10 presidentes latinoamericanos" dejarán de ir, lo que convertiría la reunión UE-América Latina en un fracaso diplomático y colocaría a la presidencia de turno de la UE en una posición muy incómoda. El conocido asesor de Asuntos Internacionales de Lula se mostró, sin embargo, confiado en que será finalmente Porfirio Lobo quien no esté presente en Madrid, aunque no dio explicaciones al respecto.

España, que retiró inicialmente su embajador en Tegucigalpa, como el resto de los países de la UE, reanudó sus relaciones después de las elecciones que llevaron al poder a Lobo, al igual que los restantes países de la Unión. En los últimos días, el secretario de Estado para Iberoamérica, Juan Pablo de Laiglesia, ha visitado varios países de la zona, incluido Honduras.

García consideró que la invitación formulada por el Gobierno español en nombre de la UE a Porfirio Lobo fue "un resbalón" de un funcionario "poco atento", según recoge la agencia Efe. La misma idea transmitió el presidente de Ecuador, Rafael Correa, en la cumbre de Unasur, celebrada el martes cerca de Buenos Aires.

Correa, presidente de turno de la organización sudamericana, dijo que "con todo respeto para el Gobierno español", la invitación enviada a Lobo había sido "un error", y que se debió haber consultado antes con los países que no reconocen al nuevo Gobierno hondureño. "El presidente legítimo de Honduras fue enviado al exilio a punta de bayoneta y eso es algo que no se puede ignorar ahora", señaló Correa.

El exilio de Manuel Zelaya, el presidente hondureño depuesto por un golpe de Estado militar en junio de 2009, es uno de los escollos que la diplomacia española intenta superar lo antes posible. Se supone que el regreso sin condiciones de Zelaya a su país ayudaría a suavizar la posición de algunos mandatarios latinoamericanos y podría ser considerado como un gesto de reconciliación por parte del Gobierno de Lobo, elegido el pasado mes de noviembre, en medio de una fuerte polémica internacional sobre la legitimidad de los comicios. El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, recordó ayer que Zelaya "tiene que regresar porque mientras esté fuera de Honduras no podrá haber reconciliación".

La situación de Honduras fue objeto de un serio debate en la reunión de Unasur del martes, donde no existió consenso, fundamentalmente porque dos países, Colombia y Perú, ya han reconocido al Gobierno de Lobo y defienden su integración en los organismos del área. El presidente de Brasil, país que tuvo acogido a Zelaya en su embajada de Tegucigalpa durante largas semanas, fue quien volvió a colocar el tema en la agenda. Honduras no ha logrado volver a la OEA, de donde salió a raíz del golpe, pese al apoyo de EE UU, y Lula quiere que Unasur se presente en la próxima reunión de la OEA con una posición consensuada, algo que de momento parece imposible.


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