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viernes, 19 de febrero de 2010

BRASIL Dilma Rousseff intenta suceder a Lula

"Llegó la hora de entrar a la cancha", dijo Lula da Silva ayer en referencia a la formalización de la postulación presidencial de Dilma Rousseff, que, con algunas reservas, se concretará mañana al cierre del Congreso del Partido de los Trabajadores.

La futura candidata del Partido de los Trabajadores (PT) "deberá andar con sus propias piernas y yo estaré en el banco" de suplentes, comentó el presidente de Brasil, que fue cinco veces postulante por esa fuerza política y que está convencido de que la actual jefa de la Casa Civil es la persona ideal para darle continuidad a sus dos períodos de gobierno, pese a las dudas que aún existen en algunos sectores del partido.

El PT de Brasil inició ayer su IV Congreso para formalizar la candidatura presidencial de Rousseff en las elecciones de octubre y definir un plan de gobierno que dé continuidad a la actual gestión. Rousseff, actualmente jefa del gabinete ministerial, es una economista de 62 años y considerada la "dama de hierro" del gobierno, y aunque no posea una larga historia dentro del PT (ingresó en 1986) su candidatura tiene el fervoroso aval del propio presidente Lula, líder histórico del partido.

Hoy los delegados políticos iniciarán las discusiones sobre el plan de gobierno que el PT y Rousseff defenderán en las elecciones, y los criterios para alianzas partidarias. Estas últimas son una cuestión central en el escenario político brasileño y la prioridad será el mantenimiento de la coalición que garantiza la gobernabilidad a Lula.

Esta definición abre las puertas para que el PT negocie la ampliación de su alianza con el poderoso Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB, conservador) en torno de la candidatura de Rousseff.

Esa política de alianzas se refleja también en el programa de gobierno, que se pronuncia a favor del "socialismo democrático", pero sin ruptura con la economía capitalista.

El principal documento sobre las directrices programáticas para las elecciones de octubre menciona la "preservación de la estabilidad económica, elevación de las inversiones, aumento de la productividad a través del desarrollo de la infraestructura logística, energética y de comunicaciones".

Rousseff será oradora mañana ante el pleno del Congreso, y defenderá la "herencia bendita" que el próximo gobierno recibirá gracias a la gestión de Lula, en contrapartida con la "herencia maldita" que el actual presidente afirma haber recibido de su predecesor, Fernando Henrique Cardoso.

La futura candidata abrió ayer el Congreso y dijo que si es electa continuará la gestión de Lula. "Esa idea de no mirar hacia atrás es correcta cuando se hicieron bestialidades, pero si el gobierno hizo cosas buenas, hay que mirar hacia atrás", afirmó ante el auditorio el auditorio integrado por los 1.346 delegados del PT e invitados internacionales.

La actual ministra afirmó también que impulsará una política externa con eje en América Latina y una relación de "respeto" con EE.UU. Planteó asimismo que Brasil "no quiere ser un país rico rodeado de vecinos pobres", según dijo Oscar Laborde, delegado especial de la cancillería de Argentina.

Rousseff lucía un vestido azul y comentó que está "guardando el rojo para el sábado", cuando será oficializada su candidatura presidencial.

Pasado y perspectivas

Dilma Rousseff, de 62 años, nunca fue candidata por el Partido de los Trabajadores (PT), partido al que se afilió en marzo de 2001, tras romper con el Partido Democrático Trabalhista, nacionalista de centro izquierda. En los años 70 militó en el Comando de Liberación Nacional, una organización que realizó robos de bancos y algunos golpes espectaculares contra la dictadura militar, que luego la capturó y la sometió a torturas.

Su falta de experiencia electoral es uno de los aspectos que preocupa a los "petistas", quienes esperan remediarlo con la "militancia" de sus 1,3 millones de afiliados y una robusta maquinaria, diseminada en todo el país.

El precandidato presidencial brasileño José Serra, socialdemócrata, lidera la carrera presidencial hacia los comicios de octubre con el 36% de la intención de voto, seguido por Dilma Rousseff del PT, con el 25%, según una encuesta realizada por la consultora Ibope. Serra, el opositor que gobierna el estado de San Pablo, tuvo una baja del 2% respecto del anterior sondeo de Ibope, mientras que la ministra de la Casa Civil, Rousseff, avanzó 8 puntos.

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