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lunes, 25 de enero de 2010

Expertos piden una solución definitiva para los problemas de Haití

La nueva calamidad de Haití ofrece una oportunidad para cambiar la tendencia, para corregir errores en un país donde la asistencia alimentaria llegó por décadas pero todavía hay madres que desesperadas dan de comer caliza a sus hijos.

Ayer, el responsable de la asociación estadounidense "Habitat for Humanity", Jonathan Reckford, advirtió que la reconstrucción de Haití llevaría una década, al tiempo que el embajador de ese país en España, Yolette Azor-Charles, declaró que el proceso podría durar 25 años.

En la misma línea, el vecino presidente de República Dominicana cifró en US$ 10.000 millones la ayuda que se necesita para levantar al país. Naciones Unidas pidió US$ 562 millones.

Sobre un total de nueve millones de habitantes, un millón de personas quedó sin techo y la mitad de las casas y edificios de Puerto Príncipe, Jacmel y Leogane quedaron destruidos, según cifras oficiales del gobierno haitiano.

En esta situación, algunos analistas advierten que la calamidad ofrece a Haití una oportunidad inigualable. Y expertos haitianos y extranjeros proponen ahora soluciones revolucionarias para problemas aparentemente sin salida.

El comentarista político Michel Soukar sugiere colonias agrícolas como los kibutzes israelíes para aprovechar la reubicación de decenas de miles de personas de la capital.

Por su parte, el profesor Simon Fass de la Universidad de Texas considera que una respuesta sería una migración masiva en que millones escapen de un ambiente deteriorado que ya no soporta una población en aumento constante.

Los expertos coinciden en que la única manera de que Haití salga de esta época oscura e ingrese al mundo moderno es que la nueva campaña internacional de asistencia se concentre en la preparación de los haitianos. Hay que intentar que se ayuden a sí mismos en el fortalecimiento de instituciones democráticas y la descentralización del poder.

Richard Morse, un hotelero haitiano-estadounidense que también es músico, consideró que Estados Unidos debe hacer que su ayuda vaya a los sectores productivos como los agricultores, y no a los importadores que, según él, contribuyeron a arruinar la producción agrícola.

En efecto, Haití fue autosuficiente en alimentos básicos como el arroz hasta que las importaciones de ese producto barato desde EE.UU., hicieron que los campesinos buscaran sobrevivir en las ciudades.

De acuerdo con el profesor Robert Fatton, de la Universidad de Virginia, más de 10.000 agencias no gubernamentales han operado en Haití desde al menos la década de 1970, con pocos resultados. "En vez de bombear sus recursos a las ONG, la comunidad internacional debe cambiar sus prioridades y concentrarse en asistir a los haitianos en la creación de instituciones estatales perdurables", dijo.

Nadie puede detener a la naturaleza. Pero la enorme cifra de muertes es resultado de fallas humanas. La deforestación, la erosión, la corrupción y la incompetencia hicieron su parte.

Los colonizadores franceses comenzaron a deforestar los bosques exóticos hace más de 400 años, y la destrucción fue terminada por agricultores que cortan árboles para hacer carbón y los mineros que buscan material de construcción en colinas. Es por eso que los analistas advierten que si no se adoptan soluciones definitivas, el mundo sólo deberá esperar más inestabilidad, violencia e inundaciones de indocumentados de parte de Haití.

"La alternativa es más dolores de cabeza por la emigración a la República Dominicana, Estados Unidos, las Bahamas, Jamaica, las islas Turcos y Caicos, e incluso Cuba...", alertó Jocelyn McCalla, del organismo Proyecto para la Democracia en Haití.

ACCIÓN inmediata. En la isla de la Española la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) recalcó que se necesitarían unas 100.000 tiendas adicionales para darle abrigo a medio millón de personas.

La OIM, que coordina la distribución de la ayuda no alimentaria en Haití, indicó que dispone en una bodega en Puerto Príncipe de 10.000 tiendas pero que, según sus evaluaciones, las necesidades se elevan a 100.000 para alojar a 500.000 personas.

La mayoría de las personas que se quedaron sin albergue están siendo hospedadas provisoriamente por el gobierno en campamentos de tránsito a las afueras de la capital del país.

Vincent Houver, el responsable de la OIM en Haití, dijo que "los campamentos provisionales de tiendas suministrarán a las personas desplazadas un entorno limpio y seguro, pero se trata de una solución a corto plazo, no de una situación duradera".

En ese sentido, el responsable de la OIM estimó que se requiere "una solución más sólida y duradera, pero también necesitamos tiendas".

Las carpas no son una solución duradera porque no resistirían durante la temporada de ciclones en Haití, que tiene lugar después de mayo. Es por eso que las autoridades enfatizaron sobre la necesidad de planchas "de lata ondulada o materiales de construcción". En tanto, muchos sobrevivientes se dedican a crear toscas estructuras con telas, chapas y maderas.

La cifra

100 mil Son las tiendas adicionales que se necesitan para dar abrigo a medio millón de haitianos sin hogar, según señaló la OIM.

Supervivencia: "Cada uno construye su propia casa"

PUERTO PRÍNCIPE | "Cada uno construye su propia casa", comentó Pierre Felio, de 50 años, mientras martillaba sobre un marco de madera. Es uno de los tantos refugiados que están en el estadio Parc La Paix.

"Hemos recogido los materiales de la calle. Mi casa no está aún terminada pero duermo en un colchón aquí por ahora", añadió.

Entre la masa gris de los ranchos de hierro se destacaba una estructura azul brillante. Celeste Bruno, de 23 años, le daba el toque final a una puerta de madera que encontró en la calle. "Es la primera casa que construyo en mi vida", dijo Bruno. "Si encuentro material, construiré más para otras personas", agregó. AFP

Días de luto: "Ahora podré ordenar mi vida y llorar"

PUERTO PRÍNCIPE | "Nuestra patética y horrorosa vida ahora parece más fácil. Parece que finalmente podré dormir esta noche", dijo Suze Jean-Francois, una mujer que accedió a una de las primeras grandes carpas que se levantaron.

Cuando entró a la tienda que los militares franceses habían destinado para su familia, sus ojos se llenaron de lágrimas. "No podía dormir con todas estas preocupaciones", explicó. Desde el sismo, ella vivió en un bloque de hormigón con su familia, sin tener ni una sábana y ante la mirada de todos.

Finalmente, en su carpa, Suze comenzó a pensar en el futuro: "Necesito encontrar un trabajo. Eso es lo que me obsesiona desde que murió mi hermana", dijo.

De una bolsa plástica donde reunió las pocas pertenencias que puedo rescatar de los escombros, Suze sacó una foto de su hermana, muerta en el terremoto del martes pasado.

"Ahora podré de una vez por todas ordenar mis pensamientos y llorar", dijo. AFP

El País Digital

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