
La mención tuvo lugar en un acto en el que el mandatario venezolano
concedió reconocimientos a los jefes militares de las Regiones de
Defensa Integral (Redi), comandos recientemente constituidos siguiendo
el modelo cubano. “Hay que informar más al pueblo sobre la verdad de lo
que es el desmoronamiento de una clase política absolutamente
corrompida”, insistió el sucesor de Hugo Chávez, refiriéndose al caso que implica al extesorero del gobernante Partido Popular (PP) español, Luis Bárcenas. “Están privatizando la salud, la educación, las pensiones. ¡un 25% de desempleo, un 53% de desempleo entre los jóvenes!”.
Recordó que el diputado de la oposición venezolana, Julio Borges,
líder del centroderechista partido Primero Justicia (PJ), se había
fotografiado en alguna oportunidad con “esos bandidos que ahora están
presos”, en alusión a funcionarios del partido oficialista español.
Además de la afinidad ideológica que el chavismo cree rastrear entre Primero Justicia —agrupación a la que está afiliado el excandidato presidencial Henrique Capriles Radonski—
y el Partido Popular, el gobierno de Caracas viene denunciando a través
de su red de medios de información y propaganda que el empresario
gallego Manuel Jove Capellán —al que identifica como “gran financista”
del PP— y el grupo empresarial Veta constituirían una fuente de
financiamiento para las acciones de desestabilización contra el régimen.
En abril pasado, el gobierno de Rajoy pareció vacilar de dar el
reconocimiento a la presidencia que Maduro acababa de asumir el día 19
de ese mes. Maduro fue proclamado ganador de las elecciones
presidenciales con un escaso uno por ciento de ventaja sobre Capriles
Radonski, un resultado que la oposición impugnó. Cuando el canciller
español García-Margallo dio señales de que preferiría esperar a que la
situación política en Venezuela se aclarara, el nuevo presidente
chavista exigió a Madrid rectificación y disculpas so pena de “darle la
respuesta adecuada”.
La intervención de este sábado de Maduro representa una verdadera
escalada del bolivarianismo revolucionario en su frente internacional.
Durante el evento militar, el presidente venezolano criticó la recepción
ofrecida en Santiago de Chile por el presidente Sebastián Piñera y
personalidades a las que calificó de “pinochetistas”.
Aún más tajante lució ante Estados Unidos. Advirtió al gobierno de
Obama que daría por terminadas “las relaciones con Estados Unidos y me
planto ante el imperio”. La reacción obedece a las recientes
declaraciones de la nueva embajadora de Washington ante las Naciones
Unidas, Samantha Power, en las que anunció que lucharía “contra las
políticas represivas” de los gobiernos de Cuba y Venezuela. “Mi política
es tolerancia cero frente a las agresiones de los gringos […] Hagan con
su imperio lo que quieran pero con Venezuela no se metan más”, expresó
Maduro.
Casi en simultáneo, el ministerio de Relaciones Exteriores emitió un
comunicado en el que anuncia que “La República Bolivariana de Venezuela
da por terminados los procesos iniciados en las conversaciones de
Guatemala [con el secretario de Estado, John Kerry], que tenían por fin
la regularización de nuestras relaciones diplomáticas” con Washington.
Los medios oficiales en Venezuela dieron enseguida gran difusión a
las amenazas vertidas por Maduro, lo que parece indicar que se trata de
un giro deliberado en la política exterior y no de un rapto momentáneo
del mandatario.
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