España pierde población extranjera por primera vez. Nunca había
ocurrido, al menos desde el año 1996 —el primero con datos comparables—.
Lejos quedan los tiempos en los que se registraban centenares de miles
de llegadas cada año. Según los datos del padrón continuo que ayer
difundió el Instituto Nacional de Estadística (INE), al iniciarse el año
pasado residían 5.736.258 extranjeros, 15.229 menos que al comenzar
2011. La comunidad de Madrid fue la gran protagonista del descenso. A lo
largo de 2011, cinco comunidades perdieron población total: Galicia,
Castilla y León, Canarias, Extremadura y Asturias.
Los expertos quitan hierro a la bajada de extranjeros. “Es escasísima
tras cinco años de crisis muy dura”, plantea el demógrafo Antonio
Izquierdo, de la Universidad de A Coruña. Su colega en la Complutense
Joaquín Arango pone en tela de juicio los datos del INE. “Las cifras del
padrón no se compadecen con las del censo ni en el caso de los
españoles ni en el de los extranjeros, pese a estar hechos prácticamente
en la misma fecha”, critica.
La caída total de la población foránea tiene varios motivos: el
descenso de las llegadas, las nacionalizaciones y las salidas —hacia
otros países o regreso al país de origen—. Aunque también pueden
producirse estos dos últimos fenómenos a la vez. Desde 1999 y hasta
septiembre del pasado año, 740.444 extranjeros han logrado la
nacionalidad española, según el Ministerio de Justicia. Las concesiones
superaron por primera vez las 100.000 anuales en 2010 (123.597). En 2011
cayeron a 114.597.
A efectos de padrón, los nacionalizados cuentan como españoles. Son,
sobre todo en el caso de los latinos, “una transfusión sanguínea a la
cifra de españoles”, según el demógrafo Izquierdo. “La pequeña variación
del número de extranjeros no quiere decir que se estén yendo. Se puede
explicar con creces con las naturalizaciones”, afirma Arango.
La población autóctona al comenzar el año pasado solo había aumentado
en 90.057 personas, hasta situarse en los 41.529.063 (0,22% más). Esta
cifra incluye también el saldo positivo de los nacimientos frente a las
muertes. El total de habitantes a 1 de enero de 2012 era de 47.265.321.
Entre las 20 nacionalidades con mayor presencia, las bajadas más
fuertes corresponden a los latinoamericanos —entre los que se registran
más naturalizaciones—. La mayor es la de los ciudadanos de Ecuador:
52.536 personas menos, con lo que la cuarta colonia en importancia se
sitúa ahora en 308.174 personas (14,6% menos). En segundo lugar se
sitúan los colombianos (26.831 menos, caída del 9,8%), ahora 246.345 en
España. A ellos se suman bolivianos (6,6% de descenso), argentinos
(9,5%), peruanos (7,5%) y brasileños (7,2%). Solo dos nacionalidades
latinas aumentan ligeramente: paraguayos y dominicanos.
Los rumanos continúan como la colonia más abundante: 897.203 personas
(3,6% más). La mayor subida relativa es la de paquistaníes (79.984, el
14% más) y chinos (177.001, el 5,9%). Más de cuatro de cada diez
foráneos son ciudadanos de la Unión Europea (42,6%).
La presencia de extranjeros en 2011 fue estable en casi toda España.
Solo tres comunidades registraron un descenso, que fue liviano en dos de
ellas: Murcia y Navarra. En cambio, Madrid rompió los moldes: perdió
52.531 residentes de nacionalidad no española (ahora son 1.015.054, el
15,62%). “Esto se puede deber a la redistribución normal de la
inmigración, que llega a los grandes núcleos y luego se reparte hacia
otras zonas, a lo que se sumaría que esa comunidad haya dejado de ser
hospitalaria con el extranjero. Madrid exporta inmigrantes, lo que no
ocurre con Cataluña”, plantea Antonio Izquierdo. “Las cifras de Madrid
son un enigma mayúsculo que desafía la credibilidad de los datos del
INE”, asegura Arango.
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