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viernes, 15 de enero de 2010

Barricadas de cadáveres como protesta

La desesperación se ha adueñado de Puerto Príncipe. Tras dos largas y extenuantes jornadas de búsqueda de supervivientes, recogida de cadáveres y gritos y lamentos de los damnificados por el brutal terremoto que dio paso al polvo, el hedor y los escombros en la capital de Haití, grupos de haitianos están levantando barricadas en las calles y apilando cadáveres.

Una escena terrorífica que se repite en varios puntos de la ciudad y de la que ha sido testigo Shaul Schawrz, un fotógrafo de la revista estadounidense TIME, que ha asegurado en declaraciones a la agencia Reuters que su cámara pudo inmortalizar al menos dos barricadas formadas por restos humanos y piedras. Los que las han levantado lo han hecho para protestar por el retraso en la llegada de la ayuda internacional, que aunque ya ha empezado a desplegarse lo sigue haciendo a un ritmo insuficiente para las necesidades de una población miserable al borde del colapso.

"Están empezando a cortar carreteras con cadáveres, la cosa se está poniendo fea aquí afuera, la gente está enfadada por no recibir ayuda", ha dicho el cámara estadounidense. "Las próximas 24 horas serán críticas", ha dicho Paul Cormier, un estadounidense de 54 años especialista en emergencias que regenta un orfanato en Haití que ya ha acogido a 300 personas desde el martes.

La ayuda todavía no ha llegado ala mayoría de residentes en Puerto Príncipe, que vagan por las calles malolientes, buscando desesperadamente agua, comida y ayuda médica. Trabajadores sociales han advertido de que el número de muertos podría aumentar dramáticamente si decenas de miles de heridos, algunos de ellos con fracturas abiertas y graves heridas, no obtienen primeros auxilios en los próximos días.

Desescombro y desaparecidos

La Cruz Roja de Haití estima que han muerto a consecuencia del temblor entre 45.000 y 50.000 personas y tres millones más -un tercio de la población de Haití- están heridas o se han quedado sin casa. "Hemos enterrado ya 7.000 cuerpos en una fosa común", ha anunciado el presidente Rene Préval.

La labor de desescombro avanza de manera muy lenta para todos. Naciones Unidas (ONU) intenta digerir todavía la peor tragedia de su historia. La organización sigue sin localizar a decenas de empleados. También el ministerio de Exteriores español mantiene su desesperada búsqueda de una policía y una diplomática desaparecidas, aunque ha podido contactar con el resto de los 111 españoles censados en Haití.

Ante esta catástrofe, los líderes mundiales han planeado convocar una conferencia internacional. El presidente estadounidense, Barack Obama, y sus homogolos francés y brasileño, Nicolas Sarkozy y Luiz Inácio Lula da Silva. EE UU ha decididodesplegar a 6.000 militares para acelerar la ayuda a la población, mientras que la Unión Europea (UE) ha convocado una reunión con los países miembros para coordinar el apoyo humanitario.

Sin dar abasto

Entretanto, aviones cargados de víveres y de equipos para la búsqueda de sepultados siguen llegando al diezmado aeropuerto de Puerto Príncipe, cuyas autoridades no dan abasto para ordenar todo el tráfico aéreo. Esta madrugada (hora española), las saturadas pistas del aeródromo de la ciudad no eran capaces de dar cabida a todos los vuelos con ayuda humanitaria que pretendían arribar en el país.

Tanto es así que, a petición de las autoridades haitianas, la Administración Federal de Aviación estadounidense (FAA, por sus siglas en inglés), se vio forzada a suspender por período de más de una hora sus vuelos. "Una decena de aviones civiles y uno militar estuvieron dando vueltas en el cielo durante dos horas en espera de poder aterrizar y algunos tuvieron que regresar a Santo Domingo y Miami", ha asegurado una portavoz de la FAA.

Aristide, dispuesto a regresar

El ex presidente de Haití, Jean Bertrand Aristide, ha dicho que está dispuesto a regresar desde su actual exilio en Sudáfrica para ayudar a las víctimas del terremoto y "compartir el sufrimiento del pueblo de Haití". "Por lo que a mí respecta, estoy dispuesto a partir hoy, mañana, cuando sea, para unirme al pueblo de Haití, para compartir su sufrimiento, para reconstruir el país, para sacarlo de la pobreza con dignidad", ha declarado a la prensa, con lágrimas en los ojos.

Después de décadas de dictadura, el ex sacerdote católico Jean Bertrand Aristide se convirtió en 1990 en el primer presidente electo del país, pero fue derrocado meses más tarde por el Ejército. Recuperó la Presidencia en 2000, pero fue nuevamente derrocado por la fuerza y expulsado del país cuatro años más tarde.

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